martes, 18 de septiembre de 2018


Verbena de pueblo, lo mejor


José Joaquín Rodríguez Lara

Cuatro generaciones (abuelos, padres, hijos y nietos) bajo el mismo toldo de estrellas; bailes y saltos y risas al aire libre; cerveza y guisquises y mojitos y toda clases de combinados (hasta chocolate con churros) frente al escenario; la música de siempre (la de hoy, la de ayer, la de antes de ayer y la del siglo anterior...) a todo trapo; "mi Huelva tiene una ría", "ai se eu ti pego" y Juanes, con su camisa negra y Eva María, que se fue buscando el sol de la playa con su maleta de piel y su bikini de rayas y "sha la la la lá, oh, oh"...

(Al final, Fórmula V y Los Diablos arrasan, pero el gallo del polvorete revoluciona el gallinero.)

La vocalista se multiplica y no solo lo hace bastante bien (hasta se atreve con una canción de Diana Navarro), sino que, además, mientras canta va silabeando (clara y nítidamente, para regocijo de los más avispados) cada paso de su coreografía. Es la primera vez que veo un concierto con traducción simultánea al lenguaje para sordos. Una verbena genial.

Las verbenas han hecho mucho más por el bienestar de Humanidad que cualquier otro tratamiento psicoanalítico. La Unesco debería declararlas patrimonio inmaterial de la Humanidad. Y a las orquestas, también. Con la coreografía y todo.


2 comentarios:

  1. Que bueno eran las vebenas. Locos andábamos,cuando sonaba los primeros acordes de la música en el kiosco,locos buscandonos como si ayer no termino. Gracias José Joaquín!!

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  2. Estoy de acuerdo contigo, pero no sólo eran, continúan siendo. Cambiamos nosotros; las verbenas siguen como siempre. Con más luces, más altavoces, más artistas sobre el escenario..., pero como siempre. Gracias por tu comentario.

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