lunes, 7 de julio de 2008

238 bolsas

José Joaquín Rodríguez Lara


SE llama Heidemarie y aunque use manoplas debe de ser una manitas, pues es astronauta y repara averías en pleno paseo orbital. Hace unos días estaba arreglando un desperfecto cuando se le escapó la bolsa con las herramientas, que decidió independizarse y vivir su propia órbita como basura estelar.

Dicen que la bolsa puede verse desde la tierra y parece que hay mucha gente que no le quita ojo. No le extrañe. Esa bolsa vale 100.000 dólares, unos 78.000 euros. Con semejante pico compra usted cuadros para el consejero de Agricultura y hasta le sobra dinero para regalarle un Lexus de luxus a la vicepresidenta de la Junta. Si se topa con ella -con la herramienta- no la desprecie.

Claro, que si desde Badajoz se empeña en mirar al cielo buscando la bolsa espacial, tropezará usted con alguna de las muchas bolsas de plástico que vagan por el suelo. En algunos barrios hay tantas que resulta asqueroso. Cuando sopla el viento se inflan y avanzan como un rebaño de medusas. ¿Por qué siguen regalándolas? Compres lo que compres, siempre te dan una bolsa, o tres o 33. Cada español desecha 238 bolsas al año. Para contaminar el mundo no hay límite. Ni sensibilidad para evitarlo. La sinrazón es tanta que al pagar un producto que ya viene estuchado en plástico te dan una bolsa de plástico para guardarlo. Y si no te la dan, te extrañas y la pides. Entras en la farmacia a por aspirinas y, a pesar de que están estuchadas y dentro de su cajita de cartón, te las entregan envueltas en papel.

¿Esto es más luxuria que tunear un Lexus con cuadros de Cañamero! Como la vida siga así, el día que las herramientas de Heidemarie caigan al suelo, ni el mundo tendrá arreglo ni quedará nadie para repararlo.



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