jueves, 18 de septiembre de 2025

- La ciencia es la religión más clara,
racional y exacta
que conozco.


sábado, 13 de septiembre de 2025

 El progreso no tiene memoria


José Joaquín Rodríguez Lara


Encuentro a un vecino llorando amargamente. Está sentado en plena calle, en el umbral de su casa, y me alarmo porque tiene casi 70 años.
 - ¿Qué te pasa, Cipriano? -le pregunto.
 - Nada -me responde. Que la vida ya no está hecha para gente como yo.
 - Pero hombre, si aún eres joven. Fíjate en Cloti. Tiene más de 90 y aún sale cada mañana al llano, a comprar el pan.
 - Yo también lo hago. Pero no es lo mismo.
 - Entonces, ¿qué te falta, Cipriano?
 - Una televisión.
 - ¿Una televisión?  Querrás decir un televisor.
 - Bueno. ¿No es lo mismo? Lo que yo necesito es un televisor en el que se pueda ver la televisión. Eso es lo que yo necesito.
 - ¿Y el que te regaló tu hijo Cipri?
 - No me vale. Yo quiero tener un televisor de televisión. Sin neflis ni teleescritos ni zarandajas de esas. Necesito un televisor con un mando a distancia que sirva para encenderlo y para apagarlo, para cambiar de emisora y para darle más voz, que estoy algo teniente. El aparato que me regaló el Cipri no vale. Tiene demasiados botones en el mando. Me pierdo. Me faltan deos en las manos. Todavía no he podido ver ni a la muchacha del tiempo. Y no es que yo necesite verla para saber si va a llover. Eso lo sé yo sin ni siquiera echar los pies abajo de la cama. Sólo con oler el aire. Es que me entretiene verla dar la lección de los nubarrones en los mapas. Es como volver con Don Aureliano. ¿Conociste tú a Don Aureliano, el maestro? Más derechos que una vela nos tenía a todos los chiquillos. Pero aprendíamos. Vaya que si aprendíamos.

viernes, 12 de septiembre de 2025

La agonía del corredor


José Joaquín Rodríguez Lara


Nunca he estado, ni siquiera de visita, en lo que se suele llamar 'el corredor de la muerte'. Eso sí, llevo casi 70 años en 'el corredor de la vida'. Viviendo en mí.
    Aunque no tenga la mala fama del primero, 'el corredor de la vida' es mucho más letal que el de la muerte. Del corredor de la muerte, a veces, las menos, se sale vivo. Más muerto que vivo, pero se sale. A pesar de la pena de muerte. Del corredor de la vida, de la vida y de sus gozosas y penosas correrías, nadie ha salido vivo jamás. La vida no perdona. La muerte sí lo hace. En ocasiones.
    Más cruel que perder la vida en manos del verdugo me parece a mí vivir los últimos años de la existencia en el corredor de la muerte, despertando cada mañana sin saber si será esa la última luz de tus amaneceres.
    Cierto es que en el corredor de la vida ocurre lo mismo. Nunca sabes cuando vas a morir. Más incluso y aún peor: ignoras en qué forma morirás. Las personas condenadas a muerte sí lo saben. Su señoría el señor juez se encargó personalmente de poner por escrito si morirán fritas en la silla eléctrica, envenenadas por el gas que huele a almendras amargas, crucificadas en una camilla hospitalaria y con jeringuillas en las venas de los brazos, pasadas por el cortafiambres de la guillotina, acribilladas entre el paredón y el pelotón de fusilamiento, hechas una pasta para croquetas entre los dedos del garrote vil, con el cuello roto y pendiente de una soga... La distancia que recorrerás en ese tu último y minúsculo viaje cayendo desde lo alto del patíbulo y la forma y colocación del nudo bajo tu cabeza determinarán tu nivel de sufrimiento.
    El bonito arte de ejecutar a quien delinque no solamente se está extinguiendo, sino que cada vez es más pobre en sus procedimientos. Con menos variedad. Pero aún conserva el corredor de la muerte. El tiempo de espera entre la condena y la ejecución. Soy lego en la materia, pero desde mi punto de vista la estancia en el corredor es lo más angustioso de la pena capital. La muerte es rápida. Inapelable. Silenciosa en sí misma. Pero la espera... La espera es un clamor. Está llena de dudas. De esperanzas y de desesperanzas. Mientras esperas al verdugo haces amistades en el vecindario, con otras personas tan desdichadas como tu. O más, porque llevan más tiempo esperando a que las maten. El día menos pensado te sacan de tu celda, empujan suavemente por el corredor, como nos muestran las películas de los estados unidos de Norteamérica, que no son los estados norteamericanos canadienses del Gran Norte, ni tampoco los estados nortemexicanos de América Central. Mientras avanzas encadenado de pies y de manos y vestido de color butano, miras alternativamente a un lado y a otro y te vas despidiendo de las amistades que hiciste en la última parada del autobús de tus días.
    - Adiós, amigo. Cuídate. Volveremos a vernos.
    No debe de haber mayor zozobra ni angustia tan honda como la agonía del corredor de las agonías. Donde el tiempo se sienta frente a tu celda, te mira al fondo de los ojos y espera sentado a que pases tú, no él, para regodearse viéndote sufrir. En las sentencias de muerte se debería especificar no sólo a qué tipo de muerte se condena al reo, sino también a cuánto tiempo. Cuánto tiempo deberá esperar el condenado en el corredor de las agonías.
    

