sábado, 29 de septiembre de 2018

Cuando seas padre comerás huevos


José Joaquín Rodríguez Lara

La expresión 'cuando seas padre comerás huevos', que hace referencia a la distribución del poder y de los privilegios, en este caso gastronómicos, en las sociedades rurales, podría tener un origen más cotidiano y menos político filosófico de lo que aparenta.


La arqueóloga Maite Iris García Collado ha realizado una investigación sobre la alimentación en la sociedad rural de la Alta Edad Media, para su tesis doctoral, pues hay doctorandas y doctorandos que, en vez de copiar directamente las investigaciones de otras personas, investigan por su cuenta.

 

La doctora García Collado, doctoranda en la Universidad del País Vasco, ha estudiado los restos óseos de la personas que habitaban la aldea de Bobadilla, en la actual provincia de Toledo, durante la época visigoda, siglos VI al VIII; les ha aplicado técnicas biomoleculares a los isótopos estables de carbono nitrógeno y ha llegado a la conclusión de que, en todas las edades, sexos y rangos sociales, los cereales de invierno -trigo, cebada, avena y centeno- eran la base de la dieta de aquellas gentes; que también comían algo de panizo y de mijo; y que los alimentos de origen animal -lácteos, huevos y carne- se ponían poco en la mesa y no se comían hasta que se habían cumplido los 14 años.


De realidades cotidianas como esta puede venir el dicho 'cuando seas padre comerás huevo'. No en el sentido genético de la expresión, no era preciso haber procreado para comer huevos, carne y queso, pero sí haber alcanzado la edad necesaria para tener estatus de persona adulta.

 

Y, desde luego, en el medievo, con catorce años, cualquier criatura humana había trabajado más -incluso combatido- y asumido más responsabilidades para el bienestar de su familia, de su aldea y de su gente que la mayoría de quienes en la sociedad actual tienen entre veinte y treinta años.

 

El hecho de reservar los alimentos más nutritivos para los integrantes adultos de la comunidad, en detrimento del segmento infantil, no es egoísmo. Es una visión absolutamente objetiva de lo que significaba entonces la lucha por la supervivencia. Para el futuro inmediato de la comunidad tenía mucho más valor un espécimen adulto, ya criado, capaz de trabajar, de luchar y de procrear, que un ser que debía recibir cuidados durante años antes de empezar a aportar algo a la sociedad.

 

Con unas tasas de reproducción y de mortalidad infantil muchísimo más elevadas que las actuales, un niño o una niña no dejaban de ser apuestas arriesgadas, proyectos de adultos cuya supervivencia corría muchísimo peligro hasta que podían valerse de sus propias fuerzas. La comunidad lo sabía y la mortalidad infantil no alcanzaba la dimensión trágica que tiene en el siglo XXI, en el que los bebés son 'bienes' escasos que deben protegerse a toda costa.

 

Posiblemente sea más desnaturalizada la protección a ultranza de la infancia, que la reserva de los mejores alimentos para las personas adultas. Al fin y al cabo, en la naturaleza ocurre algo bastante parecido. Y junto a madres que dan la vida en defensa de sus crías, hay otras que las abandonan tan pronto como les acecha el peligro y se van a poner nuevos huevos a un nido más seguro.



viernes, 28 de septiembre de 2018


¡Moncloa!, tenemos un problema


José Joaquín Rodríguez Lara


Usted disculpará que parodie una de las frases más conocidas de la gloriosa exploración espacial para referirme a algo con tan poca chicha como es el Gobierno de España. Pero, como dice la otra, “a ver, es lo que hay”. Y, efectivamente, es lo que hay.


Hay un problema, un problemón, mayor incluso que el que afectó al Apolo XIII.


Lo que ocurre en el Gobierno de España empieza a ser de chascarrillo, como si a La Moncloa se le picasen no ya los manguitos, que diría mi admirado monologuista Goyo Jiménez, especialista en analizar a la silvestre España a través del modelo industrial norteamericano, sino que al cohete Pedro Sánchez -¿tesis doctoral o antítesis amañada, that's the question?- se le aflojan las tuercas y se le pudren los ministros.


A Maxim Huertas, escritor y tertuliano mañanero, la guinda del pastel en el gabinete de Sánchez, se le olvidaron los donuts de Hacienda y la cartera de Cultura le duró una semana.


Carmen Montón, que fue ministra de Sanidad en la nave Sánchez, salió del Gobierno por plagio, con el máster entre las piernas, cuando se cumplían los cien días del despegue del Ejecutivo desde Cabo Carajal.


