lunes, 1 de noviembre de 1999


El libro del futuro

José Joaquín Rodríguez Lara

El futuro del libro es una de las interrogantes que con cierta frecuencia suele plantearse el mundo de la cultura, sin que por ahora se consiga una respuesta capaz de satisfacer a todas las facciones que intervienen en el debate. Mientras algunos intelectuales opinan que el libro como formato y continente creativo tiene los días contados, pues no podrá seguir compitiendo con el cine, la televisión o los soportes informáticos, otros sospechan que el pentagrama de las palabras seguirá en vigor, ya que una de las características del formato libresco es su capacidad de adaptación a todo tipo de materiales: papel, cuero, metal, plástico...

Hay tantas diferencias entre los libros actuales -interactivos, con aroma, parlantes...- y aquellos primeros volúmenes monocromos en los que las letras, más que impresas, parecían haber sido talladas a golpe de gubia, que resulta difícil identificarlos como individuos del mismo género.

El abanico de los renglones es un superviviente a la evolución cultural. Más que preocuparse por el futuro del libro, habría que hacerlo por el libro del futuro.

sábado, 19 de junio de 1999

Generelo


José Joaquín Rodíguez Lara

Cuando los hombres de Tinelli desembarcaron en el Badajoz declararon -entre otras intenciones- que Juan Manuel Generelo era un técnico muy importante para ellos. Por lo visto hasta ahora no han cambiado de opinión.

Gene lleva varias temporadas en el banquillo. Como entrenador de plantilla, como segundo del titular, como primero -a efectos oficiales- por darle el carnet derecho a serlo y, también, como único y circunstancial responsable en los interregnos sucesorios de Miguel Ángel Lotina a Joaquín Peiró y de Toti Iglesias a Blas Ziarreta.

Generelo, que empezó entrenando a los juveniles del Plasencia allá por la temporada 89-90, que luego dirigió al C. D. Santa Isabel, de la división regional juvenil, que entrenó entre 1992 y 1995 al Badajoz de Tercera, al que hizo campeón, y que desde 1995 trabaja con el primer equipo del Badajoz, tiene un corto currículum como técnico, pero no es un recién llegado a los banquillos. Lleva años preparándose para la oportunidad que acaban de ofrecerle.

Con poco que se fijara, algo debe de haber aprendido al lado de Addison, de Maceda, de Lotina, de Peiró, de Toti y de Ziarreta. Además, no sólo ha tenido la oportunidad de practicar formas de preparación y estilos de juego muy diferentes, sino que ha estado en primera línea en momentos difíciles. Con el equipo arriba, a punto de ascender, y con el Badajoz abajo, luchando por sobrevivir.

En estos años como segundo, Generelo ha tenido la oportunidad de conocer profundamente la Segunda, pero nadie debe olvidar que también jugó durante varios años en Primera, con el Cádiz. En el Ramón de Carranza fue compañero de 'Mágico' González. Quien se haya entrenado con el salvadoreño, no sólo conoce el fútbol, sino que tiene aprobada media carrera de psicología.

Algunos grandes entrenadores -Luis Aragonés, Camacho, Valdano, Vialli, Gullit... - llegaron a la dirección de clubes importantes con muchas menos horas de banquillo de las que tiene Gene. Desde luego, habían sido grandes figuras internacionales, pero también es cierto que algunos de los mejores técnicos del mundo sólo fueron medianos jugadores.

Generelo, que nunca ha perdido como entrenador del primer equipo del Badajoz, no sólo se merece el cargo y que la suerte le amplíe su cheque al portador, sino que la afición le apoye. Sería su mejor táctica.

miércoles, 26 de mayo de 1999


El futuro llama a la puerta

José Joaquín Rodríguez Lara

El futuro regresa siempre, aunque sería más correcto afirmar que, en realidad, no se va nunca. Pero en ocasiones llama a la puerta con un énfasis especial. Eso es lo que ocurrirá en Extremadura y en Castilla - La Mancha a partir del primero de junio con la operatividad del servicio del cable de fibra óptica instalado por la empresa Telefónica Cable, en la que tiene participación el diario HOY. Será como salir de una pequeña carretera comarcal para empezar a circular por una autopista con miles de carriles. Extremeños residentes en Badajoz, Cáceres o Mérida serán llamados e invitados por Telefónica a entrar, de forma gratuita, en una nueva dimensión de la comunicación. El cable de fibra óptica -que cuando se resuelvan algunas cuestiones de estandarización todavía pendientes llevará a los hogares extremeños la televisión de alta definición-, comenzará a proporcionar dentro de muy pocos días contenidos y servicios en telefonía de alta calidad, entretenimiento, en comunicación a través de Internet y otras prestaciones que serán totalmente nuevas o muchísimo más rápidas y versátiles que las actuales.