sábado, 6 de septiembre de 2025

Abejas cocidas en raíces chinas, mano de santo para las ortigas o qué sé yo

José Joaquín Rodríguez Lara

No entiendo cómo es posible que nos equivoquemos tanto si el mundo está lleno de consejos, de normas y de advertencias para acertar. 
    Entra usted en una publicación sobre gastronomía, por ejemplo, y encuentra información sobre cómo debe hacer gimnasia o dormir. Consulta una publicación sobre fiscalidad y allí mismo le informan sobre los efectos benéficos de un consumo moderado de vino blanco joven. Y, de paso, sobre cómo debe hacer la cama. No lea usted cualquier periódico deportivo si no quiere enterarse de lo que tiene que comer para controlar el colesterol, los dolores de rodilla y hasta el insomnio. 
    Soy una de esas personas que leen todos los consejos que le caen en las manos sobre lo que hay que hacer para estar sano. Eso sí, no leo ninguno cuando quieren convencerme de lo que NO debo hacer. Tengo ya una edad y no necesito que me prohíban ser feliz. 
    De tanto leer consejitos he llegado a la conclusión, primero, de que seguramente gozamos de más salud que nuestros abuelos, puesto que ellos no tenían vacunas, ni aspirinas, ni nutricionistas, ni dietistas ni a la madre que parió a toda esta gente. Y como entonces casi no había médicos, el personal se moría cuando le llegaba la hora y punto. De muerte natural. Sin sangre o con ella. Pero sin tiempo extra añadido por el árbitro. 
    En segundo lugar concluyo que, por muy rápido que yo lea, siempre voy a dejar sin leer, por falta de tiempo, valiosos consejos de afanosos y bienintencionados expertos en el arte de estar sano. Les pido disculpas a todos ellos, pero necesitaría tres vidas por lo menos para poner en práctica todo lo que tan gentilmente me aconsejan. 
    ¿Ha probado usted ya los beneficios de tomarse cada noche una infusión de laurel antes de echarse a dormir? Pues pruébela, por favor, pruébela y luego me cuenta los resultados, que a mí no me da tiempo. Estoy muy ocupado intentando comprobar la eficacia de la raíz de ortiga cocida en miel de abeja china -¿o era al revés?- contra las lombrices intestinales. Una de dos, o esto de la raíz de ortiga china es un cuento chino, o yo no tengo lombrices, pues por más que me fijo no las veo salir de mi cuerpo. Nos engañan como a chinos. Aunque a lo peor es que no cuezo bien a las abejas. Las pobres.