Dolores Delgado, fiscal y ministra de Justicia, está realizando esfuerzos increíbles para no caerse del delgado alambre por el que se emiten sus inquietantes conversaciones con el excomisario Villarejo, con el juez Garzón como personaje invitado. Hay muchas formas de atacar al Estado –que como usted sabe no es un gobierno, sino la suma de un gobierno, de un pueblo y de un territorio- y una de las más abominables es hacerlo desde dentro y mientras se simula servirle y se cobra de él. La ministra de las Conversaciones con Villarejo parece un teléfono móvil: cuando todavía no se ha asimilado el impacto de su última explicación, ya ha puesto en el mercado una versión nueva.


Y el último manguito en romperse hasta este 28 de septiembre –cruce usted los dedos, presidente Sánchez- ha sido el ministro astronauta, Pedro Duque. De cualquier otro manguito del cohete Sánchez podría y puede esperarse cualquier cosa, por su manifiesta inexperiencia en el poder o por su excesiva experiencia con el poder, pero Pedro Duque parecía estar hecho de otra pasta; parecía un ministro inmaculado.


Pues hete aquí que le han sacado una botana. Primera acepción del diccionario. El ministro y Duque se las ingenió para pagar menos impuestos por la compra de un casoplón el año 2005. Parece que lo que hizo es legal, pero como una cosa es lo que diga la ley y otra muy distinta lo que ordene y mande Pedro Sánchez, el ministro y Duque ha caído en falta a los ojos de la concurrencia.


“Si yo tengo en la ejecutiva federal de mi partido, en mi dirección, a un responsable político que crea una sociedad interpuesta para pagar la mitad de los impuestos que le toca pagar, esa persona al día siguiente estaría fuera de mi ejecutiva”, afirmó Pedro Sánchez el año 2015, en una entrevista en Telecinco. Y eso mismo parece ser lo que hizo el astronauta, que aún no era ministro, Duque.


Así que, ¡Moncloa!, tenemos un problema, un conflicto jurídico estratosférico digno del Tribunal Constitucional. ¿Qué debe prevalecer, la ley de todos o la ley de Sánchez? ¿Qué Pedro se ha pillado los dedos con el maldito manguito, Pedro el Cohete Sánchez o Pedro el Astronauta Duque?


Y a todo esto, los filisteos que comanda Pablo Iglesias, ¿seguirán apoyando a Sánchez o huirán despavoridos para evitar que las columnas y los manguitos de La Moncloa les caigan sobre la cabeza y los aplasten?


En esta epopeya sideral solo falta el malogrado Tony Leblanc vestido con traje espacial y con un botijo en la mano.


(Sexagésimo quinto artículo publicado en extremadura7dias.com,
el  28 de septiembre del año 2018.)



lunes, 24 de septiembre de 2018


La zorra cambia de pelo, pero no de hábitos


José Joaquín Rodríguez Lara


El VAR, sistema de vídeo arbitraje, va por barrios; o mejor aún, por clubes, por aficiones y por árbitros.

A Cristiano Ronaldo lo expulsó el árbitro en Valencia porque es Cristiano Ronaldo, un futbolista todo corazón y, por lo tanto, fácilmente expulsable, y porque en la Liga de Campeones todavía no se utiliza el VAR.

Sin el VAR, el Real Madrid hubiese empatado a cero goles con el Español de Barcelona, porque el partido lo estaba arbitrando Antonio Mateu Lahoz y el gol lo había marcado el Real Madrid. Luego intervino el tribunal de apelación del VAR, que es como tribunal supremo de los bares, pero sin aceitunas machás, y corrigió a Lahoz martillo del Madrid.

El Barcelona empató a dos goles en su casa con el Girona y el árbitro extremeño Jesús Gil Manzano expulsó, después de consultar el VAR, al defensa azulgrana Lenglet, por agredir a un contrario dándole un codazo.

El también defensa azulgrana Piqué se encaró de mala manera con el colegiado extremeño en el túnel de acceso al vestuario, la expulsión se produjo en el primer tiempo, y Messi le negó la mano al árbitro de Don Benito al final del encuentro.

Se dice que la zorra cambia de pelo, pero no de hábitos y el VAR… El VAR puede cambiar el fútbol mundial, pero no va a cambiar a los futbolistas ni a los clubes. Ni tampoco a los árbitros. Al menos, por ahora.

(Sexagésimo cuarto artículo publicado en extremadura7dias.com,
el  24 de septiembre del año 2018.)



