jueves, 22 de agosto de 2024

Cafetería de la Real Academia de la Lengua, en Madrid, rompeolas de todos los acentos.-


José Joaquín Rodríguez Lara

- Buenos días. ¿Qué va a ser?
- Buenos días. Por favor, póngame un café solo con leche.
- Disculpe. No le entiendo. Dice usted que le ponga un café...
- Sí, un café. Solo con leche. Quiero un café solo con leche.
- Perdone. ¿Está usted de cachondeo?
- ¡Oiga! ¿Cómo se atreve?
- Es que aquí tenemos café solo, café con leche, café cortado, capuchino... Pero solo con leche no hay.
- ¡Cómo que no hay!
- Nada. Que no nos queda.
- ¿No les queda? Desde luego ¡cómo está el servicio! ¡Y en la Docta Casa! Bueno pues entonces tráigame un
vaso de leche.
- ¡Marchando! Un vaso de leche para la mesa cuatro.
- ¡Con leche claro!
- Aquí lo tiene usted. Un vaso de leche con leche. Claro.
- Gracias.
- Siempre a su servicio. ¿Desea usted algo más?
- Si no es mucha molestia, tráigame también un café.
- ¿Solo o con leche?
- Solo. ¿Acaso no ve usted que ya me ha traído la   leche?
- Vale. ¿El café lo quiere con azúcar o con sacarina?
- Lo quiero solo. ¡Cojones! Solo quiero tomarme un    café solo con leche.

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