jueves, 14 de mayo de 2020

Pedro Sánchez nos quiere preñar


José Joaquín Rodríguez Lara


No salgo de mi asombro. Nos mantienen confinados durante meses, cierran las fábricas, los bares, las escuelas, los parques... Nos machacan con mensajes amedrentadores, con pelotones de fusilamiento disfrazados de ruedas de prensa... Todo para que no nos contagiemos, para que no nos alcance el coronavirus covid-19.

 

A pesar de lo cual, al 14 de mayo del 2020, las últimas cifras oficiales hablan de casi 230.000 personas contagiadas y de cerca de 30.000 víctimas fallecidas.


Pero, cuando se comprueba mediante sondeos estadísticos que sólo ha tenido contacto con el virus el 5% de la ciudadanía, hay lamentos, porque estamos muy lejos del 60% / 70% de contagios necesarios para alcanzar la protección llamada 'inmunidad de rebaño'.


Esta es una expresión procedente de la sanidad animal, pero resulta perfectamente aplicable a las personas. Se llama así porque si el 70% del rebaño está inmunizado es muy difícil que se contagien los animales no vacunados, ya que los ejemplares inmunes forman tal barrera física, en torno a los indefensos, que al virus le resulta muy difícil superarla, pues no puede saltar de un animal vacunado a otro también inmune.


Entonces, ¿qué es lo mejor contra un mal bicho tan virurápido -lo de virulento se le queda corto- como este homicida? ¿Enterrarse en casa para que no te encuentre el coronavirus o salir a la calle a buscarlo para contagiarte y, si hay suerte y no te mueres, inmunizarte?


Sinceramente, no sé qué es lo menos terrible. Pero lo que está haciendo el Gobierno con los españoles me recuerda a un pasaje de la novela 'Jarrapellejos', del gran Felipe Trigo. En esa obra del autor extremeño, castigan a una joven soltera por haberse quedado en cinta, en primer lugar; por haber dejado que la embarazase el pastor de la finca, en segundo término; y, ante la consumada e irreversible preñez campestre, finalmente también la castigan por no haber retozado con su novio oficial, después del bucólico desvirgamiento, para borrar pistas de sus cochinas andanzas rastrojeras.


Así que no está claro si debemos poner a salvo la honra frente a la rijosa calentura del coronavirus o, por el contrario, lo más conveniente es retozar con el bicho y entregársela para que nos fecunde.


En cualquier caso, parece que Pedro Sánchez, todavía presidente del Desgobierno de España, nos prefiere preñados. Cogidos por el Covid-19, pero poquito; entre el 60% y el 70%.

Me tiene perplejo, auténticamente ojiplático, este Pedro, Pedrillo, Pedrete, que tiene nombre de pastor.

 



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