El amor es fuerte pero el odio no se cansa
José Joaquín Rodríguez Lara
El problema de la memoria es que está dentro de la cabeza. Si la memoria estuviese en las esquinas de las calles o en las fachadas de los edificios o en los jardines, cualquiera podría acabar con ella en un santiamén. Pero no está ahí, está en las neuronas.
Y hay demasiadas personas empeñadas en que siga estando en carne viva, como una llaga sangrante, aunque sea en los sesos. Por más que intenten borrarla, siempre habrá alguien capaz de reescribirla. Sacará su pulverizador de teleserie policíal y dirá: aquí sigue.
Nadie cae ya en la cuenta de que en los castillos medievales se conspiró, se traicionó, se torturó, se asesinó... El motivo es muy simple: los castillos forman parte de la historia, no de la memoria.
Recreación tridimensional mediante proyecciones de uno de los budas gigantes de Afganistán, demolido en el año 2001 por los talibán fanáticos que consideran a estas imágenes enemigas del Corán. |
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