viernes, 29 de marzo de 2019


A Vergeles le crecen los enanos


José Joaquín Rodríguez Lara


El doctor José María Vergeles Blanca, consejero de Sanidad y Políticas Sociales de la Junta de Extremadura, pone un circo y se le abrasa la ambulancia.


¡Qué mal fario tiene este hombre! Ni que al nombrarle consejero le hubiesen mirado de soslayo. Empezó con mal pie, heredando una consejería que había sido gestionada durante cuatro años por el PP, en vez de heredar su propia consejería, con su despacho, sus papeles y sus cosas en el armario, como hizo Guillermo Fernández Vara cuando era consejero.


Luego todo empezó a ir de bache en bache. Se descubrió, y fue noticia de repercusión nacional, que para Vergeles, retrasar la atención al paciente alargando la lista de espera, es una forma de ahorrar dinero. "Las listas son un instrumento que actúa sobre la oferta de recursos sanitarios, pero también pueden actuar sobre la demanda, al ser un mecanismo desincentivador en aquellos casos que el beneficio esperado es marginal y en los que el paciente dispone de recursos económicos suficientes para acceder al sector privado", dijo el consejero. Y se quedó tan pancho.


A Vergeles se le han echado los colegas, y hasta los no colegas, a la calle reclamándole no una cosa tan prosaica como es más dinero, sino algo que tiene mucho más valor que el oro: tiempo. Le piden tiempo. Quieren al menos diez minutos para atender a cada paciente.


También se ha caído el techo de Urgencias sobre las espaldas del consejero, mostrando su mala salud –la del techo- y reclamando, con urgencia, una pastilla o algo que repare su falta de calcio, de yeso o de atención.


Y por si fueran poca cosa la polémica y las acusaciones de actividades delictivas originadas por el servicio público de transporte sanitario, desde que Vergeles lo puso en manos de ‘Ambulancias Tenorio’, un furgón-ambulancia que llevaba a tres pacientes desde Badajoz a Madrid se ha calcinado en la autovía A-5 con cuatro personas dentro del vehículo, pues la conductora también tiene derecho a seguir viviendo.


Tan mala suerte tiene Vergeles que hasta se le cansa la Atención Primaria. El consejero de Sanidad y Políticas Sociales, José María Vergeles, considera que el servicio de Atención Primaria de Salud tiene “síntomas de fatiga” por haber estado “fuera del foco durante muchos años”. “No le hemos hecho mucho caso hasta que las medidas anticrisis han caído sobre sus hombros”, afirma Vergeles. “Una mala planificación nos ha dejado con falta de médicos de familia y la demanda nos come”, añade el infeliz.


Ignoro si es el diagnóstico del médico, el dictamen del consejero, el mitin del político o la observación del ciudadano Vergeles. Pero ya es mala suerte que la administración extremeña se ‘fatigue’ y que se caiga a cachos y que ardan las ambulancias como si fueran un vulgar vagón de ferrocarril.


¿No será señor Vergeles que la desventura le está saboteando sus buenas intenciones?


(Centésimo noveno artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 29 de marzo del año 2019.)

miércoles, 27 de marzo de 2019


Que pidan perdón los nietos de los conquistadores




José Joaquín Rodríguez Lara


Pedir perdón es una muestra de humildad, un reconocimiento de los errores cometidos y un gesto que evidencia grandeza de carácter.


Exigir que te pidan perdón es una demostración de soberbia, un exabrupto de arrogancia y un intento de humillar a quien se le exige que pida perdón.

Exigirle al jefe del Estado de un país que pida perdón por los presuntos abusos cometidos hace 500 años, como acaba de exigirle AMLO, también conocido como Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, a Felipe VI, rey de España, es un clara demostración de soberbia, de arrogancia y de total carencia de sentido común por parte del mandatario mexicano.

Porque ni el Rey ni los actuales gobernantes de España ni la ciudadanía española tienen culpa ni responsabilidad alguna por lo que ocurrió o dejó de ocurrir hace 500 años.

