Vox ha obtenido doce escaños en el Parlamento andaluz y tal parece que se hubiesen abierto las entrañas de la tierra de María Santísima y un volcán hubiera vomitado su lava calcinante en mitad del antiguo hospital de Las Cinco Llagas, sede de la Cámara legislativa andaluza, en Sevilla.
Mientras le hacen la autopsia a las elecciones, en las tertulias forenses se habla de la irrupción de la ultraderecha, como si los resultados fuesen producto de un accidente y no del descontento generalizado que hay en buena parte de España en contra de los políticos gobernantes que parten, reparten y se llevan la mejor parte, y hasta contra los que no consiguen gobernar. Por ejemplo, el PP andaluz. Lo de Vox se veía venir y puede que el estallido de su traca sociopolítica no haya hecho nada más que empezar.
¿Los doce escaños de Vox son producto de la corriente ultraderechista que recorre Europa?
Puede ser, pero no exclusivamente. Es posible que lo que ocurre en otros países le haya dado un impulso, pero no creo que se haya producido una explosión por simpatía. La ultraderecha lleva mucho tiempo prosperando en Europa y Vox acaba de germinar.
A Vox le ha puesto en pie la indignación del electorado contra los gobernantes y cogobernantes del PSOE, del PP, de Podemos... Vox se ha amamantado con las decisiones de Susana Díaz, con su modo de vivir soldada al cargo y tan alejada de las necesidades de su ciudadanía, que hasta buena parte de su incondicional electorado la ha abandonado. Tan quintaesencia del poder parece sentirse la gobernante andaluza que propicia la mayor derrota electoral del PSOE en Andalucía y, en vez de hacer autocrítica o, incluso, dimitir, se sube a la tarima para encabezar el parapeto contra “la ultraderecha”. Antes muerta que sin silla. Cualquier cosa antes que reconocer que la llegada de Vox al hospital de las ya ‘Doce + Cinco Llagas’ es, en buena parte, demérito suyo y de su secretario general, Pedro Sánchez, al que no le molesta, sino todo lo contrario, gobernar gracias a los independentistas presos en las cárceles y que, en un alarde de brillantez estratégica, se empeña en enterrar definitivamente al franquismo desenterrando a Franco. Esa y otras actuaciones igualmente brillantes de Sánchez, de Antes y de Durantes han encendido la mecha de “la ultraderecha” que estaba sepultada y bien sepultada en la historia sin memoria.
¿Y, a todo esto, hay que tenerle miedo a Vox?
Por ahora no. ‘La ultraderecha’ es, o al menos era, otra cosa y quien sintió el asesinato de los abogados laboralistas de la calle Atocha, quien pasó por las cárceles franquistas, quien sufrió interrogatorios en la Dirección General de Seguridad o a quien, simplemente, se le aporreó con saña en plena calle mientras trataba de huir de ‘los grises’ montados en caballos o se sintió perseguido, con el mismo fin, por los Guerrilleros de Cristo Rey, lo sabe. Lo sabe muy bien.
Lo que más miedo debe dar de la ultraderecha actual es que los gobernantes ‘constitucionalistas’, que dice Susana Díaz, sigan cometiendo los mismos errores que han sacado de la zanja a Vox y han llevado su voz al Parlamento andaluz. Eso sí que debe dar miedo.
(Octogésimo primer artículo publicado en extremadura7dias.com,
No hay comentarios:
Publicar un comentario