Reina republicana (26)
Perenne soledad de la campana
presa en su campanil, tan expuesta
al frío y la flama como presta
para repicar desde su ventana,
sumándose con gozo a la fiesta,
o doblar por una muerte cercana.
Ya sea de corte o aldeana,
a golpes de badajo manifiesta
la diaria actualidad parroquiana
sin que haya una voz más honesta,
más rotunda y menos charlatana.
Vela en su atalaya enhiesta,
de la que es reina y sacristana,
sin echar al vuelo una protesta
ni reclamar trato de soberana.
Habla, pero no espera respuesta
pues conoce bien el alma humana.
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