La España actual es muy diferente a la que conquistó América. El mundo entero es completamente distinto; la realidad mundial del siglo XXI es difícilmente equiparable a la que había en los siglos XV y XVI. Pretender medir y sancionar hechos del pasado con criterios actuales equivale a tergiversarlos haciéndolos pasar por el confesionario de la historia, como si el arrepentimiento fuese un jarabe que pudiera recetarse, en vez del resultado de un proceso interno en el que confluyen impulsos emotivos y sosegadas reflexiones.

Exigir que te pidan perdón y, por lo tanto, mostrar arrepentimiento, es tan ridículo como exigir amor. Se le pida al Rey de España o se les pida a los asesinos de ETA. Te pueden querer o no, pero exigir que te quieran es una estupidez sólo al alcance de personas devoradas por su egocentrismo.

Ni siquiera puede exigirse que un estado pida perdón a otro esgrimiendo principios éticos o morales. Las relaciones entre los estados no se basan ni en la moral ni en la ética. Se basan en acuerdos bilaterales o multilaterales, en la ley, en el derecho positivo. Y hace 500 años, el ordenamiento jurídico amparaba acciones, aunque sólo fuera por omisión, que actualmente no cuentan con ese beneplácito.

Pero, en cualquier caso, si alguien tuviese que pedir perdón por los abusos que se hubieran cometido durante la conquista de América tendrían que ser los descendientes de los conquistadores y de quienes les ayudaron a conquistarla. La Conquista fue una operación tan gigantesca que en modo alguno podría haberse llevado a cabo con una cifra ínfima de soldados desconocedores del terreno, mal pertrechados, a miles de kilómetros de su casa y en inferioridad de condiciones con respecto a los aborígenes del Nuevo Mundo.

Sin la ayuda de la ‘lengua’ Malinche, llamada también Doña Marina, como muestra de respeto e integración, nacida en lo que actualmente es el estado mexicano de Veracruz, y sin el apoyo de totonacas, de tlaxcaltecas y de otras tribus, ni Cortés, ni Pizarro, ni Valdivia, ni Alvarado, ni Hernando de Soto, ni Vasco Núñez de Balboa ni los demás descubridores, conquistadores y evangelizadores podrían haber llevado a cabo sus hazañas.

Si alguien debe cargar con la culpa de los abusos deben ser los descendientes directos de quienes los cometieron. Y tengo la impresión de que la mayoría de ellos están en América. Es más, para ser ecuánimes, es el presidente de México, como descendiente de españoles, quien debería pedirles perdón a las víctimas de tales abusos. ¿O es que el señor López Obrador, de origen cántabro, se considera la reencarnación de Moctezuma?


(Centésimo octavo artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 27 de marzo del año 2019.)


miércoles, 20 de marzo de 2019


En Badajoz no madruga ni el Código de la Circulación


José Joaquín Rodríguez Lara



Tal vez por su pasado árabe, en Badajoz la noche dura más. A Ibn Marwan, el fundador de la ciudad, seguramente le gustaban las candelas y esa afición por las lamparillas continúa impresa en los genes pacenses.

Badajoz suele despertarse tarde. En realidad, Badajoz carece de motivos para madrugar. Casi no tiene industria y el campo le cae muy a trasmano, más allá de los pueblos. Así que la capital pacense, tan comercial y de servicios, abre los ojos cuando el comercio descorre las persianas.

Es entonces cuando termina la noche en la ciudad, como mínimo un par de horas después de que amanezca.

Que en Badajoz la noche dura más lo demuestran hasta las farolas de la avenida de José María Alcaraz y Alenda, que no es el callejón del gato, aunque lo parezca, sino una de las principales calles de la ciudad; tan principal que hasta tiene nombre de obispo. ¿Cuántas noches lleva a oscuras Alcaraz y Alenda? ¿Cinco, seis, ocho, diez? Ya he perdido la cuenta.