El periodismo de Madrid va a acabar con España


José Joaquín Rodríguez Lara


Se habla muchísimo en los telediarios, y con razón, de los títulos universitarios regalados -o casi- a los políticos por la Universidad rey Juan Carlos. Pero muy poco, por no decir nada, de los másteres en cataplasmas que esos mismos informativos televisivos y, en general, todos los medios de información de ámbito estatal, se empeñan en regalarnos al conjunto de la población.


No faltan críticas en las redes sociales: “Yo ya tengo un máster en lazos amarillos. Un telediario más y me doctoro en catalán”. Pero no se ve autocrítica en los medios estatales. O no son conscientes o no quieren serlo de que su obsesiva e intensiva atención al revuelto ovillo catalán está consiguiendo que buena parte de su audiencia cambie de canal, de sintonía y hasta de hoja tan pronto como se le aparece Puigdemont y su cofradía amarillo limón.


Hay quien apaga la televisión y hasta quien ha dejado de ver los telediarios porque ya no aguanta más. La cata-plasma se ha convertido en una tortura insufrible. No es que el monotema catalán aburra, es que origina en la audiencia no independentista reacciones viscerales impensables hace tan solo unos meses.


Se comprende que el periodismo de Madrid y, también, el de Cataluña y un poco el de Valencia y hasta el de Baleares sigan a rueda, un día sí y otro también, del asunto catalán. No se explica, sin embargo, que se le dedique tanto y tanto y tanto tiempo y espacio a ese asunto y tan poco a lo que ocurre en el resto de España.


Una España que aún interesa a los españoles porque todavía existe. Está viva. España aún respira a pesar del periodismo de Madrid y del catalán y demás fuerzas periféricas centrífugas.


Sabíamos, desde que nacieron Tesla y Marconi, que cuando llueve en la Gran Vía de Madrid, que parece ser el ombligo del periodismo español, se mojan todas las avenidas, calles y callejones de España. Lo sabemos, lo sufrimos y ya lo tenemos asumido, pero los lazos amarillos han dejado a la Gran Vía madrileña en una vereda sin margaritas, sin azucenas y sin verde. Por el camino verde, camino verde que va al EGM...


Unos informativos tan centrados en el asunto catalán, aunque sea para intentar desmontarlo, están castigando a la mayor parte de su clientela y favoreciendo, por todos los canales, a los independentistas que, por un lado se reconocen protagonistas absolutos, por no decir exclusivos, de la pechuga de la información, y por otro, están comprobando que cada telediario son más los españoles a los que no les importaría que Cataluña se independizase. Y si hay que cavar un foso para que se independice, pues se cava con las uñas, con los dientes y con lo que sea.


Al final, con España no va a terminar Cataluña. Va a ser el periodismo de Madrid, mucho más localista y provinciano que el de provincias, el que termine con ella.

(Sexagésimo tercer artículo publicado en extremadura7dias.com,
el  19 de septiembre del año 2018.)


martes, 18 de septiembre de 2018


Verbena de pueblo, lo mejor


José Joaquín Rodríguez Lara

Cuatro generaciones (abuelos, padres, hijos y nietos) bajo el mismo toldo de estrellas; bailes y saltos y risas al aire libre; cerveza y guisquises y mojitos y toda clases de combinados (hasta chocolate con churros) frente al escenario; la música de siempre (la de hoy, la de ayer, la de antes de ayer y la del siglo anterior...) a todo trapo; "mi Huelva tiene una ría", "ai se eu ti pego" y Juanes, con su camisa negra y Eva María, que se fue buscando el sol de la playa con su maleta de piel y su bikini de rayas y "sha la la la lá, oh, oh"...

(Al final, Fórmula V y Los Diablos arrasan, pero el gallo del polvorete revoluciona el gallinero.)

La vocalista se multiplica y no solo lo hace bastante bien (hasta se atreve con una canción de Diana Navarro), sino que, además, mientras canta va silabeando (clara y nítidamente, para regocijo de los más avispados) cada paso de su coreografía. Es la primera vez que veo un concierto con traducción simultánea al lenguaje para sordos. Una verbena genial.

Las verbenas han hecho mucho más por el bienestar de Humanidad que cualquier otro tratamiento psicoanalítico. La Unesco debería declararlas patrimonio inmaterial de la Humanidad. Y a las orquestas, también. Con la coreografía y todo.


lunes, 17 de septiembre de 2018


Exposición de mastines en Salvatierra de los Barros


José Joaquín Rodríguez Lara


El pintor Ignacio Rodríguez cuelga en Salvatierra de los Barros (Badajoz) una exposición artística monográfica dedicada al rey de las cañadas.


