Un día cualquiera
José Joaquín Rodríguez Lara
Esta es la hora de las puestas de sol, de las estrellas huidizas, de los instantes eternos, de la eternidad fugaz, de los nombres, de las miradas, de los puntos suspensivos, verdes, palpitantes, misteriosos, de las ventanas encendidas detrás de rejas voraces, de las mirillas por la que pasa la vida en fotogramas cargados de impotencia, de soledad y de desolación. Esta es la hora en la que los trenes se cruzan y hasta chocan si llegar a tocarse.
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