El catálogo inicial de la empresa incluye 50 servicios. Los usuarios accederán a ellos a través de sus televisores o de sus ordenadores. Podrán tener varios enganchados al cable y en funcionamiento de forma simultánea. José María Muñagorri, consejero delegado de Telefónica Cable, afirma que en dos meses esperan contar con unos 1.500 clientes, que no sólo disfrutarán a prueba del Proyecto Imagenio sino que podrán aportar su opinión sobre el mismo para perfeccionarlo. Los abonos se harán una vez concluya esta primera fase. La integración (todos los servicios por el mismo cable), la personalización (contenidos a la medida de lo que necesite casa usuario) y la localización (el reconocimiento de las peculiaridades regionales y locales) caracterizan esta empresa.

El futuro nos espera detrás de la hoja del calendario.

viernes, 9 de abril de 1999

La corona de los 6.000

José Joaquín Rodríguez Lara


El Badajoz Caja Rural ya es campeón de la LEB. Ha ganado la liga regular, que es como ser campeón de la nada, ya que aquí lo único que vale es ganar la liga buena, la del ascenso, y esa está aún al alcance de doce equipos.

Resulta desalentador que al Círculo, que se ha llevado de calle la competición liguera, no le sirva -o al menos le valga para muy poco- todo lo mucho y bueno que ha hecho hasta ahora y tenga que pelearse por el ascenso con rivales a los que tiene muy por debajo en la clasificación. Pero así es la LEB. El último de los clasificados para la fase eliminatoria, el antepenúltimo de la fase regular que ahora expira, no sólo puede conseguir el ascenso, sino hasta proclamarse auténtico campeón de la liga. No sería la primera vez. Se repetiría esa imagen tan familiar del ciclista que, después de ir por delante toda la etapa, es cazado a pocos metros de la meta. O la del torero que se juega la vida en una faena formidable y pierde los trofeos por fallar con la espada.

En el camino hacia el ascenso a la ACB, o a cualquier otra división, no debería existir más obstáculo que la competición liguera. La llamada fase regular que, por sí misma, suele ser bastante dura. Las liguillas de final de curso, como las del fútbol, y las eliminatorias, como las del baloncesto, constituyen salvavidas para los menos aplicados y un sistema que penaliza -aunque sólo sea con un esfuerzo extra- precisamente a quienes han hecho bien los deberes desde el principio.

Lo realizado por el Círculo hasta ahora tiene un mérito enorme. Es casi un milagro. Pero en esta tarta pesa más la guinda que el bizcocho. A este equipo, que surgió de las cenizas del baloncesto pacense hace muy pocos meses, le queda por delante todo un mundo. Los circulistas deberán apretar los dientes y echar el resto porque, pase lo que pase, el título honorífico que han conseguido es humo de pajas. Si el equipo asciende a la ACB, pocos se acordarán de este campeonato regular, y si no asciende, muchos querrán olvidarlo para no echar más sal en la herida de la desilusión.

Sólo hay un trofeo que nadie le podrá quitar ya al Badajoz: su afición. Ese Círculo campeón, que no está en la pista, sino en las gradas, esa corona de 6.000 aficionados que rodea al equipo en cada partido, se la ha ganado el Badajoz a pulso y no tiene precio.