En las horas previas a que Badajoz despierte, los escasos peatones que caminan por esta avenida de Valdepasillas van de portal en portal, buscando la luz de un aplique que alumbre sus pasos como “los perdíos / en metá de la montaña”, que dice Luis Chamizo en sus versos, buscan “las majás” iluminadas por los relámpagos durante las noches de tormenta.

En Badajoz no madruga ni el Código de la Circulación, a pesar de que debe estar de guardia permanentemente. Antes de que abra el comercio, el taxista que sube por la calle Díaz Brito, asoma los morros, el suyo y el del taxi, y a pesar de que una señal lo prohíbe expresamente, gira a la izquierda, por la avenida de Villanueva, para llegar a la parada, cien metros más allá, en General Manuel Saavedra Palmeiro.

Y en esa misma avenida, entre El Corte Inglés y el restaurante Galaxia, hay quien profana la doble raya continua y realiza un espectacular giro de 180 grados con una perfección que para sí quisieran los ganadores del rali de la Vendimia. ¿Ha dejado en casa la cartera y vuelve a por ella? ¿Se le ha olvidado el dónut? Nada de eso. Se le ha olvidado el Código de la Circulación.

Lo mismo le pasa al repartidor de papel impreso que atraviesa los pasos de peatones a lomos de su moto, y sobre ella recorre las aceras para realizar sus deposiciones de tinta en portales y buzones. Va cargado de recomendaciones sobre el peligro que conlleva no respetar las normas de tráfico, pero no les hace caso.

Por no hablar de quien accede a la estación de autobuses, en la barriada de María Auxiliadora, por dirección prohibida, a través de la calle Isabel Gallardo Gómez, y de quien circula por una calle peatonal, Felipe Checa, en pleno centro de la ciudad tecleando su descaro sobre las baldosas del pavimento.

La normativa municipal pacense sobre la circulación en patinete y otros microvehículos de uso individual tambien está dormida. Pero lo suyo es algo especial: duerme el sueño de los justos. Está muerta.

¿Y por qué ocurre todo esto? Porque en Badajoz la noche dura más y la Policía Local no da abasto a denunciar tantos delitos contra la seguridad vial de personas que entran por una puerta del juzgado, si entran, y salen por otra. Y, por encima de cualquier otra causa, ocurre porque en Badajoz no hay una alcaldesa como Manuela Carmena, emperatriz de Madrid, que cual pavo real despliega el abanico de sus ocelos situando una cámara en cada punto estratégico del laberinto urbano capitalino.

Carmena no es policía, pero gracias a sus cámaras, sí es el terror de quienes conducen. Asusta hasta muy lejos de Madrid.


(Centésimo séptimo artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 20 de marzo del año 2019.)

martes, 19 de marzo de 2019

- No hay consuelo que al dolor asuste,
ni dolor que a la esperanza venza,
ni esperanza hay que de consuelo carezca.



La UME le gana la primera batalla al camalote


José Joaquín Rodríguez Lara


La UME (Unidad Militar de Emergencias) le ha prestado y le seguirá prestando a Extremadura un servicio impagable.


Gracias a esta unidad militar, un problema que parecía irresoluble y en el que, con el apoyo de la Unión Europea, se habían gastado muchos millones de euros, la erradicación del camalote que inundaba un tramo kilométrico del río Guadiana, parece estar resuelto. En todo mal pueden producirse recaídas, pero el Guadiana tiene ya otro semblante. No hay más que verlo.


Extremadura debe estar agradecida a la Unidad Militar de Emergencias que ha realizado un trabajo “espectacular”, según afirma la ministra de Defensa. Ese trabajo espectacular debería ser reconocido por la ciudadanía, que tanto se ha quejado por la invasión del camalote; reconocido también por las asociaciones ciudadanas, así como por las diferentes tribus políticas y, por supuesto, por las instituciones. Reconocido oficialmente. Porque de bien nacidos es ser agradecidos.


