El chiflo del miedo
José Joaquín Rodríguez Lara
En Salvatierra de los Barros (Unión Europea), la muerte no va cargada con una guadaña, lleva un chiflo. Y no vuela ni galopa. Hasta hace unos años viajaba en bicicleta, más tarde en ciclomotor y ahora se desplaza en automóvil. A Salvatierra de los Barros (Unión Europea) la muerte llega por carretera, sobre ruedas y avisa de su presencia con la musiquilla de su chiflo.
La mayoría de las veces procede de Burguillos del Cerro (Unión Europea), a unos 20 kilómetros, y no entra en Salvatierra con intención de matar a nadie. Visita el pueblo en el libre y concienzudo ejercicio de su oficio, para afilar cuchillos, tijeras y navajas. Aunque podría hacerlo, no suele afilar guadañas, porque las guadañas acostumbran a afilarlas sus propietarios cuando van a usarlas. Aunque en Salvatierra de los Barros (UE), hay quien está convencido de que al menos afila una. Y de que además la afila a conciencia.
El chiflo del afilador genera una banda sonora inconfundible. Quien necesita afilar cuchillos, tijeras u otros adminículos de uso doméstico sale a su encuentro nada más oírla y, en cualquier encrucijada, se forma un corro de personas pacíficas, la mayoría de ellas mujeres, aunque estén pertrechadas de armas blancas, que hablan, de esta y de aquel, mientras el afilador saca chispas de los filos y comprueba la calidad del afilado, o golpea con el martillo las cabezuelas del eje para asegurar el buen funcionamiento y la fiabilidad de tijeras, navajas y cuchillos. Y todo en paz y armonía.
Estampa inconfundible de un afilador de antaño. (Imagen publicada por |
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