En las rondas eliminatorias, el Círculo de los que no juegan va a ser tan decisivo como el de los jugadores. No meterá canastas, pero puede llevar a su equipo en volandas a la victoria. Y, además, no fallará. Eso también está asegurado.

viernes, 2 de abril de 1999


M & M



José Joaquín Rodríguez Lara


Paco Herrera ascendió al Badajoz en la temporada 91/92 y lo puso a caminar por la Segunda División en la siguiente, pero antes de que terminase dejó el banquillo para no hundir al club en la Segunda B. Llegó entonces José Enrique Díaz, que salvó al equipo, pero no pudo salvarse a sí mismo y la temporada 93/94 la estrenó Boronat. Primero colocó al Badajoz en órbita y después estuvo a punto de hacerlo naufragar, así que en la temporada siguiente -94/95- se confió en Ortuondo, quien no pudo aguantar la presión de la grada y, a pocas jornadas del final, se fue para ascender al Extremadura un año después. Herrera se encargó de llegar a puerto con el equipo. La temporada 95/96 vino Colin Addison y por donde había llegado se fue con los palos de golf al finalizar la liga. Le tocó entonces el turno, temporada 96/97, a Maceda que ya tenía listo el petate antes de terminarla, pero la concluyó. La temporada 97/98 la empezó Lotina y la consumó Peiró, con un breve interregno en Liga a cargo de Generelo. En la 98/99 hemos visto a Toti Iglesias en el inalámbrico, a Gene con carnet y a Blas Ziarreta al pie de la línea de banda recibiendo rayos y centellas desde la grada. Así que está muy claro: aunque el empleo de técnico es muy difícil, entrenar al Badajoz tiene la ventaja de que dura poco. Lo malo es lo que hay que aguantar por el camino.

Ziarreta cree que se le está faltando al respeto y probablemente tiene razón. Algunos no respetan la profesionalidad de este hombre, que vino para sacar al equipo del agujero y hasta ahora lo está consiguiendo, y que se hizo cargo de una plantilla con muchos problemas de ahormado y ha configurado otra completamente distinta que va mejor que la primera. En el fracaso de este Badajoz, publicitado para el ascenso, hay más de un responsable, y Ziarreta no es, ni por asomo, el más señalado. Por eso hay mucha gente que está siendo injusta con él.

El campo de fútbol del Badajoz es como La Real Maestranza sevillana, pero a lo largo. Muchos de los que se sientan en los tendidos de la plaza de toros de Sevilla, como mínimo, se han puesto alguna vez delante de una vaca, por eso cuando el torero está mal se callan. No son nada los silencios en La Maestranza. En los graderíos del Vivero -del nuevo y del viejo, pues la cosa viene de lejos- se sienta más de uno que, como mínimo, ha hecho campeón de Europa al Botafogo. Por eso, cuando el equipo no les gusta, en vez de echarse la siesta o irse al cine, van al Nuevo Vivero a darle lecciones al entrenador. Le mientan a Camacho, vitorean a Gene... Cualquier jangada vale si te la ríen. Cosas del balompié; resabios comprensibles en un público incomprendido y sin pizca de paciencia.

Afortunadamente, el futuro de Ziarreta no depende de la cátedra, sino de los dueños del C. D. Badajoz y del propio técnico. Lo que haya de ser será. Mientras, al equipo no le vendría mal sentir el aliento del público y no la amargura de los graderíos. Pero eso parece imposible por ahora. A esta afición le duele tanto ver cómo cualquiera menos ella se monta en el globo de la Primera, que sólo la consolaría un Menotti que supiera lidiar con sus urgencias históricas. Un Menotti y un Munitis.


viernes, 26 de marzo de 1999


Tráfico vuelve a la carga

José Joaquín Rodríguez Lara


La Dirección General de Tráfico (DGT) sigue presentando campañas para educar a los conductores. Es comprensible, pues a la mayoría de quienes conducimos nos falta educación vial y, sobre todo, de la otra. Usted tiene todo el derecho del mundo a situarse en el bando que más le convenza, no obstante, mire lo que hay a su alrededor.

A la DGT le preocupa que las carreteras españolas parezcan tumbas abiertas u hospitales de guerra y por eso trata de insuflarnos prudencia con sus mensajes. Pero es como educar a un globo llenándole la bola de sabios consejos a base de soplidos. Los resultados están todavía calientes en las estadísticas: aumenta el número de muertes y de lesiones irreversibles.

Educar es siempre difícil, pero reeducar resulta muchas veces prácticamente imposible. Y la DGT está empeñada en salvar del suspenso final a los repetidores. Además insiste en hacerlo no cuando los esquejes de chófer aún admiten que tal vez no lo sepan todo, sino cuando ya disfrutan dando lecciones a los demás.

