Cafetería de la Real Academia de la Lengua, en Madrid, rompeolas de todos los acentos.-
vaso de leche.
- ¡Marchando! Un vaso de leche para la mesa cuatro.
- ¡Con leche claro!
Cafetería de la Real Academia de la Lengua, en Madrid, rompeolas de todos los acentos.-
Mirada atrás
José Joaquín Rodríguez Lara
Si yo pudiese volver
sobre mis pasos borrosos
volvería para beber
las lágrimas de tus ojos.
Candiles de tus mejillas,
carbones hechos de fuego,
¿dónde habrá maravillas
más parecidas al cielo?
¿Dónde noches tan brillantes,
dónde llantos tan risueños,
dónde pupilas tan grandes,
dónde mares tan pequeños?
Si yo pudiese volver.
¡Qué pena! ¡Qué lástima! ¡Qué mala suerte!
José Joaquín Rodríguez Lara
Los Juegos Olímpicos 2024 que se desarrollan en París y en otros enclaves franceses están confirmando, una vez más, que el gran atractivo del deporte no está en la victoria, sino en la posibilidad de ganar.
Las victorias inesperadas son el gran atractivo de cualquier competición deportiva. Si el favoritismo asegurase el triunfo, el deporte no sería una competición. Serían unas elecciones colombianas para reeeeeelegir, es un decir, a Maduro, el tal Nicolás.
Afortunadamente, el deporte no es una ciencia exacta. Se gana y se pierde en función de numerosos factores. Ocurre así en todos los países e islas diminutas. Salvo en España. Las y los deportistas españoles sólo pierden por mala suerte. ¡Qué pena! ¡Qué lástima! ¡Qué mala suerte! Lo asegura el gran equipo de voces profesionales de Televisión Española. Su trabajo deja mucho que desear. Con fallos, silencios, micrófonos inexplicablemente abiertos y broncas en directo que ni se justifican ni conllevan disculpas. Aunque sean mínimas. ¡De pena! ¡Qué mala suerte! ¡Qué lástima! Y no son gajes del directo. Son consecuencias de la impericia. Tanto técnica como oral.
Primero nos convocan a presenciar en directo la consecución garantizada de las presuntas medallas, incluso antes de que se inicie el partido, el combate, la carrera... Lo que sea. Y luego nos subrayan la derrota con los consiguientes ¡qué pena!, ¡qué lástima!, ¡qué mala suerte! Vender la piel del oso antes de abatirlo es lo que tiene.
Estoy convencido de que el periodismo es ir, verlo y contarlo. Ir han ido. Faltaría más. Verlo, como el valor a la tropa, se supone que lo han visto. Ahora, contarlo... No lo cuentan. Lo anticipan. Lo anuncian. Lo presuponen. Lo vaticinan. Porque dar por seguro lo que va a pasar cuando aún no ha ocurrido, aunque el guion esté prácticamente cerrado y sellado, no es periodismo es el timo de la estampita. ¡Mira cuantas medallas tengo! ¡Muchas, muchas! ¡De oro, de plata, de bronce, de pena! ¡Qué lástima! ¡Qué mala suerte!
Letras del macrovertedero
El tío del vertedero,
¡ay que salero!
puso este hombre puñetero
cuando a su pueblo traicionó.
Es un pueblecito alfarero
y ganadero
que siempre vivió y vive
de los cacharros
y de los guarros
que en su dehesa
engordó.
Salvatierra se llama,
Salvatierra de los
Barros,
humilde donde los
haya,
siempre amarrado al
tajo
y con la frente muy
alta.
El tío del vertedero,
el que engañó a sus
compañeros,
sabe que trabajar no
da dinero
y que meter la mano
mancha.
No precisa vertederos
este pueblo de arrieros
y buen vino de pitarra;
no precisa vertederos,
sólo salud y trabajo,
empleo para sus
hijos
y fuerzas para
criarlos.
Y fuerzas para criarlos
sin tener que cuidarlos
entre basuras ajenas,
que dejan riquezas muy lejos
y aquí traen hedores
y penas.
¡Salva tu tierra, sálvala!
Salvatierra no quiere,
ni ha querido ni
querrá,
camiones recargados
con porquería
industrial,
con porquería
industrial
envuelta para
regalo.
¡Salva tu tierra, sálvala!
Salvatierra no quiere,
ni ha querido ni
querrá
el dinero que no se
ha ganado,
ni la mierda que no
ha causado
ni causa ni causó ni
causará.
¡Salva tu tierra, sálvala!
Con soniquete de Las Grecas,
grandes y maravillosas
Te estoy llamando locameinte
pero no lo coges y me haces sufrir.
Quisiera que me respondieras
agarra el chinflorio
y habla por aquí.
No quiero no esperar,
no quiero un sinvivir,
lo que quiero es que me expliques
lo que te ha pasao
que pasas de mí.
Lo que quiero es que me expliques
lo que te ha pasao
que pasas de mí.
Coge el teléfono,
coge el teléfono,
coge el teléfono,
me cago en tus muertos.
Laila, laila, laila,
laila, laila, laila,
laila, laila sí.
Laila, laila, laila,
laila, laila, laila,
laila, laila sí.