Cajetilla para tres
José Joaquín Rodríguez Lara
Remigio ya no roba pitillos y
todo el trajín es para mí. Se niega a fumar tabaco de muerto. Lo hacía por la
mujer, pero se ha cansado. Yo no. Me asusta imaginarla llorando porque
faltan colillas o sobran cigarrillos. Prefiero que todo siga como siempre: “Mira,
Norberto, bien sabe Dios que a mí no me escuece, pero fumas demasiado. Haz un
poder, hombre, haz un poder. Bueno, te traigo tu cajetilla de cada viernes. No fumes dentro. ¡Y no tires las colillas en las flores, que ni con Saquito le saco la
peste a tu lápida!”
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