La muestra, titulada ‘Mastines’, estará abierta hasta el día 23 de este mes de septiembre en la ermita de los Santos Mártires de la localidad alfarera, y ganadera, que está celebrando sus fiestas más destacadas, en honor al Cristo de las Misericordias.


Cuarenta obras de pequeño y mediano formato, realizadas con acuarela, pintura acrílica y barro –una de las piezas es una terracota- integran esta exposición, de estilo expresionista, que tiene como argumento y protagonista al mastín, al gran perro extremeño y español esculpido a lo largo y ancho de los siglos en la defensa del ganado, ovejas, cabras, vacas…, de los cortijos y de las personas.


Cuando Ignacio Rodríguez, vinculado familiarmente a Salvatierra de los Barros, era niño había muchos mastines en los campos extremeños. Ahora es posible que haya más en su exposición que en toda Extremadura.


El artista muestra a este totémico animal en muchas de sus actitudes características, trasmitiendo una majestuosa sensación de sosiego, pues el mastín, consciente de su enorme poderío, no es un animal agresivo y sólo muestra su fiereza cuando se invade el territorio del rebaño o de la cortijada que defiende.


Cuando todavía había mastines en los campos extremeños, su ladrido, profundo y nada escandaloso, se oía de majada en majada, anunciándole al lobo, al forastero o simplemente a los mastines de la finca de al lado que, aunque pareciera somnoliento y pasase las horas tumbado, con la doble gorguera descansando sobre las extremidades anteriores, seguía alerta, tanto de día como de noche, dispuesto a defender hasta la muerte al rebaño o cualquier otro bien encomendado a sus colmillos y a las afiladas púas de su carlanca.


Ignacio Rodríguez evoca ese mundo campesino, elemental y bucólico en las 40 obras que muestra en Salvatierra de los Barros. Y lo expresa mediante grandes trazos de color que homenajean al mastín desde la primera pincelada, situándolo como la clave de bóveda de cada cuadro y resaltando su individualidad en el título de cada obra. Son mastines para el recuerdo.


sábado, 15 de septiembre de 2018

jueves, 13 de septiembre de 2018


Gallardo no consigue que Fragoso pase bajo sus horcas caudinas


José Joaquín Rodríguez Lara


Francisco Javier Fragoso, alcalde de Badajoz (PP), se queja de que Miguel Ángel Gallardo, presidente de la Diputación de Badajoz (PSOE), le niegue a la capital de la provincia un millón de euros, como si en vez de ser dinero público fuese dinero del propio Gallardo.


El presidente de la Diputación, que sí le ha concedido tan interesada dádiva a otras ciudades, como Mérida, Almendralejo, Villanueva de la Serena y Don Benito, se queja de que Badajoz pierda ese millón por no haberse sometido el alcalde pacense a sus exigencias.


¿Quién tiene razón? Está clarísimo: el conde de Romanones; Álvaro de Figueroa y Torres, primer conde de Romanones (1863 - 1950). El conde explicó de forma palmaria lo que está ocurriendo ahora mismo en Badajoz: “Ustedes hagan la ley, que yo haré el reglamento”.


Lay Ley de la Memoria Histórica, promovida por Zapatero, que obliga a enterrar el rastro del franquismo aunque sea desenterrando a Franco, salió de las Cortes del Reino. Y uno de los reglamentos de esa ley, aplicable en la provincia badajocense, ha salido de la cabeza del presidente de la Diputación de Badajoz, que a través de un decreto convocó el proceso de petición de las ayudas y por medio de una resolución lo sustanció.


En su decreto, Gallardo les exige a los alcaldes que, si quieren arroz, pidan el dinero personalmente, firmando la solicitud, y confirmen que en su ciudad no hay vestigios –calles, edificios, monumentos, etcétera- de resonancias franquistas. Y si no se acreditan estas circunstancias, no hay dinero.


Es un procedimiento puesto en marcha por el presidente de la Diputación para conseguir, mediante su propio ‘reglamento’, lo que la Ley Zapatero no consigue imponer. Huele un poco a chantaje inverso, desde luego, y recuerda a las horcas caudinas (si necesita alguna explicación, todo está en la Wikipedia), pero ya dice el dicho romano: dura lex sed lex.


Eso sí, donde las dan las toman, más dura será la caída, arrieritos somos y todo lo demás. Porque hay políticos que puede que carezcan de ética, pero tienen muy buena memoria. Y una mala leche de aquí te espero.


(Sexagésimo segundo artículo publicado en extremadura7dias.com,
el  10 de septiembre del año 2018.)