 Dean Huijsen, clave de bóveda


José Joaquín Rodríguez Lara

https://elpostigodelara.blogspot.com/



Como no puede ser de otro modo, el Real Madrid club de fútbol trabaja en la mejora de su equipo. Ha logrado conformar una plantilla de calidad, amplia, equilibrada y con una edad media más que aceptable. Veinticinco años y 7 meses, la menor junto a las del Barcelona y la Real Sociedad.
    La delantera parece que no precisa retoques. Tiene efectivos más que suficientes, de calidad y jóvenes. Ni aunque Rodrigo terminara marchándose, en lo que se insiste una y otra vez desde los medios de opinión, como si pretendiesen echar al brasileño, se crearía en la vanguardia merengue una carencia tan honda y determinante que exigiese rellenarla con carácter urgente.
    No ocurre lo mismo en lo que voy a llamar el sistema propulsor del equipo. Es decir, el formado por la defensa y la media. Un binomio que constituye una unidad. Como ocurre en muchas máquinas, el buen funcionamiento de la parte propulsora es fundamental para que la delantera realice correctamente su función: marcar goles.
    De atrás hacia adelante, el club tiene bien cubierta la portería con Courtois, Lunin y Fran. En ambos laterales también hay jugadores de calidad contrastada: Carvajal, Trent, Carreras, Fran García y Mendy, en quien tal vez haya escondido un central, digamos que de fortuna. En el centro del escudo defensivo, el tramo más importante de la muralla, se observa alguna fisura. No por falta de calidad ni por carencia de efectivos. Por la edad de algunos de ellos, que sobrepasan la treintena de años, y por las graves lesiones que han sufrido. Un defensa central adicional no vendría mal.
    Se dice que el club lo está buscando pero, como no se trata de una necesidad urgente, sopesa los defensas centrales que le gustan en la balanza de la calidad, de la edad y del precio. A pesar de esos tres exigentes requisitos, más pronto que tarde, el defensa central adicional llegará.  
    Hasta no hace mucho, el Real Madrid tenía una franja media de lujo. Con Casemiro, Kross y Modric. En la enorme calidad de este Cinturón de Orión, de estos tres magos, se han basado los grandes triunfos del Madrid hasta que el trío estelar salió del club. Sus sucesores, Valverde, Tchouaméni, Camavinga, Ceballos, Güler... son también jugadores de gran talento, pero con prestaciones lógicamente diferentes. Esta es la parte del equipo en la que la plantilla del Madrid se ve algo mermada. Y todo ello por la falta de un especialista. De un medio centro creativo. Un jugador que lleve la manija del equipo, como les gusta decir a los informadores y opinadores deportivos. Yo solo soy aficionado al fútbol y madridista por razón de ser aficionado al fútbol.
    En el Madrid gustan, especialmente, dos medios centro: Rodri y Zubimendi. Porque son muy buenos. Sin duda. Y porque son españoles. También. Sacarlos de sus actuales clubes, el Manchester City y el Arsenal, es prácticamente imposible. O carísimo. Lo que conduce directamente a la casilla anterior en este juego de la oca y ficho porque me toca. Hay otros jugadores en el mercado. No tan buenos o contrastados, pero sí menos caros. No son españoles, pero el Madrid no mira los pasaportes más allá de lo federativamente necesario. Si la situación lo exige, se fichará a alguno de ellos.
    Por último están los medios centro de la casa. Los 'veteranos', como Tchouaméni, 25 años, o Ceballos, 29, y los jovencillos: Thiago Pitarch, 18, que navega entre el filial, el Castilla, y la primera plantilla. O Chema Andrés, 20 primaveras, vendido al Stuttgart pero con derecho a devolución.
    Y luego tenemos lo que yo considero la gran solución: Dean Huijsen. Este joven central es uno de los jugadores de más calidad del fútbol mundial. Y no lo digo por lo que está haciendo, a sus 20 años, sino por lo que atisbo que puede hacer. Su calidad técnica, su sentido de la estrategia, su juventud, su frialdad... Todas sus virtudes, que no son pocas, hacen de él un valor de futuro. Huijsen puede se perfectamente el medio centro que necesita el Madrid. Para una emergencia o para todos los días. Dirá usted que, adelantarlo a la franja media, sería tanto como desnudar a un santo para vestir a otro. Y no le faltará razón. Pero no es la primera vez que se hace. Fernando Hierro, que es lo más parecido a Huijsen que recuerdo, jugó tanto de central como de medio centro. Y siempre a un altísimo nivel. Sergio Ramos empezó como lateral derecho y está terminando como cantante. Puyol, en el Barcelona, fue un gran defensa derecho y se convirtió en un extraordinario central. Lucas Vázquez es un aceptable extremo derecho y lateral de la misma banda. Y lo más extraordinario, Loren empezó como delantero centro en la Real Sociedad y se retiro como defensa central.
    Es decir, ejemplos de futbolistas que cambiaron de posición sin reducir sus prestaciones hay muchos. Medios centros bonitos, baratos y con calidad para destacar en el Madrid, no hay tantos. Uno de ellos puede ser Huijsen. Imagino que Xabi Alonso, primer entrenador del club merengue, ya lo habrá sopesado. Es más, estoy convencido de que hará esta jugada de ajedrez que planteo sobre el tablero de la opinión. La ejecutará por necesidad, si llega el momento, o por placer intelectual. Para vez como funciona. Y, para ello, ni siquiera habrá que fichar a otro central. Bastará con poner en la zaga a Tchouaméni o a Alaba.
    En mi opinión, si no llega un gran medio centro con  capacidad de ordeno y mando, Dean Huijsen es la clave de bóveda de este Madrid. La pieza que cierra y asegura el techo impidiendo que, pronto o más tarde, se desmorone sobre nuestras expectativas.

