En la muerte de un poeta
José Joaquín Rodríguez Lara
Ha fallecido Alberto Oliart Saussol. Emeritense, político de inspiración democristiana, durante la Transición ocupó varias carteras ministeriales en los gobiernos de Adolfo Suárez. Por aquel tiempo, le hice una amplia entrevista. Años después, le rescataron -sin gran fortuna- para que resucitara la Radio y Televisión Española. Las pertinentes notas necrológicas darán cuenta con detenimiento de su trayectoria política al servicio de España. Como aportación traigo a este escenario algo de lo que creo que no se hablará en esos obituarios: del Alberto Oliart poeta. Hace años, rebuscando en una librería de viejo, el purgatorio de los libros, encontré un ejemplar de 'Olalla', Revista de Poesía. La publicación, dirigida por el poeta Félix Valverde Grimaldi, está fechada en mayo del año 1957, cuando yo todavía gastaba picos (vulgo, pañales), editada en Mérida e impresa con una tipografía tan nítida que sus textos casi pueden leerse con los ojos cerrados, al tacto. Entre esas páginas encontré algo que no esperaba: un soneto firmado por Alberto Oliart Saussol. Este es el poema:
ERA EL AMOR...
Era el amor batalla luminosa
que llevaba a la cumbre de la vida.
¡Cumbre de vientos! ¡Libertad subida!
Pura ascensión del trigo y de la rosa.
Nada digais. (sic) Dejad que cada cosa
tenga la gloria de su luz cumplida.
¿Que (sic) palabra de amor yace dormida
si, fuente el alba, canta rumorosa?
Nada digáis. Dejad que los amantes
se alejen por los campos olvidados.
Callad. ¡Cantan encima de sus muertos!
Ojos abiertos, bocas anhelantes...
¡Amad! ¡Amad!. (sic) que pronto derribados
no seréis más que muertos entre muertos.
Los versos de aquel poeta, luego ministro, compartían revista con poemas de autores tan reconocidos como Jesús Delgado Valhondo y Manuel Pacheco. Como bien dejó escrito Alberto Oliart, no seremos "más que muertos entre muertos", aunque las librerías de viejo nos arropen con su polvo.
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