Una moción de censura empieza a tener consecuencias desde el mismo instante en el que se anuncia su presentación y con tal trascendencia que, ese mera circunstancia, justifica que se intente analizar con minuciosidad no sólo sus efectos, sino también sus causas. El análisis no puede limitarse a la lectura de los motivos incluidos en el documento de la moción; ni tampoco en las explicaciones dadas por quienes la presentan.
La política no es competencia exclusiva de los políticos, sino que nos compete a todos los ciudadanos. Lo que un político haga o deje de hacer repercute en el conjunto de la sociedad. Sobre todo si se trata de un moción de censura como la que acaba de presentar el Partido Socialista contra José Antonio Monago; una moción que, si prosperase, no sólo acarrearía un cambio de presidente de la Junta y de los consejeros, directores generales y otros altos cargos, sino una reforma muy profunda de la administración regional y de la mayoría de las acciones de gobierno que están en marcha.
LA POLÍTICA NO ES COSA DE POLÍTICOS
Guillermo Fernández Vara, candidato a ocupar el puesto de Monago, lleva varios días explicando las razones que le han llevado a presentar la moción de censura y a ofrecerse como candidato a presidir el Gobierno de Extremadura. Son sus razones, pero dan la sensación que no son todas las razones. Ni siquiera las principales.
Cualquier ciudadano tiene el derecho a interesarse por todos y cada uno de los motivos de una moción de censura, a preguntar y hasta a responderse a sí mismo si no le responden o la respuesta que se le da no le convence. La política es un asunto demasiado importante, y caro, para dejarlo exclusivamente en manos de los políticos.
Como periodista y como ciudadano le he preguntado al candidato Guillermo Fernández Vara y a otros destacadísimos políticos extremeños, socialistas y no socialistas, por las causas de la presentación de la moción de censura y no he recibido una respuesta que termine de convencerme. Por eso me pregunto a mí mismo por los motivos y, especialmente, por el detonante de la moción. Tampoco me satisfacen mis respuestas, lo confieso, pero no les doy menos valor que a la mayoría de las que están circulando.
EL BAILE
No me extraña que el PSOE presente una moción de censura, pues está en su derecho; me extraña que no aceptase hacerlo antes y, sobre todo, me asombra que lo haga ahora. A finales de octubre del año pasado, con motivo de la tramitación parlamentaria de los presupuesto regionales para este año, el grupo regionalista PREX/CREX, que tiene dos escaños, desgajado del grupo socialista poco tiempo antes, le pidió al PSOE, con el que había compartido bancada durante más de media legislatura, que presentara una moción de censura, pues es la única formación que ahora mismo tiene suficientes escaños para hacerlo, y que elaborase unos presupuestos diferentes, ya que en el caso contrario lo sensato era intentar mejorar el texto presentado por el Gobierno. Los socialistas rechazaron la solicitud de sus antiguos socios. Pueden argumentar los diputados socialistas que ellos bailan cuando quieren y no cuando les invitan a bailar. Pero es que ahora son precisamente ellos, los diputados del PSOE, con Vara a la cabeza, los que quieren sacar a bailar a los mismos regionalistas cuya invitación despreciaron. ¿Por qué? ¿No era más fácil empezar entonces a hacerle frente a los problemas (pobreza, deuda, paro, divergencia, injusticia, desigualdad...) que el PSOE incluye en su justificación de la moción de censura que hacerlo ahora? ¿Era en octubre menos urgente la necesidad de cambiar el rumbo de Extremadura que lo es ahora, cuando los indicadores macroeconómicos empiezan a ofrecer datos y hasta rumbos que, si no resultan plenamente satisfactorios, al menos son alentadores? ¿Va a ser verdad, como acaba de afirmar la vicepresidenta Cristina Teniente en el Parlamento extremeño, que el PSOE presenta ahora la moción de censura precisamente para frenar esos indicios de recuperación? ¿O es que Vara ha esperado a que empiece a amainar la tormenta para tratar de acceder al Gobierno en una coyuntura más favorable para sus intereses, dejándole lo peor del aguacero a Monago?
¿VARA QUIERE GOBERNAR?
