Sócrates y la negra sombra del euro
José Joaquín Rodríguez Lara
Mario Gas y Alberto Iglesias firman el texto de 'Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano' que acaba de estrenarse en el Teatro Romano emeritense. Es el segundo estreno del 61 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y el segundo montaje -el primero fue 'Medea', con texto de Vicente Molina Foix- en el que se aborda el mundo clásico con una obra nueva. Sobre todo en el caso de 'Sócrates'.
Hasta ahora lo que se acostumbraba a hacer en Mérida era reescribir la obra, o las obras, de los clásicos, manteniendo el título y el nombre del autor, que ya no puede reclamar sus derechos, ni económicos ni literarios, y destrozarla con el pretexto de actualizarla, tanto en el lenguaje (haciendo que la sordomuda no pare de hablar, por ejemplo), en el vestuario (cambiando las togas por uniformes nazis, generalmente) o en la escenografía, llenando la escena del Teatro Romano de automóviles, neumáticos o cualquier otro objeto que descontextualice el mensaje original.
En 'Sócrates' no ocurre casi nada de esto. Y es de agradecer. Se trata de una obra nueva, basada en documentos históricos, lógicamente, que aporta su grano de arena a la amplia, pero también limitada, panoplia de textos teatrales sobre el mundo clásico.
Aunque sólo sea por esto, por ver un 'clásico de hoy mismo', ya merece la pena asistir a la representación de 'Sócrates'. Si además el protagonista es el gran José María Pou, la asistencia está más que justificada.
José María Pou y Carles Canut en los papeles de Sócrates y Critón. (Fotografía de Jero Morales.) |
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