lunes, 27 de febrero de 2017


Viejos para el empleo, jóvenes para la jubilación


José Joaquín Rodríguez Lara


Tengo 60 años largos y no me importaría jubilarme a los 70, como parece que propone el ex presidente José María Aznar.


Sería una demostración de que para entonces aún estaría vivo y con ánimos para seguir en activo.


A cambio sólo pido que este sistema y esta sociedad, que todavía no me deja jubilarme, por lo menos me deje trabajar.


Que eso es precisamente lo que quiero: trabajar.


La Administración, tan comprensiva con la ciudadanía que sufre discapacidad o es inmigrante o tiene dificultades para pagar la luz o el alquiler, debería mostrar un poco de sensibilidad con las personas mayores de 55 años que buscamos pero no encontramos empleo porque las empresas nos rechazan y la Administración no tiene en cuenta nuestra lamentable situación.


Que se obligue a las empresas, a todas, a reservar un porcentaje de sus contratos para personas mayores de 55 años.


Y que la misma Administración, en sus convocatorias públicas de empleo, reserve otro porcentaje para aquellas personas que sin ser cojas, ni sordas, ni mancas, ni ciegas, ni padecer un síndrome físico o mental que merme sus posibilidades para acceder al empleo, sufrimos la mayor de las discapacidades: ¡SOMOS MAYORES!


Tenemos ganas de trabajar, pero no nos dejan porque ¡SOMOS MAYORES!


Poseemos experiencia laboral, pero no nos dejan aplicarla porque ¡SOMOS MAYORES!


Todavía podemos aportar mucho como trabajadores, pero no nos dejan hacerlo porque ¡SOMOS MAYORES!


Entonces, ¿tenemos que jubilarnos ya?


¡NO, PORQUE AÚN SOMO JÓVENES PARA LA JUBILACIÓN!

 

Tenemos que esperar algunos años a ver si, con un poco de suerte, nos morimos y el sistema se ahorra nuestra pensión.

 

Eso sí, los políticos, los banqueros, los agentes de policía, los maestros de escuela y otros funcionarios se jubilan a los 60 años o antes, sin necesidad de acercarse a los 70 que propone Aznar.


En este país, cualquier día va a ocurrir una tragedia de telediario y pagará las consecuencias quien menos se lo espera.


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