viernes, 10 de abril de 2015


¿Qué has hecho con mi carta, carajo?

José Joaquín Rodríguez Lara


Puse en Correos una carta certificada el día 23 de marzo, en Badajoz. Su destino era Majadahonda, en Madrid. Al certificarla pregunté cuánto tardaría en llegar y me respondieron que, como máximo, tres o cuatro días.

 

Han pasado ya 18 días. La carta no ha llegado a su destinatario. Correos no sabe decirme ni dónde está ni qué ha pasado con ella. Y eso que, antes de apartarme del mostrador de la oficina postal, quise saber qué garantías me daba el certificado de la carta y me respondieron que, al certificarla, podría conocer en todo momento por donde iba con solo introducir el código del envío en el localizador. Con semejante respuesta, casi me sentí mal por haber mostrado indicios de desconfianza.


Como pasan los días y mi carta no llega a su destino, busco información sobre mi envío en el localizador de Correos, a través de Internet, y sólo me dice que fue admitido el día 23, cosa que yo ya sabía. Pongo una reclamación, también vía cibernética, en Correos y no me han respondido aún. Presento otra reclamación en la oficina de Correos desde la que hice el envío y me dicen que me llamarán. Pero aún no me han llamado. Llamo al teléfono de atención al cliente y me atiende una máquina que no me entiende. Vuelvo a llamar, con el mismo resultado hasta que transfieren mi llamada a una voz humana, femenina, que dice llamarse Míriam, ¿en qué puedo atenderle?, y la voz me cuenta que responderán a mi reclamación antes de un mes.


¡Antes de un mes! Si me lo hubiesen dicho en el momento de enviarla, en vez de certificar mi carta la hubiese llevado yo mismo, andando, desde Badajoz hasta Majadahonda, en Madrid, y me hubiese dado tiempo de sobra a volver antes de que se cumpliera el mes, más los 18 días que recuelgan.


Hubo un tiempo en este país durante el que nada funcionaba bien, salvo la Guardia Civil y Correos. Conocí a un escritor, un tal Camilo José de Cela y Trulock, gallego para más señas, que no sólo fue Premio Nobel, el buen hombre, sino que hasta escribió un libro -el Diccionario Geográfico Popular de España- con los datos que reunió pidiéndoselos a los carteros de todos los pueblos españoles.


Esto que estoy escribiendo ahora mismo, devorado por la ira y por la impotencia, no es una fábula, pero tiene MORALEJA: Las empresas españolas de mensajería no necesitan hacerse publicidad, ya se la hace Correos. Y gratis. 


SEGUNDA MORALEJA: Quienes deberían tener más interés en que Correos vuelva a funcionar muy bien son sus empleados y empleadas. A los clientes seguro que nos atenderán amablemente en otras empresas de mensajería. Y los altos ejecutivos de Correos no van a quedarse sin empleo.


¡Qué años aquellos en los que las cartas ordinarias llegaban a su destino aunque las señas fuesen insuficientes o estuviesen mal! ¡Felices tiempos en los que certificar una carta era un lujo innecesario! ¿Dónde están aquellos carteros que ayudaron a Cela a escribir su Diccionario Geográfico Popular de España?

Correos, que sepas que yo también te quise. Hasta hablé muy bien de ti en alguno de mis poemas, cuando era novio novicio y creía en tu buen hacer. Pero, entrañable servicio de Correos, empiezo a estar de ti hasta la coronilla, por no señalar más abajo. Tienes todo el derecho del mundo a la huelga, pero no a la desidia ni mucho menos a fastidiarme la vida.

Me cobras por un servicio que no me prestas. Y, encima, tampoco me das las explicaciones que te pido.

Correos, ¿qué has hecho con mi carta, carajo?


3 comentarios:

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  2. Estimado Sr. Rodriguez Lara,
    como usted bien dice hubo un tiempo en este país que el servicio de Correos funcionaba bien; Actualmente esto está dejando de suceder porque se lo están cargando, y quien está consintiendo esto? No precisamente los Carteros y Carteras que diariamente llevan los envios a cada domicilio llueva, truene o haga sol.
    Pero qué ocurre cuando estos mismos carteros no pueden diariamente cumplir con su trabajo debido a que la sobrecarga del mismo es humanamente imposible de asumir? Pues que se ponen en huelga, un derecho que de momento en este país tenemos todos los asalariados. Entonces surgen los daños colaterales que toda huelga conlleva.
    Su carta señor mío probablemente esté retenida en la oficina de Majadahonda sin poder darle salida ya que los carteros están están en huelga indefinida desde el dia 16 de Marzo.
    Siento mucho que su carta no haya llegado a su destino, probablemente cuando usted la envió no estaban informados de la huelga en su oficina.
    Los carteros de Majadahonda son los primeros interesados en que esta situación se normalice y puedan llevar todos los envíos a su destino, pero esto va lento señor mio, los altos Ejecutivos de Correos no quieren poner soluciones y dejan que esta huelga se alargue en el tiempo sin importarles ninguno de los envíos que hay parados en la oficina de Majadahonda ni todos los daños que se están produciendo y lo más IMPORTANTE de todo la cantidad de ciudadanos damnificados que como usted no saben que ha ocurrido con sus cartas.
    Espero de corazón que esto se solucione cuanto antes.
    Atte. Una cartera de Majadahonda en huelga desde el dia 16.

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  3. Estimada cartera de Majadadahonda: Su explicación ni me consuela ni soluciona mi problema. Correos es un servicio público y existe algo que se llaman servicios mínimos. Ni lo uno ni lo otro parecen funcionar en este caso. Y, efectivamente, tiene usted derecho a permanecer en huelga indefinida todo el tiempo del mundo. Yo le respeto su derecho. Pero no volveré a enviar una carta a Majadahonda, donde no se respeta mi derecho como usuario de Correos. A pesar de que pago el servicio que no se me da. No tengo intención de perjudicarle a usted ni a ningún empleado de Correos en Majadahonda. Simplemente he dejado de confiar en quien abusa de mí tan descaradamente como lo hacen ustedes. Por mí puede seguir de huelga hasta que el servicio de Correos desaparezca. En Majadahonda. Atentamente, José Joaquín Rodríguez Lara, un usuario de Correos perjudicado por usted y por la plantilla de Correos que hace huelga indefinida en Majadahonda.

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