Se ha argumentado y se continuará argumentando, como ya ocurrió en el pleno del Ayuntamiento de Badajoz, que no hay que felicitar ni dedicar honores a quien cumple con su obligación haciendo bien su trabajo, pues entonces habría que erigirle monumentos a casi todo el mundo.


El argumento no puede ser más miserable, cegato e injusto. Por esa estúpida premisa no habría que celebrar los cumpleaños, ni aplaudir a toreros, actrices, deportistas y demás artistas, pues cuando hacen bien su trabajo se limitan a cumplir con su obligación.


Aplicando esa norma habría que borrar de las calles el nombre de médicos, escritores, dirigentes vecinales, vírgenes, santos, mártires y, por supuesto, de los políticos. Y no sólo de los políticos franquistas que, con tanto ahínco, persigue el presidente de la Diputación de Badajoz, sino también de los demócratas que –concedámosles el beneficio de la duda- se limitan a cumplir con su obligación haciendo bien su trabajo.


Hace 30 años, en 1989, cuando Juan Carlos Rodríguez Ibarra presidía la Junta, se le concedió la medalla de Extremadura, el máximo galardón regional, a Monserrat Caballé. La gran soprano española había cantado en el Teatro Romano de Mérida y, cumpliendo con su obligación, había hecho muy bien su trabajo, pero tuvo la mala pata de que tropezó y estuvo a punto de descalabrarse. Para calmarla no bastó con pagarle lo acordado; además se le concedió la medalla de Extremadura. Muy pocas personas que hayan actuado sobre la arena del principal escenario extremeño tienen esa distinción. Y ha habido actuaciones espectaculares. Tan espectaculares como el trabajo realizado por la UME en el drama, casi tragedia, del camalote.


Los méritos acumulados por la Unidad Militar de Emergencias no residen en que haya cumplido con su obligación, que lo ha hecho, sino en que ha realizado un trabajo extraordinario, en que ha puesto solución a un problema que se había enquistado y en que puede decirse que le ha devuelto el río a la población y, a partir de ahora, el Guadiana es un poco más de todos y, especialmente, un poco más de la UME.


Así que, por si de algo sirve, desde aquí muestro mi agradecimiento personal a la Unidad Militar de Emergencias, desde el militar de menor rango, cuyo nombre no menciono porque lo desconozco, hasta el teniente general Miguel Alcañiz Comas, su general jefe. A través de este artículo ofrezco mi apoyo para que Extremadura reconozca con un gesto lo suficientemente importante, sólido y duradero el trabajo realizado por la UME, que le ha ganado la batalla, aunque sólo sea la primera, al camalote.


La guerra sigue dentro y fuera del río y tiene que ganarla Extremadura entera. Especialmente la Confederación Hidrográfica del Guadiana, responsable de la gestión de la cuenca, aunque a su presidente, Samuel Moraleda, no parezca preocuparle que el camalote invada el cauce del río.



(Centésimo sexto artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 19 de marzo del año 2019.)

miércoles, 13 de marzo de 2019


El Bicho se come a Simeone


José Joaquín Rodríguez Lara


Cristiano Ronaldo, El Bicho, ha salido de la madriguera y se ha comido al Atlético de Madrid. Él solito ha despedazado a un Atlético mansito, sin garra. CR7 ha pasado por encima de Oblak, considerado el mejor portero del mundo; por encima del definido como mejor entramado defensivo de Europa; muy por encima del ‘príncipe’ Griezmann que, dijeron, comía en la misma mesa que Messi y CR7 y CR7 se ha comido al presunto comensal, y también por encima de Morata, que tiene clase pero la usa según qué días.