Muchas de esas campañas educativas están enfocadas a la circulación por carretera, aunque la mayoría de los conductores se pasan la vida dando vueltas por las calles. ¿Dónde está el tutor de esos usuarios del volante que jamás se paran ante un paso de peatones? Cuando se hacen variaciones en el Código de la Circulación -introduciendo nuevas señales, por ejemplo-, o en el terreno de juego -poniendo rotondas hasta en la entrada de La Morera-, ¿se preocupa alguien de tomarle la lección a la clase para comprobar si su carnet de conducir sigue valiendo como diploma? ¿Por qué no se educa a esos moteros -de todas las cilindradas-, que no ven las preferencias de paso ni los semáforos y, sin embargo, siempre encuentran angostos carriles de aceleración para colarse entre las columnas de coches?

Los malos usuarios de las carreteras, no sólo se han formado en las calles, sino que viven en ellas y se pasan seis de los siete días de la semana enseñando malos hábitos a sus vecinos; tanto si van a pie como si pasan a caballo. Pero los agentes de Tráfico y los radares no se utilizan para instruir al aprendiz de ciudadano desde las aceras, sino para escarmentar en las cunetas a los listos de volante. Debe de ser porque cada cuerpo tiene su ámbito y cada órgano, su función. Es un problema de competencias. O de incompetencias. Vaya usted a saber.



lunes, 15 de marzo de 1999

Extremadura

José Joaquín Rodríguez Lara


Extremadura, que hace años experimentó la fusión de las dos cajas de ahorro cacereñas -la Caja de Cáceres y la Caja de Plasencia- de las que surgió Caja Extremadura, no es ajena a la corriente fusionadora que burbujea bajo la piel de todo el sector financiero español, como reflejo, por otra parte, de lo que ocurre en el mundo. Desde los dos hemisferios de la hucha extremeña -Caja Extremadura y Caja Badajoz- se ha mostrado clara predisposición hacia la unidad, lo que no es poca cosa. Hace años hubiera resultado impensable. 
Pero la situación ha cambiado mucho. Ni el sector financiero ni la gestión de las propias cajas ni el entorno político-social de Extremadura están como estuvieron en la transición. Seguramente ha llegado el momento de hacer una caja extremeña; una caja de tipo medio, con 700.000 millones de recurso, pero una caja para toda Extremadura. Las últimas declaraciones de sus máximos responsables confirman las impresiones. Hasta se habla de plazos para ponerse en camino hacia el futuro: el próximo otoño, después de las elecciones. 
El compás de espera resulta lógico. Conviene agotar la legislatura. Una operación de este calado no sólo exige estrictos criterios de profesionalidad, sino que requiere además un clima político sosegado. El cierre de las urnas no lo garantiza, pero su apertura pone siempre los nervios a flor de piel.


lunes, 1 de febrero de 1999

Es tenista


José Joaquín Rodríguez Lara


En Australia acaban de descubrir otro de los eslabones perdidos. Se llama Amelie, tiene 19 años y está a medio camino entre el hombre y la mujer; o entre la mujer y el hombre, pues para el caso es lo mismo. Amelie, que tiene nacionalidad francesa y buen gusto para las señoritas, "ha causado honda impresión" en el circuito femenino de tenis. Y no es para menos. Asusta. Tiene la musculatura, las facciones y la pegada de un hombre. Gasta pantalones y tiene novia. Hasta la número uno del tenis mundial, la californiana Lindsay Davenport, que no es precisamente el hada Campanilla ni tampoco tiene las medidas de una vigilante de la playa, ha caído bajo los raquetazos de Amelie. "En algunos momentos tenía la impresión de jugar contra un chico", dijo la estadounidense tras la derrota. 

