- Lo mismo que la composición química y el grado de humedad que hay en el suelo se refleja en lo que crece sobre él, los peinados anuncian las ideas
que bullen bajo los cabellos.
Nunca hubo tanta cabeza despeinada
como ahora; sobre todo si se las compara con los peinados imperantes en España a mediados del siglo XX.
Aquellos marciales cortes de cabello, aquella gomina imperecedera y aquellos peinados hacia atrás que convertían la frente
en paredones confirman, sin la menor duda, que al peine se le encarga la alta misión de hacerle renglones a la cabeza para que no podamos escribir fuera del sistema.
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