El nuevo ‘truco de sombrero’, que eso parece significar en ingles la manoseada expresión hat-trick, un collar de goles, ratifica a Cristiano como el mayor goleador de la Liga de Campeones. Cuenta que él sólo lleva más goles que todo el Atlético de Madrid junto. Demuestra, además, que todavía le queda mucho carrete frente a la portería contraria. Porque a pesar de la edad y marque o no marque, continúa echándose el equipo a la espalda y asustando a los rivales. Desde luego, a bemoles no le gana ni Simeone, un técnico que suele gestionar muy bien la inferioridad de su equipo y muy mal la superioridad. Y llegar al partido de vuelta con un 2 a 0 es tener superioridad, aunque enfrente esté Ronaldo.


Después de esté nuevo batacazo atlético, sólo superado por el del Real Madrid bajo las botas del Ajax, quizás vuelva a decirse que el fútbol le debe una Liga de Campeones a los colchoneros, pero la realidad dista mucho de darle fondo de veracidad a ese engaño. Si el fútbol le debe algo a alguien es a Messi, a Cristiano, a Buffon, a Cruyff, a Beckenbauer, a Gento, a Di Stéfano, a Puskás, a Paolo Maldini, a Ronaldo Luís Nazário de Lima, a Pelé, a Yashin, La Araña Negra, a Garrincha…


El Atlético ha llegado en tres ocasiones a la final de la Copa de Europa-Liga de Campeones y, por errores propios y aciertos ajenos, ninguna de las tres veces ha salido con el trofeo en las manos. Casi lo tocó, pero entre casi tocarlo y no llevárselo a casa hay un mundo y un metro de vitrina o más.


El envite de este martes en Turín no era sencillo. Enfrente no estaba la Juventus, estaba Cristiano Ronaldo al frente de la Juventus y basta con ver el ímpetu del portugués para convencerse de que el fútbol es fútbol, que dijo Boškov. Todo lo demás son excusas de mal perdedor.


(Centésimo quinto artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 13 de marzo del año 2019.)




martes, 12 de marzo de 2019


En Salvatierra de los Barros nunca hubiera pasado


José Joaquín Rodríguez Lara


Badajoz, 20:30 horas del martes, día 12 de marzo.


A las numerosas personas que en ese momento están en Valdepasillas, barrio de la capital pacense, las sacan a la calle o las paran sobre la aceras las insistentes sirenas y los destellos luminosos de las luces de emergencia.


Al menos cuatro vehículos de los bomberos -tres camiones, alguno de gran tamaño, y una furgoneta todo terreno-, así como dos vehículos de la Policía Local avanzan por la avenida Godofredo Ortega y Muñoz. Van buscando un incendio, pero no ven fuego ni humo y pasan de largo, dejando atrás el lugar en el que se requiere su presencia.

 

Una vez que retroceden y cuando ya se disponían a desplegar escalas y a tirar de mangueras descubren lo que pasa: en la cocina de un piso de la planta quinta, en el número 21 de la avenida que honra a uno de los más grandes pintores extremeños, han estado friendo pescado. Para eliminar el mal olor, han prendido una vela aromática y la han dejado arder en la cocina.

 

La familia ha salido de la vivienda y un vecino, alarmado por el resplandor de la vela, sin ver el diminuto tamaño de la llama, ha llamado al piso. Como estaba vacío en ese momento y nadie le ha respondido, su alarma ha subido de tono y ha avisado a los bomberos que rápidamente han llegado al lugar de los hechos, lo mismo que la Policía y muchas personas.


Todo el mundo se ha llevado un feliz chasco: ¡falsa alarma! ¡No hay incendio! Y así, poco a poco, la calle ha quedado despejada.


En Salvatierra de los Barros, provincia de Badajoz, nunca hubiese pasado una cosa así. En Salvatierra no causa alarma el resplandor de las velas. ¡Ni siquiera de las velas aromáticas!

 

Los habitantes de Salvatierra están requeteacostumbrados a la luz mortecina de las velas. El suministro de energía eléctrica se corta en Salvatierra de los Barros con una frecuencia inusitada sin que ni a Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta, ni a Miguel Ángel Gallardo, presidente de la Diputación de Badajoz, se les caiga la cara de vergüenza por gobernar una una región y una provincia en la que hay pueblos, como Salvatierra, con un suministro eléctrico tercermundista.

