miércoles, 25 de mayo de 2011

¿Necesitaremos elecciones autonómicas tras el verano?


José Joaquín Rodríguez Lara


El electorado extremeño le ha dado un enorme poder a Izquierda Unida -casi tanto como a los temibles tránsfugas-, y las informaciones periodísticas están convirtiendo a Pedro Escobar, su líder regional, en 'el torilero de la Asamblea', en el hombre que tiene las llaves de los 'chiqueros' parlamentarios y puede hacer que salga investido presidente José Antonio Monago, que encabeza la candidatura más votada por los extremeños el pasado domingo, o Guillermo Fernández Vara, que es el presidente en funciones desde la convocatoria electoral y que, atención, podría tener que seguir así, como interino sin plaza, algunos meses más. Hasta el otoño.

Como Pedro Escobar se dedica a la docencia, es enjuto de carnes y no le pone buena cara a la posibilidad de pactar, también podría haber sido presentado ante la opinión pública como el tópico profesor 'hueso' que no regala los aprobados en los exámenes de investidura. Que eso y no otra cosa es una sesión parlamentaria de investidura, un examen de cada candidato. Y, aún más, dado que según todas las informaciones Escobar 'tiene la llave', y para demostrarlo se deja retratar con ellas en la mano, hay que empezar a sospechar que tal vez sea el mismísimo 'amo del calabozo'.

Lo cierto y verdad es que Izquierda Unida de Extremadura, en general, y Pedro Escobar, en particular, tienen en la actualidad suficiente poder decisorio, por sí, para 'poner' al presidente de la Junta. Pero el que IU pueda 'poner' presidente no conlleva que también pueda 'quitarlo', ni tampoco que tenga capacidad para impedir que Monago o Fernández Vara presidan la Junta. La famosa 'llave del torilero' abre la puerta de acceso a la Presidencia del Gobierno de Extremadura, pero no la cierra.

En muy poco tiempo se confirmará si Monago y Fernández Vara optan a la investidura presidencial. Técnicamente pueden hacerlo sin problemas, pues el Estatuto de Autonomía, en su artículo 25, exige tener el apoyo de la cuarta parte de los escaños (16 y pico) para ser candidato a la investidura y, como es sabido, el PP tiene 32 y el PSOE 30, mientras que IU se queda muy lejos, con 3.

Para ser investido presidente de la Junta en primera ronda de votaciones se necesitan 33 votos a favor (lo que constituye la mayoría absoluta en una cámara legislativa de 65 escaños), cosa que sólo será posible si Monago o Fernández Vara tienen el apoyo expreso de IU o del otro grupo (PSOE/PP), caso este último que resulta más que improbable y nada creíble, aunque no imposible.

Si ninguno de los dos candidatos alcanza la mayoría absoluta en la primera ronda, se pasará a una segunda en la que ya sería suficiente con la mayoría simple. En este caso, a Monago le bastaría con que el PSOE o IU se abstuviesen. (Si se registrasen 32 votos a favor; 30 o 3, en contra y 3 o 30 o 33 abstenciones, José Antonio Monago inauguraría un nuevo capítulo autonómico). Si IU, siguiendo las instrucciones de Cayo Lara, su jefe supremo, pretende impedir la investidura de Monago por mayoría simple, necesitará que el PSOE secunde su voto negativo. Y si el PSOE quisiera evitar la investidura del candidato de los populares por mayoría simple, necesitaría a su vez que IU también votase en contra de Monago en esa sesión. Lo que de verdad hará IU, con respecto a la investidura, aún no está claro, ni en público ni en privado. Podría pasar de todo.
El PP puede evitar la investidura de Fernández Vara, si a éste no le apoya IU, pues le supera en escaños (32 a 30), mientras que IU, por sí misma, no puede impedir ni la investidura de Monago ni la de Fernández Vara, a pesar de su famosa 'llave'.

Si en esta sucesión de 'juegos galantes' entre sus señorías, el Parlamento extremeño no lograse elegir un presidente de la Junta en el plazo de dos meses, desde el primer debate de investidura, habría que convocar nuevas elecciones autonómicas, con lo que los extremeños volveríamos a las urnas al final del verano o ya en el otoño, si Zapatero se viese obligado a adelantar las generales y se optara por la coincidencia de fechas para evitarse el gasto de dos citas electorales (tres con la ya celebrada el día 22), tan cercanas. Hasta entonces e incluso varias semanas después, Guillermo Fernández Vara continuaría como presidente de la Junta, en funciones. Tras los comicios, y a la vista de los resultados electorales, volvería a repetirse el proceso de investidura.