Quizás no sea cierto, pero da la impresión de que en el tenis femenino se dan unos porcentajes de homosexualidad que superan a la media. Eso de pasarse la vida golpeando cada vez con más saña a la pelota debe terminar dejando secuelas. En cualquier caso, no es la primera vez, ni tampoco será la última, que el tercer sexo descuella en las pistas, aunque quizás nunca lo hizo con la rotundidad de esta nueva virago de oro. Más que una mujer con el corazón de hombre, Amelie parece un hombre con nombre de mujer. La francesa tiene todo el derecho del mundo a parecer lo que le dé la real gana, desde luego, pero da un poco de miedo. "Ella está aquí con su novia y es medio hombre", dicen que ha dicho Martina Hingis. Martina, que lleva este nombre en honor de Martina Navratilova, la última gran emperatriz de la tercera vía, ha derrotado a mademoiselle Amelie en la final de Australia. 6-2 y 6-3. El tanteo parece indicar que fue un paseo más de Hingis, pero no es así. Amelie Mauresmo exhibió un juego poderoso basado en un servicio aterrador y en golpes fortísimos tanto del derecho como del revés, que ella es así. Mauresmo es un cañón. Aunque debe afinar la puntería. Muchos de los tantos que se anotó Hingis provenían de golpes fallados por Amelie. Con menos errores, la francesa hubiese demostrado quien llevaba los pantalones en la pista. 

Las medidas de Mauresmo han causado tan profunda impresión en el público que lleva años siguiendo con arrobo a las niñas del tenis -Gabriela Sabatini, Steffi Graf, Mary Joe Fernández, la misma Martina Hingis y, actualmente, Anna Kournikova-, que no dejan ver las excelencias de su juego. Tenistas con novia hay bastantes, pero demoiselle Amelie puede dar que hablar más que cualquiera. Por su tenis y por su tenista.

domingo, 17 de enero de 1999


Los versos de Manuel Domínguez Bou


José Joaquín Rodríguez Lara


Como sueños del alba' se titula el segundo libro de Manuel Domínguez Bou, que acaba de salir de la imprenta. Domínguez Bou, natural de Barcarrota, ofrece en esta segunda entrega lírica un conjunto de poemas que prolongan en un nuevo volumen la senda que dejó trazada con 'Cuatro dimensiones', su primer poemario. No sólo porque los versos de uno y otro libro están fechados por el autor en la misma época, la década de los años setenta, advirtiéndose, incluso, cierta continuidad temporal entre el último poema del primer tomo y el primero del segundo: 20 de junio de 1977 y 19 de octubre de 1977, sino porque se percibe en ambas obras la persistencia de las cuestiones que más parecen preocuparle al autor. Hasta en la distribución de los poemas hay bastante coincidencia. 'Cuatro dimensiones', su primera obra, está segmentada en cuatro cuadernillos, titulados Pensamiento cósmico, Del paisaje ancestral, De la injusticia y la miseria y De la emigración del alma.


En 'Como sueños del alba', su último libro, los poemas están agrupados en tres bloques: Pórtico, Contigo al fondo y Poesía azul y otros poemas. La insistencia no conlleva, sin embargo, reiteración. En todo caso, Domínguez Bou nos ofrece en 'Como sueños del alba' una ampliación de su universo literario en la década de los setenta.

Manuel Domínguez Bou es un escritor al que le interesa mucho más el mensaje de sus poemas que la forma. Su técnica literaria trasluce cierta ingenuidad, pero en el fondo de esos versos se percibe la sinceridad de un poeta empeñado en hacer oír su voz, preocupado por la sociedad en la que vive y, al mismo tiempo, encerrado en el micromundo de su habitación -le dedica varios poemas a su cuarto- en la que Manuel Domínguez Bou rumia los sueños, las ilusiones y las frustraciones que luego lleva a los renglones de su obra.

Como quien se hunde en el mar de la desesperanza, Manuel Domínguez Bou lucha por mantener a flote su llamada poética - 'Oiréis mi voz', 'Mi palabra' y 'Oídme', titula tres de sus poemas-, y escribe desde su propia soledad, con la mirada puesta en los que pasan ante su puerta, redactan a golpes de corazón la besana en el terruño o crecen más allá de cualquier surco conocido. A Manuel Domínguez Bou le preocupa -o le preocupaba mucho cuando compuso estos versos- el hombre. Sobre todo su dimensión social.

Los versos que Domínguez Bou ha incluido en estos dos libros nos muestran al poeta que fue entre 1969 y 1978, pero poco nos dicen del que es ahora. La publicación de un poemario que incluya versos recientes se hace imprescindible para aquilatar su obra.