 

Y todo esto ocurre en una región que exporta energía eléctrica para que Madrid y otras grandes ciudades se alumbren divinamente.

 

Los habitantes de Salvatierra están tan acostumbraos a las velas como a votar una vez y otra sin que los políticos que se amamantan con el dinero público les solucionen su gravísimo problema.


En Salvatierra se confía muchísimo más en las velas que en los Vara y Gallardo. Así que el resplandor de una vela nunca causará alarma en Salvatierra.


Lo que alarmaría a sus habitantes es que las bombillas iluminasen correctamente durante un día entero. Aunque sólo fuese un día.



El 112 se olvida de las mujeres no trabajadoras


José Joaquín Rodríguez Lara



No sé si está usted a favor o en contra de lo que se festeja, se reivindica, se exige, se ignora y se manifiesta este 8 de marzo, como cada 8 de marzo desde el último cuarto del siglo XX.


Fue en el año 1975, por decisión de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) cuando se institucionalizó el Día Internacional de la Mujer. Una celebración cuyo origen se remonta al año 1908, cuando 146 mujeres murieron calcinadas en una fábrica textil en Nueva York (Estados Unidos).


Durante los años siguientes, a la celebración se le denominó Día de la Mujer Trabajadora, pero en los últimos años, la sociedad y especialmente las mujeres han empezado a demostrar que el 8 de marzo no puede reducirse a una reivindicación laboral y que hay que extenderlo a la reclamación de muchos otros aspectos y derechos de las mujeres, no sólo de los de las trabajadoras.


Porque, ¿no tienen derechos las mujeres estudiantes, las mujeres jubiladas, las paradas, las que aún no tienen edad de trabajar, las rentistas, las etcétera, etcétera, etcétera?


Así que referirse al 8 de marzo como día de la mujer trabajadora es una inexactitud, por no tacharlo de auténtico anacronismo.


Por eso extraña que la Junta de Extremadura, que salvo la Presidencia –una cosa es que Vara predique y otra muy distinta que dé trigo- está abierta a la mujer por sus cuatro costados, y que en una consejería como la de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio, dirigida por una mujer, Begoña García Bernal, y que en un departamento de esa consejería, la Dirección General de Emergencias y Protección Civil, a cuyo frente está otra mujer, Nieves Villar Fresno, que tiene a su lado a una periodista, también llamada Nieves, que este 8 de marzo se ha manifestado en la plaza de España de Mérida con motivo de las reivindicaciones del 8 de marzo, extraña, reitero, que haya un organismo, el Centro de Atención de Urgencias y Emergencias 112, dependiente de Nieves, de Begoña y de Vara, que publique un mensaje en la red social Twitter deseando un “Feliz día de la mujer trabajadora”. Así, como suena.


Se agradece, en lo que nos atañe a las mujeres y a los hombres que creemos en la necesidad urgente de practicar la igualdad; pero es una igualdad que consideramos necesariamente aplicable también a todas las mujeres que no son trabajadoras, que no trabajan porque no consiguen un empleo, porque no las dejan buscarlo o porque no necesitan trabajar.


Seguramente un mensaje tan parcial como el emitido por el 112 para sumarse a una celebración tan abierta como la del 8 de marzo –“no nos mires, únete” le han gritado en Badajoz a un reportero las participantes en una cacerolada- es un despiste más que una afirmación intencionada, pues perfectamente hubiese cabido la expresión Día Internacional de la Mujer. Pero también es un indicio de lo que ocurre y una demostración de que en este asunto aún queda mucho por hacer.


