Solapar las competiciones deportivas, una posible solución al parón del coronavirus
José Joaquín Rodríguez Lara
Defunciones, dificultades respiratorias, tos seca, fiebre alta, pérdida del gusto y del olfato, erupciones cutáneas… Cada día se conoce un poco más del coronavirus covid-19 y de sus síntomas.
El más grave de todos es sin duda la muerte. El que tendrá una mayor repercusión en el futuro tal vez sea la depresión económica. Y el más extendido, la parálisis. El covid-19 ha parado el mundo. Su poder infeccioso es tan enorme que ha obligado a que se paren hasta las personas a las que no ha infectado. Muy pocos son los sectores a los que el coronavirus ha acelerado. Servicios fúnebres, producción de material sanitario y poco más.
El mundo está atascado y hay parcelas de la actividad cotidiana que no saben cómo salir del barrizal. El deporte es una de ellas. ¿Cómo reanudar las competiciones? ¿Cómo poner fin a las ligas? ¿Cómo decidir los equipos campeones, los que ascienden, los que descienden, los que deben acceder a las competiciones continentales? No es que falten soluciones, es que todas parecen injustas y cuesta decidirse por una de ellas, aunque sea la menos mala.
Como ciudadano, como aficionado y como profesional del periodismo, recientemente jubilado pero todavía interesado por la actualidad, me pregunto si no sería lo mejor considerar el parón deportivo causado por el covid-19 un ‘tiempo muerto’ en las competiciones deportivas. Es decir, que las ligas y las demás pruebas y torneos se reanuden, justo en el punto en el que se pararon, cuando la situación lo permita, sin que se produzcan ascensos, descensos ni otros cambios semejantes.
Si, por calendario, llega el momento de comenzar una nueva competición sin que se haya completado la anterior, por ejemplo las ligas de fútbol, deberían solaparse los dos campeonatos, que mantendrían los mismos contendientes, ya que no se habrían producido ni ascensos ni descensos.
El nuevo campeonato debería comenzar con la estructura del campeonato no concluido, que se situaría al inicio de la nueva competición, sorteándose solamente los enfrentamientos de las demás jornadas. De esta forma y en esas primeras jornadas, cada partido y cada resultado del nuevo campeonato valdrían para esa competición y para la anterior.
Así, en muy pocas semanas se habrían completado las ligas suspendidas y se estaría jugando una liga nueva. Por supuesto, los títulos de campeón correspondientes a las competiciones paradas por el covid-19 serían meramente honoríficos y sólo tendrían valor estadístico. No habría ascensos ni tampoco descensos y diputarían las competiciones continentales los clubes que se hubiesen clasificado para ellas en los torneos anteriores al estallido de la pandemia.
Con esta solución no se crearían agravios comparativos entre clubes y la pandemia sería considerada como lo que es, una trágica pesadilla que nos hizo perder el sueño, también en el deporte, pero que no debe impedirnos volver a poner el mundo en marcha, aunque sólo sea como homenaje y tributo a quienes desgraciadamente no lograron despertar de ella.
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