Y hay otra novedad nunca experimentada hasta ahora en esta tierra: pasado un año desde 'la anterior disolución' de la Asamblea, que fue el 28 de marzo, el presidente del Gobierno regional «previa deliberación de la Junta de Extremadura y bajo su exclusiva responsabilidad, podrá disponer la disolución anticipada de la Asamblea de Extremadura» y convocar nuevas elecciones autonómicas, según establece el artículo 27 del flamante Estatuto de Autonomía.

Así que, por el bien de todos, lo mejor será que lleguen a algún acuerdo estable que permita gobernar y sortear los puntos más conflictivos del vendaval político; o si fuera un acuerdo inestable que, al menos, se procure no moverle mucho la silla al que gobierna, para no hacerle caer en la tentación de amenizarnos el 2012 con otra llamada a las urnas. Sería lamentable. Y no por el gasto que toda elección conlleva -será por dinero-, sino por lo insufrible que son las campañas electorales. Especialmente para los políticos.

sábado, 14 de mayo de 2011


Virgen emigrante

José Joaquín Rodríguez Lara


NO hubo jamás entidad ni sociedad ni corporación ni institución ni tampoco religión que iguale al cristianismo, a la Iglesia Católica, en capacidad de adaptación al terreno. Es esta una prudente y portentosa virtud eclesial cuyo origen se remonta a los primeros cristianos. Quizás la aprendieron del Imperio Romano, que extendió sus legiones y su lengua por casi todo el mundo conocido y tomó de cada lugar lo que le interesaba, ya fuesen dioses, metales, frutos o esclavos. O tal vez la adoptaron para sobrevivir a las persecuciones. Lo cierto es que, en sus 2.000 años de historia, el cristianismo siempre ha sabido adaptarse al medio, favoreciendo con ello su pervivencia.

Ya la palabra Dios es un término ajeno, pues es el genitivo de Zeus, el dios del sol, de la luz, que llega al cristianismo a través del latín Deus. La cruz, símbolo cristiano por excelencia, es un elemento de tortura y de ejecución usado por los romanos. La forma rectangular de las primeras iglesias tiene su origen en las basílicas romanas, que no eran templos, sino edificios civiles en los que coexistían el ejercicio de la justicia y el del mercadeo. Más o menos como ocurre a veces en algunos mercados de España.

En su exitoso proceso de expansión, la Iglesia cristianizó todas aquellas fechas (solsticio de invierno-24/25 de diciembre: Navidad; solsticio de verano-24 de junio: San Juan), lugares (cuevas, montes, monumentos megalíticos) y hasta deidades (dioses protectores de las poblaciones, lares viales, rebautizados como 'san Julián') que recibían culto de los paganos, de los aldeanos.

La capacidad de adaptación no ha disminuido con los siglos, pero hay enclaves y circunstancias en las que no siempre se aplica. Así, el monasterio de Guadalupe y los demás templos de 31 pueblos extremeños aún dependen de la archidiócesis de Toledo, contraviniendo postulados conciliares, acuerdos interestatales, razones y hasta súplicas. Por algún motivo de extraordinario peso, la Iglesia no adapta la delimitación de sus diócesis a la realidad social, política, administrativa y emocional de Extremadura y la casa de la patrona de los extremeños sigue dependiendo de Toledo, lo mismo que las iglesias de esas 31 localidades. Nada importa que de un pueblo extremeño -Belvís de Monroy-, salieran 'los doce apóstoles' que tanto protagonismo tuvieron en la evangelización de América; o que, entre otras muchas santas y santos, de esta tierra fuesen la mártir Santa Eulalia y San Pedro de Alcántara; para nada sirve que el mayor sabio extremeño, Benito Arias Montano, de Fregenal de la Sierra, dirigiera la edición de la Biblia Políglota, ni que otros dos religiosos extremeños, Casiodoro de Reina, de Montemolín, y Cipriano de Valera, de Fregenal de la Sierra, hicieran y revisaran la primera Biblia en castellano, con tal acierto que aún la utilizan protestantes de todo el mundo. Ninguna importancia tiene que, durante siglos y hasta hace bien poco, la Virgen de Guadalupe haya sido el único referente verdaderamente regional para la mayoría de los extremeños. O nada de esto tiene valor para la jerarquía católica, desde Toledo hasta Roma, o es que alguna vez, como región, como pueblo o como personas individuales, cometimos una falta tan grave, un pecado tan imperdonable, que las muchas penitencias que la historia nos ha impuesto -subdesarrollo, marginación, incomunicación, emigración, etc.-, aún no bastan para hacernos merecedores de llamar 'nuestro' al santuario de 'nuestra' patrona.