No queremos pensar que se trate de un simple ‘postureo’ del 112 para dar a entender que apoya algo en lo que no cree. Será un grave error. Como también es un error, que no una errata cuando, bajo el tuit, el 112 escribe: “Siguenos en Twiter”, así, con una sola t. “Twitter, como nombre propio de la red social, debe escribirse así, con mayúscula inicial, w y doble t, ya que es una marca registrada”, afirma Fundéu, el buscador urgente para dudas sobre el uso correcto del castellano, que no es mala ayuda cuando se duda. Cuando no se duda, los errores pueden ser bastante más gordos.



(Centésimo cuarto artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 8 de marzo del año 2019.)




miércoles, 6 de marzo de 2019


El Carnaval de Badajoz crece y mengua


José Joaquín Rodríguez Lara


No es mentira afirmar que el Carnaval de Badajoz se ha apoderado de la calle, pero tanta o más verdad es decir que la calle se está apoderando del Carnaval de Badajoz.


El Carnaval de Badajoz ha sido siempre muy callejero, muy participativo, muy abierto, espontáneo y lleno de imaginación. Y ahí radica gran parte de su éxito y de su proyección fuera de la capital pacense, de Extremadura y hasta de España. La participación creciente en los desfiles y la expectación que despiertan, así como el tirón turístico que origina el Carnaval, demuestran el crecimiento que, de puertas afuera, está experimentando la fiesta, que este año ha sumado un espectáculo más a sus escenarios callejeros.


No ocurre lo mismo de puertas adentro, en el teatro López de Ayala que cada año acoge el concurso de murgas. Y tampoco está en auge el carnaval mediopensionista, el que se gesta dentro del Ayuntamiento y se asoma al balcón municipal para dirigirse a la calle, en el pregón con el que, oficialmente, comienza el Carnaval.


El Carnaval es más antiguo que el pregón, pero el pregón está bastante más anticuado que el Carnaval. El Carnaval se renueva, el pregón se calca de un año para otro, tanto en las pretensiones como en los resultados.


Para dar el pregón se contrata a alguien famoso para que pronuncie unas palabras. No importa que no le salgan del corazón; no le inhabilita que ni siquiera le hayan salido de la cabeza, pues el texto se lo escribió otra persona. Lo importante es que salgan de su boca, que el mundo vea que el Carnaval de Badajoz lo pregona una persona famosa.


Hay no poco de complejo de inferioridad en el recurso, año tras año, al famoseo nacional para pregonar el Carnaval pacense. La gran fiesta de Badajoz tiene ya el suficiente prestigio y la notoriedad precisa para no necesitar cobijarse bajo la fama ajena, que sólo suele aportar presencia en los medios informativos de Madrid cuando quien pronuncia el pregón tiene programa de radio o de televisión que se emite en directo.


Pronunciar el pregón del Carnaval de Badajoz debe ser un honor remunerado como un trabajo, no un trabajo disfrazado de honor remunerado. El Carnaval pacense debe premiar, abriéndoles el balcón del ayuntamiento, a quienes han contribuido a hacerlo grande, no a quien vino, dio el pregón, cobró lo estipulado, como el profesional que es, y se fue dejando al público con un rictus de decepción en los labios. Que el pregón venga siempre de fuera es un signo de identidad pacense y extremeñista, ya que para triunfar en Extremadura es muy conveniente haber nacido o, al menos, vivir en otro sitio, pero no es la mejor manera de sacar del hoyo a esta tierra.


El carnaval de puertas adentro no pasa por sus mejores momentos. Y las propias murgas, que cada año cantan mejor y hacen menos gracia, lo saben. Las causas serán sin duda numerosas y complejas y las soluciones no resultarán sencillas, pero podrían empezar por poner en el jurado a alguien que, fundamentalmente, disfrute con el Carnaval de Badajoz, a personas a las que, por encima todo, les guste el Carnaval de Badajoz.


Se afirma a menudo que el Carnaval es la fiesta de la libertad, pero las murgas ‘disfrutan’ de esa libertad dentro de una jaula de normas estrictas y quienes forman el jurado actúan como sus carceleros. Los jurados valoran más la ortodoxia que la innovación y así es difícil que el concurso progrese.


