En Salvatierra de los Barros nunca hubiera pasado
José Joaquín Rodríguez Lara
Badajoz, 20:30 horas del martes, día 12 de marzo.
A las numerosas personas que en ese momento están en Valdepasillas, barrio de la capital pacense, las sacan a la calle o las paran sobre la aceras las insistentes sirenas y los destellos luminosos de las luces de emergencia.
Al menos cuatro vehículos de los bomberos -tres camiones, alguno de gran tamaño, y una furgoneta todo terreno-, así como dos vehículos de la Policía Local avanzan por la avenida Godofredo Ortega y Muñoz. Van buscando un incendio, pero no ven fuego ni humo y pasan de largo, dejando atrás el lugar en el que se requiere su presencia.
Una vez que retroceden y cuando ya se disponían a desplegar escalas y a tirar de mangueras descubren lo que pasa: en la cocina de un piso de la planta quinta, en el número 21 de la avenida que honra a uno de los más grandes pintores extremeños, han estado friendo pescado. Para eliminar el mal olor, han prendido una vela aromática y la han dejado arder en la cocina.
La familia ha salido de la vivienda y un vecino, alarmado por el resplandor de la vela, sin ver el diminuto tamaño de la llama, ha llamado al piso. Como estaba vacío en ese momento y nadie le ha respondido, su alarma ha subido de tono y ha avisado a los bomberos que rápidamente han llegado al lugar de los hechos, lo mismo que la Policía y muchas personas.
Todo el mundo se ha llevado un feliz chasco: ¡falsa alarma! ¡No hay incendio! Y así, poco a poco, la calle ha quedado despejada.
En Salvatierra de los Barros, provincia de Badajoz, nunca hubiese pasado una cosa así. En Salvatierra no causa alarma el resplandor de las velas. ¡Ni siquiera de las velas aromáticas!
Los habitantes de Salvatierra están requeteacostumbrados a la luz mortecina de las velas. El suministro de energía eléctrica se corta en Salvatierra de los Barros con una frecuencia inusitada sin que ni a Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta, ni a Miguel Ángel Gallardo, presidente de la Diputación de Badajoz, se les caiga la cara de vergüenza por gobernar una una región y una provincia en la que hay pueblos, como Salvatierra, con un suministro eléctrico tercermundista.
Y todo esto ocurre en una región que exporta energía eléctrica para que Madrid y otras grandes ciudades se alumbren divinamente.
Los habitantes de Salvatierra están tan acostumbraos a las velas como a votar una vez y otra sin que los políticos que se amamantan con el dinero público les solucionen su gravísimo problema.
En Salvatierra se confía muchísimo más en las velas que en los Vara y Gallardo. Así que el resplandor de una vela nunca causará alarma en Salvatierra.
Lo que alarmaría a sus habitantes es que las bombillas iluminasen correctamente durante un día entero. Aunque sólo fuese un día.
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