Muerte de la muerte
José Joaquín Rodríguez Lara
Muerte de la muerte
José Joaquín Rodríguez Lara
No es Sergio, es Fernando
José Joaquín Rodríguez Lara
El Real Madrid estuvo años buscando al sucesor, que no al sustituto, de Paco Gento, y es posible que aún no lo haya encontrado. No es fácil que la banda izquierda merengue olvide las galopadas de La Galerna del Cantábrico.
Los blancos recurrieron tanto a futbolistas de segundo nivel, para el Madrid, como el gaditano Manolín Bueno, como a grandes figuras internacionales. Con la llegada de los extranjeros a La Liga fichó a una leyenda, el goleador argentino Óscar 'Pinino' Más. Jugó una temporada con el Madrid, marcó 11 goles, fue el máximo goleador del club y cuando se marchó llegó a decirse que había fracasado. El recuerdo de Gento seguía corriendo por la banda izquierda.
En periodismo se acostumbra a recurrir a la fórmula 'el nuevo...', 'la nueva...' para revivir el pasado y exorcizar al porvenir. Es un tópico que muy pocas veces funciona. Es tan difícil encontrar dos personas iguales separadas por el tiempo. Aunque se parezcan muchísimo, incluso aunque sean gemelas, las circunstancias en las que se desenvuelven son diferentes.
Algunos periodistas que informan u opinan sobre el Real Madrid están ahora con 'el nuevo...'. Según su criterio, el joven defensa central Dean Huijsen es el nuevo Sergio Ramos.
Creo que se equivocan. Huijsen es mejor que Ramos. Más completo. Y, desde luego, parece que tiene mucha más inteligencia y humildad. Tanto dentro como fuera del campo.
La estatura, la calidad técnica, el pase largo, la posibilidad de jugar tanto en el cetro de la defensa como en la media le acercan mucho más a lo que fue Fernando Hierro. Otra gran figura. Que, además, también tiene genes malagueños, como Dean Huijsen.
Macarrones camperos
José Joaquín Rodríguez Lara
Para una, dos o tres personas, lave una patata grande, dos medianas o tres no muy pequeñas. Pélelas y póngalas a cocer en agua abundante. Con sal y un chorrito de aceite de oliva crudo. O con medio vaso de caldo de verduras, de pollo, de cocido o de carne. Usted verá.
Cuando las papas estén sancochadas, semi cocidas, sáquelas del agua y resérvelas. Mantenga en el fuego la cazuela y una vez que el agua, ya caldo, vuelva a hervir, ponga en ella los macarrones. En la amplísima gama de la pasta italiana, elija unos macarrones muy gruesos, estriados y cortados en ángulo recto. Cueza los macarrones durante el tiempo recomendado por el fabricante. Suele indicarlo en la cara anterior del envase.
Mientras se cuece la pasta, seleccione unos dientes de ajo. Entre dos y seis por comensal, según apetencias y disponibilidades. No los pele. Aplástelos con la palma de la mano o con la pala de un cuchillo ancho. Póngalos a freír en una sartén con aceite de oliva abundante. Vigílelos continuamente mientras se fríen para impedir que se quemen. Una vez fritos, sáquelos del aceite con una espumadera y resérvelos.
Cuando la pasta ya esté cocida y con la textura deseada, al dente o un poco más hecha, saque del caldo los macarrones y escúrralos. A continuación, ponga los gajos de patata en el aceite hasta que estén dorados.
Llegados a este punto, se extienden los macarrones en la fuente en la que se vayan a servir, se le añaden los dientes de ajo, las patatas fritas, una o dos cucharas soperas del aceite de la sartén y se le da vueltas a la preparación para que todo se mezcle bien. Otra opción es pasar los macarrones por el aceite bien caliente. Sólo un minuto y tomando precauciones contra las salpicaduras.
Si el aceite está atemperada, es decir, no muy caliente, se empiezan a freír en ella los huevos. Uno a uno. Se sacan antes de que las yemas se solidifiquen.
Los huevos, entre uno y cuatro por comensal, según gustos y posibilidades, se van colocando en la fuente sobre los macarrones, los gajos de patatas y los ajos.
El plato ya está listo. Se debe comer con tenedor y la miga de un buen pan tierno. Los macarrones camperos pueden acompañarse con lonchas de jamón ibérico crudo, con tiras de panceta, igualmente ibérica, fritas en el aceite que haya quedado en la sartén o con una cucharada sopera de salsa, casera o industrial, de tomate frito perfumada con orégano o unas hojas frescas, recién troceadas, de albahaca.
Buen provecho.
El fútbol femenino no existe
José Joaquín Rodríguez Lara
Cada vez que se habla de fútbol femenino se le hace un flaco favor tanto al fútbol como a las mujeres. El fútbol femenino no existe. Ni existe el fútbol femenino ni el masculino ni tampoco el fútbol mediopensionista. El fútbol es fútbol, como bien dijo Vujadin Boskov, que llegó a ser entrenador del primer equipo del Real Madrid.
El fútbol no tiene sexo ni género ni camisita ni tampoco canesú. Sus reglas son las mismas lo jueguen hombres o mujeres. El fútbol carece de etiqueta sexual. Cosa que no existe en todos los deportes. Por ejemplo en la gimnasia artística. Así que no hay equipos ni selecciones de fútbol femenino. Lo que hay son selecciones masculinas o femeninas de fútbol. La masculinidad y la feminidad no están en el fútbol, sino en quienes practican esta actividad deportiva.
El fútbol es el mismo deporte lo practiquen mujeres, hombres, adolescentes, veteranos, solteros, casados, toreros, gitanos o guardias civiles. Lo jugarán con más o menos vistosidad. Será un espectáculo de mayor o de menor interés pero, en todo caso, será fútbol.
El atractivo del fútbol practicado por mujeres está creciendo con una rapidez inusitada. Las futbolistas demuestran en todo momento que tienen ganas de jugar. Muchas ganas. Mucha ilusión y mucho coraje. Derrochan autenticidad. Lo suyo es el fútbol. No el teatro. Todavía les falta, por supuesto, fuerza, velocidad y precisión. Pero ya adquirirán estas virtudes y otras más para ponerlas sobre el césped. Están empezando. Como quien dice, sólo llevan jugando al fútbol tres días. Los partidos oficiales comenzaron hace poco más de 50 años en Inglaterra. Y durante varios decenios estuvieron prohibidos. Las mujeres no podían jugar al fútbol y los clubes británicos no podían tener equipos femeninos de fútbol.
La situación comenzó a cambiar en el último cuarto del siglo XX y en el primero del XXI se ha producido la gran explosión mundial. Las mujeres juegan cada vez mejor y atraen cada día a más público. Recuerdo a las atletas que corrían por las pistas en la década de los años 70. Estaban muy lejos de hacerlo como entonces lo hacían sus compañeros varones. La situación es muy diferente en la actualidad. Ya nadie menosprecia el atletismo practicado por mujeres. Lo mismo está pasando en el mundo del fútbol jugado por mujeres, que no femenino. Pues todo el mundo sabe que el fútbol femenino no existe.