viernes, 14 de agosto de 2015

Miguel Murillo, el Mediterráneo, Hércules, el Diluvio Universal y el Festival de Mérida



José Joaquín Rodríguez Lara


El mar Mediterráneo alberga muchos secretos de las culturas europea, asiática y africana. Y no en sus orillas. Los oculta bajo sus aguas.

Los profesores José María Abril y Raúl Periáñez, investigadores del departamento de Física Aplicada I de la Universidad de Sevilla acaban de publicar -en la revista científica 'Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology'- un trabajo de investigación que aporta luz sobre el modo en el que esos secretos quedaron ocultos bajo las aguas del mar de las civilizaciones.


Hace seis millones de años, el Mediterráneo sólo era un lago. Enorme, pero aislado. Un lago interior. Y se estaba secando, pues los ríos le aportaban menos agua de la que perdía por evaporación.


El Estrecho de Gibraltar.
En aquel tiempo, África y la península Ibérica estaban unidas por una lengua de tierra situada en lo que actualmente es el estrecho de Gibraltar. Pero ese dique que  mantenía separados al océano Atlántico y al mar Mediterráneo se rompió. Las aguas oceánicas encontraron un paso hacia el Mediterráneo y el gran lago intercontinental comenzó a llenarse rápidamente con agua salada procedente del Atlántico.


Las fértiles orillas mediterráneas quedaron cubiertas por las aguas en muy pocos años y todos los seres que vivían en ellas huyeron o se ahogaron, Hay quien ve en esta gigantesca y repentina inundación el origen de la leyenda sobre el Diluvio Universal. No se sabe exactamente qué fue el Diluvio, pero ya fuera un fenómeno mítico, una catástrofe natural o un castigo divino, difícilmente se podía salir a flote de él sin tener algún tipo de aviso sobre lo que iba a ocurrir.


¿Y qué podía hacer quien se diera cuenta de la manta de agua que se le venía encima? Huir. Si en ese instante había algún Noé viviendo en las orillas del Mediterráneo, trataría de poner a salvo a su familia y a sus animales. ¿Cómo? En un arca, en una patera o en un cayuco. Cualquier cosa vale, siempre que se mantenga a flote, cuando se lucha desesperadamente para escapar de la guadaña.


El Diluvio Universal debió de abrir los telediarios de medio mundo durante muchos milenios, pues no aparece sólo en la Biblia. Es una creencia firmemente asentada en otras culturas, además de en la cristiana.


El extremeño Francisco de Zurbarán pintó a Hércules
cerrando el estrecho de Gibraltar,
en vez de abriéndolo.
La ruptura del dique que unía a Europa con África, que sin duda sirvió de puente en el trasiego de especies, también aparece en culturas muy anteriores al Cristianismo. Según la mitología clásica griega, el décimo trabajo de los doce a los que fue condenado Hércules consistió en separar a Europa de África abriendo lo que actualmente es el estrecho de Gibraltar. Es decir, permitiendo que las aguas atlánticas se mezclasen con las mediterráneas. Y lo hizo con sus propias manos, partiendo en dos la cordillera de la que formaban parte el monte Calpe, más tarde llamado montaña de Tariq y actualmente el peñón de Gibraltar, en Europa, y el pico Musa o el cerro el Hacho, no está claro, en África.


Ambos promontorios son las llamadas 'columnas de Hércules', que durante muchos siglos señalaron el final del mundo. Más allá de las columnas de Hércules, al Oeste, no había tierra conocida. Non Terrae Plus Ultra. El significado simbólico de las columnas de Hércules se mantiene en vigor desde la antigüedad. Incluso se le otorga relevancia oficial. En algunos escudos, como en el de España, aparecen las dos columnas de Hércules. Pero no para indicar que el mundo terminaba en el Estrecho de Gibraltar, sino para enfatizar que España atravesó las columnas y descubrió otros mundos. Y fueron extremeños quienes colonizaron buena parte de las tierras situadas más allá de las columnas.


Escena de 'Hércules' en el Teatro Romano de Mérida.
La leyenda de Hércules y de sus columnas también está presente en la programación del 61 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida a través de un musical, titulado 'Hércules' que firma el dramaturgo extremeño Miguel Murillo. Por cierto, que el protagonista de 'Hércules' sabe muy bien dónde colocar una de las columnas, pero no tiene claro en qué lugar debe situar la otra. 


Miguel Murillo.
A pesar de que la mitología puede resultar ardua, el espectáculo es un éxito. La gente desea motivos para reír y con 'Hércules' no le faltan. Incluso ríe con afirmaciones que poco tienen de chistosas. Por ejemplo, cuando en la obra se dice que Hércules, hijo de Zeus y de Alcmena, colocó sus dos famosas columnas, una en África y otra en Europa, y abrió así el estrecho de Gibraltar. Esta afirmación no es un chiste, es pura mitología, pero al público asistente al estreno de la obra debió de parecerle una ocurrencia muy graciosa de Miguel Murillo y la rio con ganas.


El Mediterráneo es un mar lleno de misterios culturales, mitológicos, climáticos, geográficos, religiosos y, por supuesto, humorísticos.




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