Hay quien defiende la teoría de que la carne de lobo, la carne de tierra de lobos, la que el lobo no se ha comido, tiene más atractivo culinario y puede proporcionarle al ganadero unos euros más. Y no falta quien sostiene que en el campo hay exceso de ganado, que las personas comemos demasiada carne y aboga por dejarle su parte del costillar al lobo, viejo gourmet experto en corderos y cabritillos.
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