sábado, 1 de agosto de 1998


El vareador se va

José Joaquín Rodríguez Lara


El profesor José Barea «ha cesado a petición propia», que mientras no cambien el diccionario es la única forma posible de cesar en un cargo. Además, ha dejado de colaborar con el Gobierno, circunstancia que más de uno sospechaba desde hacía tiempo, pero que el Ejecutivo ratifica por si alguien albergaba todavía alguna duda. El ministro Portavoz agradeció ayer públicamente la «extraordinaria labor» de Barea en materia presupuestaria y su nivel de coincidencia «plena y absoluta con el Gobierno» para reducir el déficit público.

El profesor Barea se ha vaciado tirando del pelotón patrio hasta las rampas más duras del euro y, ahora que España está cerca de la cima, le corresponde a los escaladores partirse el alma para llegar entre los primeros a la cumbre de la Unión Monetaria. Esa es la pura verdad. Si no se la cree, lo mismo es que está usted intoxicado. Pero ni el profesor Barea ni el Gobierno tienen culpa de ello. Bien clarito lo ha dicho Piqué: el trabajo está hecho y no hay que buscarle más explicaciones.

Barea cesa, pero no abandona. Continuará asesorando al Gobierno. Vamos, que seguirá vareando el árbol de la política económica para que no lo carcoma la molicie del déficit público ni lo barrene el gusano de la inflación. Barea no tira el palo. A partir de ahora, el profesor hará lo que ha hecho siempre, pero sin cargo. Barea vareará por libre. Quizás aumente el volumen de sus golpes, pero se oirán menos. La Moncloa lo agradecerá.


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