sábado, 4 de noviembre de 2017

¡Ayuda, por favor!


José Joaquín Rodríguez Lara


Llevamos toda la vida buscando puertas astrales, agujeros de gusano, pasadizos y túneles que nos transporten a otros mundos, en los que no haya conflicto catalán ni belenes esteban, y los tenemos delante de las narices: en nuestra propia casa. Parece un módulo espacial, con su escotilla y todo, pero no lo es. Es la boca del misterio y ni siquiera Íker Giménez, comandante de puesto de Cuarto Milenio, ha reparado en ello. ¿Cómo se explica, si no es una boca sideral, que se coma los calcetines? ¿A dónde van los calcetines que desaparecen en la lavadora? A otros mundos. Fijo.

 

A ver, señoras y señores astronautas, ángelas y ángeles (ya sé que ustedes tienen alas en vez de sexo, pero es por discriminar entre otras y unos y no marginar a nadie), paracaidistas y habitantes de las nubes en general: ¡ayuda, por favor! Acaba de desaparecer un calcetín azul, grueso, a medio lavar, apto para botas de campo. Está usado, pero todavía me da el avío. Si lo ve, llámeme o avise a la Guardia Civil.

 

El otro calcetín, hermano mellizo del desaparecido, está desolado por la pérdida. Se siente sólo y no le llega la carne, la del pie, al cuerpo. Temo que termine en el contenedor de residuos ¿orgánicos?, ¿de plásticos?, ¿para celulosa?. ¿De qué cosa que no es hilo ni lana ni algodón hacen ahora lo calcetines?


- ¿De poliéster?


- Bueno, de poli o de guardia civil. Me da lo mismo quién se lo ponga. ¿Pero, cómo los hacen para que se desintegren en la lavadora? Me devora la duda. Hay angustias con las que no se puede vivir.


- Ni con Angustias ni con Dolores ni con...


-¿Te vas a callar de una vez? Y mira por la ventana, a ver si ves el calcetín. ¡Pobrecino mío!, con lo que yo lo he sudado. Vamos a hacerle una foto con el móvil al mellizo y ponemos carteles.


- Pero antes habrá que dejarlo a secar en la alambrera del brasero, porque está empapado y como sigue llorando...


- La madre que te parió. Anda, déjalo y pon la tele, a ver qué está cocinando hoy el Puigdemonio.


- Ahí lo tienes... Mira que le sienta mal la barretina de cocinero al tío.


- Si es que con esos pelos de fregona que gasta... Ni sé yo como lo dejan salir por Eurovisión.


- Cosas de Junqueras que tiene mucho peso. El Junqueras es pariente del Chicote, ¿no?


- Ahora que lo dices, se dan un aire; como si fuesen hermanos de primos segundos o algo así.


- Habría que meterlos a los dos en la lavadora, a ver si desaparece alguno y eso que ganamos.


- Cállate ya, que no oigo al Puigdemonio.


- ...hoy, para todos los paladares catalanes, vamos a preparar un plato rico rico: Calçots a la Independencia con Butifarra.


- Eso, sí, con butifarra, con mucha butifarra internacional. ¡Chúpatese esa, Puigdemonio!


- ¡Que te calles, leche! ¡Pobrecino mío!, ¿dónde estará?


- ¿El Puig..?


- ¡Qué Puig ni que Puig! ¡El calcetín, coño, el calcetín, que pareces un telediario, siempre con el Puigdemonio en la boca!


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