domingo, 24 de septiembre de 2017

El erizo


José Joaquín Rodríguez Lara



El erizo es uno de esos animales que, para la gran mayoría de los seres humanos, habitan justo en la línea que separa a la indiferencia del menosprecio.


Sus crías son preciosas y los adultos no son feos, pero entre que te da la espalda y se hace una bola si te acercas demasiado a ellos y que no resulta agradable acariciarlos, el erizo no tiene muchos amigos en el mundo de los seres humanos.


En el campo se cree que la eriza en celo envenena la hierba por la que pasa y puede matar a vacas, ovejas y otros herbívoros si pastan sobre el rastro. Seguramente es por eso que no se le quiere mucho.


Aunque hubo un tiempo en el que se apreciaba su carne. Y no por necesidad. Más parece haber sido por puro placer gastronómico. Como ocurre en las ranas. En casa tengo un recetario en el que se enseña a cocinarlo.


Afortunadamente para el erizo, no creo que aún se cace para comérselo.


Algunas personas lo tienen como animal de compañía. En Internet abundan los consejos sobre su alimentación. Curiosamente, aunque es un animal insectívoro y frugívoro, se aconseja suministrarle pienso seco para gatos, a pesar de que en su hábitat natural, los erizos cazan y comen grillos, ciempiés, alacranes y hasta víboras.


Así que ya lo sabe: si ve un erizo en la carretera y lo atropella, habrá matado usted a un amigo.






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