¿De verdad quiere el PSOE volver a gobernar Extremadura en estos momentos, aunque sea en una situación de crisis, con unos Presupuestos que desaprueba y no puede cambiar, echándose en los brazos de dos grupos minoritarios (IU/Verdes y PREX/CREX) y comprometiéndose a cambiar el panorama económico y social en un santiamén? ¿Qué tendrá que darle el PSOE a IU y a PREX/CREX para que le ayuden con todas sus fuerzas a gobernar, comprometiéndose a sufrir el desgaste que ello conlleva en vísperas de las elecciones? ¿Bastará con un par de consejerías? Se suele decir que IU/Verdes apoya al PP/EU, pero lo cierto y verdad es que se limita a dejarle gobernar. IU se abstuvo en la investidura de Monago, permitiendo que gobernase la lista más votada, y apoya la ley de presupuestos, que son la llave de cualquier gobierno, ya que sería estúpido dejar que alguien llegue al Gobierno para luego no dejarle gobernar. Pero IU/Verdes vota muchas veces a favor del PSOE y, como grupo parlamentario en la oposición, mantiene una actitud crítica hacia el Ejecutivo de Monago. Al PSOE, en cambio, tendría que defenderlo a capa y espada, continuamente. Y lo mismo tendría que hacer PREX/CREX, pues de lo contrario, los 32 escaños del PP/EU tendrían maniatado al gobierno de Vara, que sólo cuenta con 28 diputados y necesita otros 5. Ni uno más ni uno menos.
¿De verdad quiere el PSOE volver a gobernar Extremadura ahora o, conocedor de las dificultades a las que debería enfrentarse antes y después de la moción, sólo pretende aprovechar el rebufo mediático de la iniciativa? ¿La moción es un test del PSOE para medir la resistencia de Vara o un intento de reactivar su imagen para objetivos todavía no desvelados? ¿Cómo es posible que Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que postula a Eduardo Madina como sustituto de Rubalcaba y pide una reorganización del PSOE, haga unas declaraciones argumentando que la moción puede triunfar porque "Extremadura está en una depresión profunda". Ibarra, que llevó de la mano a Vara hasta la presidencia de la Junta y fue su principal crítico después, ¿quiere llevarle a más altas empresas o hundirle definitivamente, apartándole de unas primarias a las que Vara dice estar dispuesto a concurrir y en las que Ibarra no confía?
EL DETONANTE
¿Y cuál ha sido el detonante de la moción de censura? ¿Qué gota ha colmado el vaso? ¿Qué mano mece esta cuna?
Argumenta Vara que si Monago le hubiese aceptado algunas de las propuestas que le planteó en el debate sobre el estado de la región él no hubiese presentado la moción de censura. No pongo en duda que diga la verdad, pero sí afirmo que me parece un argumento insuficiente y una actitud premeditada. Vara fue al debate con la moción bajo el brazo, firmada por todo el grupo. El gesto tiene más de ataque preventivo que de reacción. Además, los desencuentros entre el Gobierno y la oposición son usuales en cualquier parlamento. Incluso cuando entre ambas partes hay menos distancia ideológica de la que separa al PP del PSOE. Se gobierna con el programa propio, no con el de la oposición. Lo inusual es que el Gobierno y la oposición vayan de la mano. Eso es lo raro. Mucho más raro que el hecho de que canten juntos el nuevo himno del Club Deportivo Badajoz. Y el PSOE lo sabe, pues tras el arrollador triunfo electoral de Felipe González en 1982, la oposición pasó varias legislaturas torturada en el potro del ninguneo. ¿O es que ya nadie se acuerda del famoso rodillo socialista? ¿Y acaso nadie visitó la Asamblea de Extremadura durante los gobiernos egemónicos de Ibarra?
Yo no sé cual ha sido el verdadero detonante de la moción. Si lo supiera lo diría y si lo averiguo lo contaré. No obstante, tengo la impresión de que, por la forma en que se ha gestado, a espaldas de los grupos minoritarios, por lo difícil que será que prospere, por la ingente tarea que tendría ante sí Vara si prosperase, por la estrechez del calendario y por el riesgo inherente a despojar a Monago de la Presidencia, incrementando su actividad regional y nacional y liberándole de ser la diana de todas las críticas de la ciudadanía insatisfecha, tengo la impresión, repito, de que con la moción no se intenta robar el fuego sagrado del poder, sino alumbrarse y calentarse, que fuera hace mucho frío hasta en verano.
Porque la explicación de que el objetivo socialista es asar vivos a los tres diputados de IU/Verdes tampoco me convence. Pedro Escobar, Alejandro Nogales y Víctor Casco no van a perder con una votación más de lo que hayan podido perder, si es que lo perdieron, durante lo que va de legislatura. Y, además, no solo pueden escapar de la hoguera por sus propios medios, sino que hasta pueden poner en la parrilla a los socialistas.
Pero, en cualquier caso, Vara y el PSOE ejercen su derecho, aunque sus razones suenen a sinrazón.
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