lunes, 28 de septiembre de 2015

- Dos cosas necesita la cocina por encima de cualquier otro ingrediente: imaginación y cariño.



miércoles, 23 de septiembre de 2015

- El éxito literario es una cuestión de prioridades.
Si el título de la obra precede al nombre de quien la escribió,
esa persona aún no ha triunfado.


miércoles, 16 de septiembre de 2015

- España no es un país, es un conglomerado de intereses.


- De repente te das cuenta de lo muy viejo y diminuto que eres
 cuando descubres que tomaste café con personas que un día fueron tus amigas y ya sólo son estatuas en las glorietas.


martes, 8 de septiembre de 2015

- Aunque hay quien no lo cree, 

las estadísticas no mejoran la vida. 

Es la vida la que mejora o agrava las estadísticas.


lunes, 7 de septiembre de 2015

El mensaje político del Día de Extremadura


José Joaquín Rodríguez Lara


La celebración oficial del Día de Extremadura ha cambiado de formato. La tradicional ceremonia de entrega de las medallas de Extremadura y del discurso institucional del presidente del gobierno extremeño ha sido desglosada en dos.

El hemiciclo del Parlamento regional ha acogido la parte política del acto y la parte social y lúdica se mantiene en el Teatro Romano de Mérida. ¿Es mejor así? Pues qué quiere usted que le diga: para gustos, los colores. Tengo la sensación de que la primera parte del acto tiene mucho margen de mejora. La segunda aún no ha comenzado a la hora de redactar este artículo. Ya se verá.

Para empezar, colocar a tantas autoridades -parlamentarias, locales, estatales, militares...- en el hemiciclo es verdaderamente difícil. No hay escaños suficientes, a pesar de que ni a las exseñorías de Izquierda Unida ni tampoco a las de PREX-CREX, tan importantes durante la legislatura anterior, se les ha visto en la sede parlamentaria. Y estaban invitadas.

Se ha buscado una solución a la falta de asientos colocando sillas de plástico enfundadas, lo que le ha dado al Parlamento cierto aire de salón de bodas. Una impresión reforzada por los afanes de los asistentes por encontrar su localidad y, en el camino, no dejar de saludar a amistades, colegas y discrepantes. Finalmente, no sólo hubo asientos para todo el mundo, sino que hasta sobraron escaños. Las sillas tuvieron más éxito.

Llevar al Parlamento a la ciudadanía está bien, pero como todo, incluida las sedes parlamentarias, tiene un límite, seguramente sería más práctico llevarle el Parlamento a la ciudadanía. Y no sólo una vez al año.

El apartado de los discursos también ha sido desglosado. Hasta ahora subían a la tribuna el alcalde de la ciudad -Mérida nunca ha tenido alcaldesa- y el presidente del Ejecutivo regional. La Junta de Extremadura nunca ha tenido presidenta.

Ahora no. Ahora suben a la tribuna de oradores, la presidenta de la Asamblea, como anfitriona parlamentaria; el alcalde de Mérida, como anfitrión municial; la diputada de Ciudadanos, como portavoz; el portavoz de Podemos, como diputad@; el presidente del PP, como Monago; Valentín García, del PSOE-SIEX, como apaciguador oficial y Guillermo Fernández Vara, como presidente de la Junta de Extremadura.

Es indudable que se ha ganado en el número de mensajes, pero parece claro que las intervenciones se han diluido. El discurso puramente político ha perdido intensidad. Todos quieren, queremos, una Extremadura mejor y más justa, pero al decirlo cada partido por su cuenta, en su orden y a su manera, se le quita contundencia al mensaje.


Las personas asistentes al acto institucional en el hemiciclo de la Asamblea de Extremadura escuchan el himno de España.

Nadie esperaba un Día de Extremadura especialmente reivindicativo ni hostil con el poder central, o con quienes tienen la sartén de España agarrada por el mango. Aquí no hay ni vocación ni aceite para eso. De hecho, el acto ha comenzado con las notas del himno nacional, en versión abreviadísima. Pero ya que, por primera vez, toman la palabra todos los partidos presentes en el hemiciclo, cabría la posibilidad de que se hubiesen puesto de acuerdo en dos o tres cuestiones y las hubiesen defendido con una sola voz.

En lugar de esto, cada uno ha dicho lo que le ha parecido, aunque en el fondo estén de acuerdo en condenar la violencia machista, en lamentar la tragedia de los refugiados sirios, en solidarizarse con los afectados por el incendio de Sierra de Gata y en aspirar a tener una Extremadura mejor. Es decir, se han formulado deseos sin establecer objetivos precisos ni muchos menos un plan de actuaciones, calendarios u hojas de ruta. Como titular más destacado, el presidente Vara ha invitado a organizar un pacto para que Extremadura tenga ferrocarril y ha instado a reinventarse la región.

Según lo visto, el nuevo formato de celebración del Día de Extremadura desactiva las reacciones políticas inmediatas al mensaje presidencial. Como los grupos parlamentarios ya han hablado antes de que que lo haga el presidente, parece que a nadie le interesa lo que sus portavoces opinen del discurso presidencial.

Y hablando de dircursos, el/la portav@z de Podemos, Álvaro Jaén, se pasó toda la intervención utilizando el genérico en femenino: en vez de los extremeños insistía en "las extremeñas", en lugar de nosotros enfatizaba "nosotras" y así. Tenemos tan acostumbrado el oído al genérico en masculino -nosotros, los habitantes de Extremadura- que oírlo en forma femenina nos araña las membranas, también llamadas tímpanos. Pero ocurriría lo mismo si fuese al revés, si habitualmente utilizásemos el genérico en femenino, 'nosotras, el pueblo', y lo escuchásemos en masculino 'nosotros, el pueblo'.

El discurso de Jaén llamó la atención, pero menos por lo que dijo que por la forma en que lo dijo. Y dijo muchas cosas, pero a veces 'las troncas con ramas y hojas no nos dejan ver la arboleda'.