domingo, 24 de mayo de 2020

Publicidad un pelín machista


José Joaquín Rodríguez Lara


Acabo de ver en televisión un anuncio de ING, "el banco no banco", perteneciente a un grupo financiero de origen neerlandés. Para 'invitar' a su clientela a 'sentirse libre', el "banco no banco" muestra a una mujer de espaldas con el torso desnudo.

Esa mujer, 'para sentirse libre', se suelta el broche del sujetador. Confieso que, hasta ahora mismo, nunca he usado sujetador, pero sospecho que oprime y quitárselo debe de tener algo de liberación. Pero también intuyo que lo mismo debe de pasar con los zapatos de tacón de aguja, con las medias y, por supuesto -lo sé de buena tinta- con las corbatas, con las chaquetas, con las camisas ajustadas y con otras prendas del vestuario masculino.

 

¿Por qué se usa -del verbo usar, primera conjugación- el cuerpo semidesnudo de una mujer para un anuncio que, en principio, va dirigido al público en general?


 

No se me ocurre otra explicación que debido al hecho de que el machismo es un residuo contaminante que aún pervive en el mundo de la publicidad.

 

En mi opinión, con este anuncio de ING no estamos ante un caso gravísimo de machismo pero, además de sorprenderme este ramalazo machista en la publicidad de una entidad bancaria de los Países Bajos, me asombra que se caiga una y otra vez en el lenguaje sexista en vez de esforzarse en buscar formas de expresión inclusivas sin desvirtuar la realidad y sin caer en expresiones estúpidas como contribuyentes y contribuyentas, jóvenes y jóvenas, jueces y juezas, periodistas y periodistos, presidentes y presidentas, todos y todas... y tantas otras.

 

Sé por experiencia lo difícil que es expresarse correctamente sin caer en fórmulas machistas o feministas, pero creo que este texto que está usted leyendo demuestra que sí es posible. Considero que las palabras contribuyente, joven, periodista, presidente y muchas más valen tanto para referirse a mujeres como a hombres si se emplea el artículo, femenino o masculino, apropiado.

 

Emplear expresiones sexistas es como tirar plásticos al suelo: de uno en uno no degradan el medio ambiente, pero una tras otra no sólo mantienen vivo el machismo, sino que lo propagan. Y no creo que sea bueno hacerlo si puede evitarse. Es como soltar virus sobre quienes nos rodean. Tal vez uno no sea suficiente para causar una infección, pero ¿para qué arriesgarse?


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