La familia
José Joaquín Rodríguez Lara
Tal vez crean que han tenido mala suerte al ser sorprendidos en el dormidero, pero los dos agentes de la Policía Local de Villanueva de la Serena que han sido grabados mientras dormían en su coche patrulla, en pleno turno de vigilancia, son personas afortunadas.
Tienen la gran suerte de ejercer un empleo en el que se puede dormir, cosa que está documentada. La gran mayoría de los empleados, de los autónomos y de los pequeños empresarios le roban horas al sueño para que no se los lleve la corriente.
Ambos agentes gozan de la fortuna de trabajar en una ciudad tranquila, como es Villanueva de la Serena. De haberse dormido en otra localidad menos pacífica, a estas horas tal vez estaríamos hablando de un robo de armamento e, incluso, de alguna desgracia irreparable, que siempre afectaría más a los propios durmientes que a la población asignada a su custodia.
Les cabe también la dicha de tener un alcalde tanto o más preocupado por la atención mediática que concita el sueño de sus policías de guardia, que por la desatención social derivada de ese episodio de aparente narcolepsia. Miguel Ángel Gallardo abre un expediente para descubrir si los dos agentes cometieron una falta y de qué gravedad, pero además quiere intervenir para depurar judicialmente una presunta responsabilidad periodística, con el argumento de que los agentes tienen familia. ¿Y los periodistas, no?
Para el alcalde, lo grave no es que, por las razones que fuere, dos policías locales hayan incumplido sus obligaciones estando de servicio; lo verdaderamente pernicioso es que lo ocurrido salga en Internet gracias a un móvil de periodismo ciudadano. ¡Grabar para creer!
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