lunes, 29 de abril de 2013

Soy caucásico y heterosexual, por ahora


José Joaquín Rodríguez Lara


"Soy un pívot de 34 años de la NBA. Soy afroamericano. Y soy gay”, afirma Jason Collins, jugador del equipo de baloncesto los Wizards de Washington, presentado como el primer deportista de una gran liga estadounidense que anuncia públicamente su homosexualidad.

Jason Collins en la portada de la revista en la que
proclama su homosexualidad. (Imagen bajada de Internet)
“No había pensado en convertirme en el primer atleta homosexual de un gran equipo estadounidense”, dice Collins. “Pero ya que lo soy, estoy encantado de abrir esta conversación. Me hubiera gustado no ser el niño que levanta la mano en clase y dice: ‘soy diferente’. Si hubiera sido así, alguien habría hecho esto antes. Pero nadie lo ha hecho, y esa es la razón por la que hoy levanto la mano”.

Brittney Griner, la mejor baloncestista de la liga
femenina de USA. (Imagen bajada de Internet)
En realidad, Collins no es la primera estrella del baloncesto norteamericano que anuncia su homosexualidad. Pocos días antes había hecho lo mismo Brittney Griner, considerada la mejor jugadora de la liga femenina, pero su declaración causó mucho menos revuelo. Seguramente pesó más su condición de mujer que su confesión de lesbiana. (El hecho de ser mujer es un mundo tan masculinizado, ¿no merecería otra confesión? Una especie de separata.) Hasta el propio pivot de 34 años afroamericano y gay le da un poco de lado al anuncio de Brittney y se declara "encantado de abrir la conversación". Para ser justo, debería estar 'encantado' de seguirla, pues la inició Brittney.

Es absolutamente injusto e indignante que alguien sea perseguido o preterido tanto por ser homosexual como por no serlo. Sentirse en la obligación de confesar la propia homosexualidad equivale a situarla al nivel de algo vergonzante. Que se sepa, la homosexualidad no se 'cura', pero tampoco se contagia ni se aprende ni se abre paso como una enfermedad sobrevenida por mantener una conducta de riesgo.

Aunque en muchos países sean perseguidas, encarceladas e incluso ejecutadas, las personas homosexuales no son delincuentes por el hecho de ser homosexuales. Nadie elige voluntariamente la homosexualidad, a la que a veces se denomina 'opción sexual'. Y no es una opción, pues no se puede optar entre ser homosexual, ser heterosexual o ser bisexual. En todo caso, se es una cosa o la otra a través de circunstancias genéticas todavía no suficientemente explicadas.

Así que culpar a alguien, perseguir a cualquiera o ejecutar a homosexuales pobres -a los ricos se les perdona-, por algo que no han buscado y que no pueden evitar es tan denigrante como lo sería culpar, perseguir o ejecutar a los heterosexuales, pues tampoco las personas heterosexuales han podido elegir su etiqueta sexual. Son lo que son sin haberlo pedido, sin habérselo propuesto y sin poderlo evitar.

José Joaquín Rodríguez
Lara, periodista.
Se confiesan los pecados, las culpas, las conductas injustas, los delitos, hasta el amor se confiesa, pero nada de eso es la homosexualidad, así que no hay nada que confesar ni reconocer ni airear. ¿Acaso las personas heterosexuales confiesan públicamente su heterosexualidad?

Comprendo que quienes ha sido obligados a ocultar su homosexualidad se sientan liberados al pregonarla, pero anunciar lo normal a golpe de bombo y toque de fanfarrías no es el mejor camino hacia su normalización. Mientras más tarde en dejar de ser noticia la llamada 'salida del armario', peor para los homosexuales.

No había pensado en convertirme en el primer periodista de la mayor empresa española, el INEM, que reconoce su heterosexualidad, pero ya que lo soy, estoy avergonzado de tener que abrir esta conversación. Me hubiera gustado no ser el niño que levanta la mano en clase y dice: ‘no soy diferente’. Seguramente alguien ya ha hecho esto antes, pero tal vez no se ha hecho suficientes veces o con la claridad necesaria. Esta es la razón por la que hoy levanto la mano y digo: no soy pívot de la NBA, todo lo más un base bajito, 1,75, talla aceptable para un español de andar por España. Soy caucásico. Y soy heterosexual.
Al menos por ahora.

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