martes, 2 de septiembre de 2025

 El café


José Joaquín Rodríguez Lara


España y Portugal, Portugal y España deben unirse para erigir un monumento al café. Al café en grano, fruto desnudo del cafeto; al café de tueste natural; al torrefacto, al molido, al de puchero, al café solo, al café con hielo, con leche, al expreso, al manchado... Al café descafeinado, también. Un monumento al café en toda su extensión. Como manda la hidalguía hispana.

    Portugal y España, España y Portugal son dos países heridos por la misma frontera. La gastronomía en general y el café en particular es uno de los puntos de sutura que contribuyen a estrechar el abismo de la cicatriz que recorre la espalda de la península ibérica de Norte a Sur y de Sur a Norte.

    Portugal, tan lejos de España y tan cerca de Inglaterra, dedica a la preparación del café tantos o más mimos que los ingleses al té. Y Portugal bien pudo ser un país de té y de tetera. No en vano llevó su imperio colonial hasta Asia. Hasta las plantaciones de té. España, tan lejos de Inglaterra y tan paralela a Portugal, disfruta el café como si los cafetales creciesen en sus propios campos.

     El café le dio vida y muerte a los mochileros que, a pie, de contrabando, huyendo de los guardinhas y de los guardias civiles, lo pasaban por la frontera llevándolo a la espalda envuelto en un gran paño de tela. Yo los vi. Aquellos héroes andaban los caminos, vadeaban los ríos, dormían en los campos, al raso, siempre al cuidado de su mercaduría. De su medio de vida, de su seña de identidad. Los mochileros tienen su monumento. El café, no.

    El café ha sido y sigue siendo el vivificante elixir que une a portugueses y españoles. Desde la humilde lumbre de los pastores hasta el comedor de los palacios. No hace distingos el café. Por eso merece un monumento. Por eso y por tantos servicios como, en el placer y en la dificultad, presta y ha prestado a la gente de todo el mundo. Un monumento a la bica portuguesa, diminuta, intensa, esencial, y al café con leche en vaso, español, largo, azucarado, para mojar magdalenas o perrunillas, jeringas (vulgo, tejeringos), churros, porras o lo que sea menester.

    No creo que haya dificultad para que dos países siameses se pongan de acuerdo en la erección de este monumento. El café y la frontera y las gentes de uno y otro lado de la raya fronteriza se han ganado el derecho a que se levante este recordatorio.

    Si acaso, tal vez, haya discrepancias al elegir el lugar de la erección del monumento. Pero la solución es sencilla. El sitio es Olivenza, ciudad fronteriza que compendia en sí misma todas las semejanzas y todas las diferencias, toda la historia y todo el futuro de ambos países.

    Brindo esta propuesta a quien le interese hacerla realidad o, al menos, pregonarla a los cuatro vientos por si algún día el aroma del café lograse tomar cuerpo y se hiciese escultura.