Galletas de morcilla
Este es un plato muy fácil de cocinar debido a que todos sus ingredientes se compran ya preparados. Además, requiere muy poca elaboración. Y, por si fuera poco lo anteriormente dicho, encima es apetitoso y puede utilizarse como entrante e incluso como tapa.
Para preparar las galletas de morcilla se necesita morcilla, queso de cabra y rebanadas finas de pan tostado. La morcilla puede ser de arroz o de cebolla, pero debe ser gruesa. En función de que se pretenda preparar unas tapas o un entrante se necesitará más o menos cantidad de cada ingrediente.
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Pan tostado industrial.
(Imagen publicada por es.dreamstime.com) |
El pan puede tostarse en casa o comprarse ya tostado. En este caso es preferible elegir el que se presenta cortado en círculos. Se distribuyen las rebanadas de pan tostado sobre una bandeja u otra superficie plana.
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Rodajas de morcilla de arroz.
(Foto publicada por cocinayrecetas.hola.com) |
La morcilla se corta en rodajas de, aproximadamente, un centímetro de grosor. Al embutido se le quita la piel y se coloca una rodaja de morcilla sobre cada rebanada de pan.
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Queso de cabra en rulo.
(Imagen publicada por
food-and-cook.blogs.elle.es) |
El queso debe ser de pasta blanda y elaborado en formato cilíndrico. El rulo de queso debe tener un diámetro inferior al del pan y al de la morcilla. Se cortan rodajas de queso y se deposita una sobre cada rodaja de morcilla colocada encima de las rebanadas de pan.
A continuación se cortan más rodajas de morcilla y se coloca una sobre cada rodaja de queso, apretando un poco para que las cuatro piezas de la galleta se unan levemente.
El siguiente paso es colocar las galletas sobre una bandeja de horno, cubrirlas con una hoja de papel de aluminio o especial para hornear y colocar la bandeja en el horno, que debe estar precalentado a 180º.
La bandeja debe recibir el calor tanto por abajo como por arriba, pero no debe situarse muy cerca del fuego. La cocción de las galletas durará entre tres y cinco minutos, en función de la temperatura a la que estén tanto la morcilla como el queso.
Pasado este tiempo, se sacan las galletas, se colocan sobre una fuente y... a disfrutar.
Las migas del plato
Primero.- Aunque puedan parecerlo, las galletas de morcilla no son galletas oreo, así que no intente abrirlas para lamer el queso y, por lo que más quiera, no las meta en un tazón con leche.
Segundo.- Si no le gusta el queso de cabra o no lo tiene a mano, puede sustituirlo por queso de oveja o incluso de vaca, pero procure que sean quesos de pasta blanda, cremosos y naturales. No queso fundido. La torta extremeña, de oveja, tanto si es del Casar de Cáceres como si es de La Serena (Badajoz) es un manjar por sí misma y no necesita emparedarse entre rodajas de morcilla, pero si a usted le gusta...
Tercero.- Una vez que las galletas estén fuera del horno, puede depositar sobre la última rodaja de morcilla una cucharadita, de las de moca, de mermelada de fresa, de tomate, de naranja amarga, de melocotón, de frambuesa, etcétera. El colorido de la mermelada le dará más vistosidad al plato y el contraste de sabores alegrará el paladar.
Cuarto.- Si en vez de hornear las galletas decide freírlas, como fruta de sartén, debe hacerlo en aceite muy caliente. En este caso el pan tostado no se fríe y las galletas fritas se colocan sobre las rebanadas una vez retiradas de la sartén. Y a continuación, si lo desea, se le pone la mermelada.
Quinto.- No es buena idea cocinar las galletas en el microondas, pues se cuecen al vapor, pero usted verá.
Buen provecho.
José Joaquín Rodríguez Lara
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