martes, 6 de febrero de 2024

 -Viramos hacia el pasado 
cuando el presente nos arrolla.
Sin embargo, el futuro siempre nace viejo.


miércoles, 31 de enero de 2024

 

-Al menos el 80 por ciento
de lo que se suele llamar música
sólo son ruidos sobrevalorados.


martes, 30 de enero de 2024

Letras del macrovertedero


El tío del vertedero,

¡ay que salero!

puso este hombre puñetero

cuando a su pueblo traicionó.


Es un pueblecito alfarero

y ganadero

que siempre vivió y vive

de los cacharros

y de los guarros

que en su dehesa engordó.


Salvatierra se llama,

Salvatierra de los Barros,

humilde donde los haya,

siempre amarrado al tajo

y con la frente muy alta.


El tío del vertedero,

el que engañó a sus compañeros,

sabe que trabajar no da dinero

y que meter la mano mancha.


No precisa vertederos

este pueblo de arrieros

y buen vino de pitarra;

no precisa vertederos,

sólo salud y trabajo,

empleo para sus hijos

y fuerzas para criarlos.


Y fuerzas para criarlos

sin tener que cuidarlos

entre basuras ajenas,

que dejan riquezas muy lejos

y aquí traen hedores y penas.


¡Salva tu tierra, sálvala!


Salvatierra no quiere,

ni ha querido ni querrá,

camiones recargados

con porquería industrial,

con porquería industrial

envuelta para regalo.


¡Salva tu tierra, sálvala!


Salvatierra no quiere,

ni ha querido ni querrá

el dinero que no se ha ganado,

ni la mierda que no ha causado

ni causa ni causó ni causará.


¡Salva tu tierra, sálvala!

Con soniquete de Las Grecas,
grandes y maravillosas

Te estoy llamando locameinte

pero no lo coges y me haces sufrir.

Quisiera que me respondieras

agarra el chinflorio

y habla por aquí.

No quiero no esperar,

no quiero un sinvivir,

lo que quiero es que me expliques

lo que te ha pasao

que pasas de mí.

Lo que quiero es que me expliques

lo que te ha pasao

que pasas de mí.

Coge el teléfono,

coge el teléfono,

coge el teléfono,

me cago en tus muertos.

Laila, laila, laila, 

laila, laila, laila,

laila, laila sí.

Laila, laila, laila, 

laila, laila, laila,

laila, laila sí.


martes, 23 de enero de 2024

sábado, 25 de noviembre de 2023

Mil y una recetas de amor

                                                                            José Joaquín Rodríguez Lara

El bacalao es un animal de tierra adentro. Un pez nacido y criado en las charcas de las dehesas ibéricas; como la tenca, con la que compartió las brasas del verano y los carámbanos de los inviernos extremeños. 

El bacalao oyó cantar al cuco; vio volar a las cigüeñas, a las blancas y a las negras; se sitió deslumbrado por el relámpago amarillo de la oropéndola; se entretuvo observando el triscar de los conejos entre la hierba; miró fijamente a los ojos a las vacas y a las cabras, a las ovejas y a los venados que entraban en su mundo para paliar la sed; disfrutó de los atardeceres perfumados de jara y de poleo y se durmió acunado en el titilar de las esquilas y en el hondo latir de los mastines sobresaltados por el tufo del lobo.

Si nació en Extremadura, ¿por qué se fue el bacalao de las charcas extremeñas? No se sabe. Nadie lo ha descubierto aún. Tal vez sintió el deseo repentino de conocer mundo y se echó a la mar, que es un arrepío muy extremeño. O, quizás, tuvo la necesidad imperiosa de buscarse la vida y se vio obligado a emigrar, algo que es más extremeño aún. Es posible que lo echara de casa un fenómeno meteorológico, una sequía extrema y prolongada o, por el contrario, una glaciación que petrificó en corazón de las charcas. Los cambios climáticos no son de ayer, los ha habido siempre. Gracias a ellos estamos aquí.

En cualquier caso, fuera uno u otro el motivo de la migración, el bacalao lio el petate y se puso recorrer las regaderas, los arroyos, las riveras y lo ríos caudales hasta desembocar en la mar oceana.

Su vida cambió completamente. Pasó de contemplar las estrellas de los altos cielos extremeños a vivir entre las estrellas de las profundidades marinas. Él, que era el rey de las charcas, pasó a ser un habitante más de las sombras abisales. No había poleo ni tencas en su nuevo mundo, pero que el sabor de la sal impregnase su boca y su ojos no consiguió que olvidase sus orígenes. El bacalao nació entre encinas y alcornoques, cerca de los conventos, y eso está impreso en su corazón. Como el cerdo, el bacalao es un filósofo de la dehesa y a ella vuelve, no para procrear, como hace el salmón, sino para prolongar su existencia en quienes lo adoran y elaboran con él verdaderas obras de arte. Más de mil y una recetas de pura ambrosía.

Que el bacalao sea un manjar tan querido y utilizado por todo tipo de personas, muchas de las cuales no saben a qué huele el mar, es una demostración más de que el bacalao, el humilde y portentoso bacalao, al modo de Alcántara, al modo de Yuste, dorado, rebozado, en croquetas, con arroz, con papas, en tortilla, con garbanzos, asado, seco, en buñuelos, con limones, en albóndigas, con pimientos..., es un emigrante siempre dispuesto para el retorno. Ya sé que hay otras recetas de bacalao, como al pil-pil, a la vizcaína, a la gallega... pero comer bacalao a orillas el mar es un capricho no una prueba de amor. El bacalao es dehesa en estado puro.

miércoles, 18 de octubre de 2023

Futuro vacío

José Joaquín Rodríguez Lara

Extremadura de ausencias,
campana sin badajo,
¿quién te robó la voz y el eco?,
¿quién te sembró de llanto?,
¿por qué tus asombros retumban
tan lejos del campanario?

(De mi poemario 'Poemas sin libreto')