Adaptar los límites diocesanos al sentir de la feligresía extremeña no debilitaría a la Iglesia ni costaría nada. No habría que construir templos, ni comprar imágenes, ni abrir seminarios. Sería puro papeleo. Pero es un trámite que no está al alcance de quienes tanto lo anhelan. Hay que tener paciencia. Y mientras llega el milagro, quien tenga voz, que hable, quien tenga fe, que rece y quien pueda peregrinar, que vaya hoy, 14 de mayo del año 2011, hasta el monasterio, para dejar constancia de que Extremadura no quiere que la Virgen de Guadalupe siga siendo una emigrante en su propia tierra.


sábado, 7 de mayo de 2011


Quéjese a la UEFA

José Joaquín Rodríguez Lara


LA que ha montado el CIS, el Centro de Intoxicaciones Psicológicas, con su encuesta. ¿A quién se le ocurre abrir la campaña electoral asegurando que «cautivo y desarmado» el rodillo socialista, la tropa de Rajoy gana hasta en Extremadura; Zapatero está acabado?

¡Qué poca consideración, qué falta de misericordia, qué salvajada! Cosas así no se le desean ni a tu peor enemigo. Llevan los pobres peperos tres días bañándose en tila y ni por esas les bajan las palpitaciones. A más de uno habrá que ponerle un camión cisterna lleno de tranquimazín, o de lo que sea, para que pueda ir de pueblo en pueblo sin que se le agote el gotero en mitad de un mitin. «¡Qué ganamos, qué ganamos, que el PP gana en Extremadura!». Nada, no hay forma de sujetarlos. Están que se salen del pellejo, más anchos que gato en matanza.

¿Pero qué ha pasado en esta bendita tierra desde que se retiró Ibarra? Y, sobre todo, ¿dónde está Alfonso Guerra? ¿No depende el Centro de Intoxicaciones Psicológicas ese directamente de la Presidencia del Gobierno? ¿No lo controlaba Zapatero? ¿Por qué se permite, entonces, que 'cocine' las encuestas Sonsoles, su mujer, si todos sabemos que está a disgusto en La Moncloa? ¡Qué falta de reflejos, Pepelui! En política no se puede tener tanto talante. Este hombre, desde que dijo que se iba, es que parece que está 'talmente' ido.

«'Aquí, mis siete cachorros, / aquí, mi perra trujillana, / aquí mi perro el de los fierros', / aquí, mi Blanco y mi Rubalcaba, / si desmentís esa encuesta / 'tendréis la cena doblada' / y si no la desmentís, / ni me iré ni habrá primarias».

Eso, encima, pregonándolo, que así está el país desde que, «por lo alto de los cerros», asomó el jopo la encuesta «parda». Es un sinvivir España, un sinvivir. Los unos porque pierden y los otros, porque ganan.
Y mire usted que simplemente se trata de una encuesta, que viene a ser como una previsión meteorológica y nada menos que para el 22 de mayo, que será un día de primavera como otro cualquiera: «Tiene pinta de llover y lo probable es que no llueva. Dependerá mucho del tiempo que haga ese día. O tres días antes». No hay más.

Pero mucho peor es lo del PP, que no solo se considera ya vencedor en las urnas, sino que hasta se ve triunfante en la investidura presidencial. Y eso no va a ser así, José Antonio Monago Primero de Extremadura. Hasta ahí podíamos llegar. Una cosa es ganar las elecciones y otra muy distinta gobernar. La Presidencia de la Junta, para quien la trabaja. Esto no es como los Estados Unidos, donde basta con ganar las elecciones presidenciales para ser presidente de América. Aquí no, aquí tenemos a Izquierda Unida, que es un partido residual -bueno-, casi inexistente -a lo mejor-, pero que ahí está, quitando y dando presidencias y alcaldías con una alegría que corta el hipo.

Y todo legal. Aquí no necesitamos verdadera separación de poderes. Eso en USA. ¿Le parece injusto que un partido minoritario actúe como árbitro y dé y quite victorias? Pues quéjese usted a la UEFA, como ha hecho el presidente del Real Madrid después de haber sido embestido por los árbitros, primero, y por el Barcelona, después.