lunes, 4 de marzo de 2019


Premio al mejor disfraz de basurero



José Joaquín Rodríguez Lara


El paseo de San Francisco quedó completamente disfrazado de botellón, tras la fiesta de carnaval desarrollada durante la noche del domingo al lunes.


Entre las bolsas de plástico, las botellas de plástico, los vasos de plástico y los demás plásticos de plástico, San Francisco amaneció como un mar de plástico entre botellas de vidrio, que sorprendentemente todavía las hay.


Los mirlos que habitan en el paseo pacense miraban hacia el suelo y no se atrevían ni a cantar pero, entre los restos de la batalla de tragos o del naufragio dentro de una botella, no faltaba algún náufrago social buscando todo lo que todavía se pudiese aprovechar. Con semejante despilfarro, su acción recicladora no dejaba de causar asombro y hasta preocupación. ¿Qué hará con el contenido de las botellas que recoge? ¿Será la suya una economía verde y circular como la que predica Vara?


No está muy claro si dejar así San Francisco -y San Atón y san alrededores- después del botellón carnavalero es muy compatible con la pretensión de hacer internacional al Carnaval de Badajoz. En la Europa central, por ejemplo, es muy raro que a alguien se le caiga un papel al suelo y no lo recoja. Aunque, claro, como en el corazón de Europa no es tan común reunirse en las calles a beber, no se sabe si harán lo mismo con las botellas de ginebra, con las de ron y con las de los aros olímpicos de refresco, que hay refrescos de todos los colores.


¿La gente del Carnaval es alérgica a las papeleras? No. La mayoría de las papeleras que tienen puesto fijo en el paseo de San Francisco han amanecido llenas a rebosar. Así que se necesitan más papeleras y que estén más próximas al mogollón, pues casi nadie se arriesga a perder la antigüedad en la barra redonda del corro carnavalero por acercarse a dejar algún residuo en la papelera que le espera unos metros más allá.


A la entrada del paseo se habían colocado varios contenedores. La idea no era mala: las personas más cívicas dejarían allí sus bolsas, vasos y botellas vacías, ya fuera durante la fiesta o al concluir el jolgorio. Pero a las siete de la mañana de este lunes, 4 de marzo, día de San Casimiro, los contenedores estaban completamente vacíos y sin rastro aparente de que hubiesen estado llenos de basura botellonera y los hubiesen vaciado antes de limpiar el paseo.


Menos mal que el servicio de limpieza lo dejará todo impecable, como si en esta ciudad, y en tantas otras, nunca hubiese habido carnaval, la fiesta pagana más internacional, tenga o no tenga título de internacionalidad. De cara al marchamo que se pretende conseguir, habría que instaurar un premio para el mejor disfraz de barrendero o de basurero en ejercicio, pues premiar al mejor disfraz de civismo tal vez no sería suficiente.


Todo sea por un Badajoz limpio, que dicen, pues que cada noche de fiesta deje el mismo rastro en lugares tan internacionales como Pamplona durante los sanfermines, por ejemplo, no es un consuelo, es un mal ejemplo.



(Centésimo segundo artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 4 de marzo del año 2019.)




No hay comentarios:

Publicar un comentario