La decisión de Pedrerol
José Joaquín Rodríguez Lara
El periodista de deportes Josep Pedrerol se queda. Se queda con su empleo y con el público que se había propuesto echarle. Ha dejado al respetable que ya le veía en la calle con un par de narices.
Pedrerol, alma vida y corazón de El Chiringuito de Jugones y de Jugones de El Chiringuito, anunció, allá por noviembre del año 20, que si Sergio Ramos, capitán del Real Madrid, y Lionel Messi, capitán del Barcelona, dejaban el fútbol español él dimitiría. Ignoro si usted lo sabe pero los dos se han ido, a París. Hasta la audiencia le ha exigido a Pedrerol que cumpla su palabra y dimita -como refleja una encuesta del propio Chiringuito-, mas el periodista se queda.
Se queda, pero retratado. Pedrerol es un buen profesional del periodismo y un fenómeno de la televisión. La televisión, o es espectáculo o no es televisión. Y en su Chiringuito, que más parece una barraca de feria -dicho sea con todo el respeto para los fenómenos que la habitan-, Pedrerol cocina platos espectaculares combinando la información, la opinión, la especulación, la actuación, la religión, la conmoción, la divulgación, la irrisión... Hay quien a esta receta la llamaría Pedrerol con cosas. Para mí es mucho más; es televisión, es diversión, es pura evasión. Y, por supuesto, no carece de periodismo.
Hay que trabajar mucho y tener gran olfato profesional para ofrecer un producto que congregue a centenares de miles de personas en todo el mundo a unas horas tan intempestivas.
Pedrerol es un buen profesional, pero, claro, también se equivoca. Lo hizo al supeditar su carrera profesional a factores -la marcha de Ramos y de Messi- que no puede controlar. Un cosa es apostar para intentar ganar y otra muy distinta hacerlo para perder, pues no hay ganancia posible. Pedrerol no ganaba nada, nada, con la continuidad de ambos jugadores y lo perdía casi todo si terminaban marchándose y él cumplía su palabra. Y lo peor, perjudicaba muy seriamente al personal de su equipo.
Varios meses después, al anunciar que se queda con el argumento de que su afirmación fue una hipérbole, no un compromiso, ha vuelto a equivocarse. A buenas horas mangas verdes, colega. Fíate de la hipérbole y no corras, Pedrerol.
El periodista se equivocó al apostar su porvenir al futuro de dos ases, y estoy convencido de que lo ha vuelto a hacer al tirar lo naipes sobre el tapete verde y salirse del juego. Desde luego, dimitir hubiese sido una locura y una descomunal metedura de pata. Tampoco está obligado a pedir perdón o disculpas. No ha hecho algo ilegal, inmoral o que engorde. Pero debería de reconocer su error.
Le perdió la soberbia. Se endiosó. Se convirtió a sí mismo en noticia. En vez de informar con la asepsia y el distanciamiento que exige la buena praxis periodística se abrió sitio, a codazos, en el corazón del discurso informativo. Se puso al nivel inferior de otros grandes -José María García, José Ramón de la Morena...- que, en demasiadas ocasiones, actuaron convencidos de que la información eran ellos.
Sigo a Josep Pedrerol desde que le conocí en su estudio de Punto Radio, en Madrid. Me divierte y voy a continuar siguiéndole aunque él no reconozca lo que para mí es un grave error; cosa que sí hizo por algo muchísimo menos importante después de haber criticado a Zidane por no contar con Bale. "Me he equivocado. He hecho el panoli", dijo entonces. Dicen que nadie escarmienta en cabeza ajena, pero ya van dos sonados coscorrones, Pedrerol. Guárdate del tercero. Tus enemigos merecen un descanso.
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