Los mejores jurados no son los que actúan como policías ateniéndose a la letra de la ley, sino aquellos que se atienen al espíritu de la norma, detectan lo que le falta al colectivo e intentan dárselo a través de sus decisiones. Si las murgas cojean en música, premian a las mejor afinadas; si les falla el tipo, destacan a los mejores disfraces; y si les falta humor, ingenio o mordacidad intentan remediarlo primando estos aspectos en su valoración de las actuaciones.


Otro remedio podría ser dividir el concurso en una sección musical, aunque carezca de gracia, y en otra de humor, aunque no se cante divinamente, porque Jarana y otras murgas que solían compaginar ambos aspectos parece que, por ahora, no piensan volver al López.


(Centésimo tercer artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 6 de marzo del año 2019.)

lunes, 4 de marzo de 2019


Premio al mejor disfraz de basurero



José Joaquín Rodríguez Lara


El paseo de San Francisco quedó completamente disfrazado de botellón, tras la fiesta de carnaval desarrollada durante la noche del domingo al lunes.


Entre las bolsas de plástico, las botellas de plástico, los vasos de plástico y los demás plásticos de plástico, San Francisco amaneció como un mar de plástico entre botellas de vidrio, que sorprendentemente todavía las hay.


Los mirlos que habitan en el paseo pacense miraban hacia el suelo y no se atrevían ni a cantar pero, entre los restos de la batalla de tragos o del naufragio dentro de una botella, no faltaba algún náufrago social buscando todo lo que todavía se pudiese aprovechar. Con semejante despilfarro, su acción recicladora no dejaba de causar asombro y hasta preocupación. ¿Qué hará con el contenido de las botellas que recoge? ¿Será la suya una economía verde y circular como la que predica Vara?


No está muy claro si dejar así San Francisco -y San Atón y san alrededores- después del botellón carnavalero es muy compatible con la pretensión de hacer internacional al Carnaval de Badajoz. En la Europa central, por ejemplo, es muy raro que a alguien se le caiga un papel al suelo y no lo recoja. Aunque, claro, como en el corazón de Europa no es tan común reunirse en las calles a beber, no se sabe si harán lo mismo con las botellas de ginebra, con las de ron y con las de los aros olímpicos de refresco, que hay refrescos de todos los colores.


¿La gente del Carnaval es alérgica a las papeleras? No. La mayoría de las papeleras que tienen puesto fijo en el paseo de San Francisco han amanecido llenas a rebosar. Así que se necesitan más papeleras y que estén más próximas al mogollón, pues casi nadie se arriesga a perder la antigüedad en la barra redonda del corro carnavalero por acercarse a dejar algún residuo en la papelera que le espera unos metros más allá.


A la entrada del paseo se habían colocado varios contenedores. La idea no era mala: las personas más cívicas dejarían allí sus bolsas, vasos y botellas vacías, ya fuera durante la fiesta o al concluir el jolgorio. Pero a las siete de la mañana de este lunes, 4 de marzo, día de San Casimiro, los contenedores estaban completamente vacíos y sin rastro aparente de que hubiesen estado llenos de basura botellonera y los hubiesen vaciado antes de limpiar el paseo.


Menos mal que el servicio de limpieza lo dejará todo impecable, como si en esta ciudad, y en tantas otras, nunca hubiese habido carnaval, la fiesta pagana más internacional, tenga o no tenga título de internacionalidad. De cara al marchamo que se pretende conseguir, habría que instaurar un premio para el mejor disfraz de barrendero o de basurero en ejercicio, pues premiar al mejor disfraz de civismo tal vez no sería suficiente.


Todo sea por un Badajoz limpio, que dicen, pues que cada noche de fiesta deje el mismo rastro en lugares tan internacionales como Pamplona durante los sanfermines, por ejemplo, no es un consuelo, es un mal ejemplo.



(Centésimo segundo artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 4 de marzo del año 2019.)




- La metáfora viste de gala a las palabras.