miércoles, 30 de septiembre de 2009


Los pobres no tienen arte

José Joaquín Rodríguez Lara


Setenta años después de que las tropas hitlerianas invadiesen Polonia, iniciando con ello la Segunda Guerra Mundial, los judíos israelíes siguen literalmente cazando a los criminales nazis que pusieron lo peor de sí mismos a plena disposición del 'führer' y de su imperial locura. Seguramente no les interesa hacer justicia, sino vengar a las víctimas de los campos de exterminio. En cualquier caso, ni olvidan ni perdonan. Y es posible que a su particular lista de criminales en paradero desconocido, alguien tenga la tentación de añadir el nombre del mismísimo Adolf Hitler, pues los pertinentes análisis genéticos acaban de demostrar que el trozo de cráneo con agujero de bala que se suponía formó parte de la cabeza hitleriana, y que los rusos habrían sacado del búnker en el que se cree que se suicidó el caudillo del 'Tercer Reich', en realidad perteneció a una mujer de unos 40 años.

Roman Polanski.
Treinta y un años después de que se le escapase de las garras tras haber violado a una niña de 13 años, Samantha Gaimer, la Justicia norteamericana cree haber cazado por fin a Roman Polanski, director de cine que a sus 76 años es una película sin filmar. El cineasta de nacionalidad francesa llevaba tres decenios huyendo de la Justicia norteamericana, refugiado en el burladero francés, y le ha bastado asomarse al tercio suizo para que le cacen. Además de causar escándalo en Europa -especialmente en Francia, donde nació, y en Polonia, donde se crio- la detención confirma que la Justicia estadounidense ni le ha olvidado ni le perdona. Pero en Europa la memoria justiciera caduca con una facilidad pasmosa. A pesar de que la violencia contra las mujeres es una de las lacras que se pretende erradicar dedicando abundantes medios legales, policiales y económicos a luchar contra ella, para gran parte de la intelectualidad europea, la violación cometida y reconocida por el cineasta ya no debe ser castigada. Al fin de cuentas, Samantha, la víctima, le ha perdonado; como tantas mujeres que perdonaron a sus agresores hasta que, definitivamente, se les paró el pulso. Tampoco creen que merezca castigo el hecho de que Polanski huyera durante un permiso carcelario. Los méritos de Roman como cineasta parecen borrar todas sus responsabilidades sociales como agresor sexual y prófugo.

EE UU que no le negó sus méritos cinematográficos y le dio un Oscar a pesar de estar en busca y captura, ¿debe perdonarle la violación de una niña por ser un buen director de cine?

En el mundo hay personas poderosas que pagan sus impuestos con obras de arte y tampoco falta quien usa el arte para decorarse el currículum o para saldar su deuda con la sociedad. Aunque a otros, como a Farruquito, no les valiese. Los pobres no. Los pobres no tienen arte y, cuando pagan, lo hacen en carne propia. Es ley de vida.

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