viernes, 30 de noviembre de 2018

- La libertad está huera si no engendra diversidad.




lunes, 26 de noviembre de 2018


Muere el asombro atado al final de un hilo


José Joaquín Rodríguez Lara



Quizá ahora mismo, o hace unos minutos, o tal vez dentro de un rato, en algún lugar del mundo, tome su primer sorbo de aire una persona que asombrará a la Humanidad entera por su genialidad. Alguien verdaderamente deslumbrante.


Pero es imposible darse cuenta de ese genial alumbramiento. No sabemos ni dónde ni cuándo ni con qué nos asombrará. Y es imposible saberlo porque las personas geniales no nacen. Sólo viven y se mueren.


En el universo de la genialidad, las estrellas necesitan apagarse para que reparemos en lo brillantes que eran, para que reunamos todos y cada uno de sus destellos en la antorcha que encenderá su pira funeraria.


Acaba de fallecer Bernardo Bertolucci, en Roma, a 473 kilómetros, cien horas andando y 77 años viviendo, de Parma, su ciudad natal.


Ha muerto el hombre al que inspiraban las miradas de los niños; el que se conmovía con el asombro causado por la aparición, una y otra vez, de un mismo juguete atado al final de un hilo.


Se ha apagado la luz del genio que nos deslumbró con ‘El último emperador’ (nueve Oscar de Hollywood), con ‘La estrategia de la araña’, con ‘Novecento’ y con tantas otras obras maestras de la cinematografía; aunque lo más socorrido sea acordarse de él porque mostró una utilidad de la mantequilla que muy pocas personas habían sospechado.



(Octogésimo artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 26 de noviembre del año 2018.)





Vara promete el futuro sin remediar el presente


José Joaquín Rodríguez Lara



¿El futuro es una substancia adictiva? No está descrito como tal, pero leyendo y escuchando a Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, no sería raro que lo fuese.


A Vara sólo le falta su Moisés. Sí, porque la vara propiamente dicha es él y como ocurrió con Moisés, según las sagradas escrituras, esa vara, ese cayado mesiánico, nos guía hasta ‘la tierra prometida’, que es el futuro.


Extremadura pelegrina hacia los arroyos de leche y de miel del futuro, según se colige siguiendo la prédica de Vara, “porque tenemos mucha agua y mucho sol que serán fuentes de energía que no contaminen, ese es nuestro reto”.


Agua y sol, aunque falte la paella, parece la ‘fabrica’ de una región con playa. Pero no, vaya, vaya, porque aquí no hay playa, mecachis en la mar salada, y que Orellana la Vieja me perdone. El sol y el agua son nuestro futuro; el futuro que Guillermo Fernández Vara vislumbra para Extremadura.


Aunque cualquier tiempo pasado fue anterior, sol, lo que se dice sol, tenemos el mismo del año pasado y el de hace cuatro años. Y agua, lo que se dice agua, hectómetros más o hectómetros menos, tenemos la misma cantidad que con Juan Carlos Rodríguez Ibarra, pues no se ha construido ningún gran embalse desde que él se bajó del cargo, ya que el de Alqueva lo construyó Portugal.


Entonces, ¿en que se basa el optimismo de Vara? ¿En que el sol y el agua llevan dentro un microchip que terminará con el paro? ¿Está en nuestras manos ese microchip? ¿La riqueza que genere enriquecerá a Extremadura o a otras regiones? ¿Se basa el optimismo del presidente en que viviendo al lado de Portugal y con un presente tan negro como el que tiene Extremadura -sólo hay que mirar la tasa de desempleo y combinarla con la emigratoria- el futuro ya no puede ir a peor? O en que, dado que al presente le falta pan, es conveniente profetizar un futuro lleno de banquetes.


Sinceramente no lo sé, pero no me tranquiliza la adicción al futuro que observo en el presidente Guillermo Fernández Vara. Todo lo contrario, me preocupa.


Me preocupa porque prometer el futuro no compromete. Prometer el futuro es torear de salón, luciéndose. Prometer el futuro es pelear contra tu propia sombra, frente al espejo, con la seguridad de que ni vas a ser corneado ni recibirás golpes. Se puede prometer y profetizar el oro y el moro para el futuro sin que luego, cuando el futuro sea presente y no haya ocurrido nada de lo pronosticado, se le puedan exigir responsabilidades al gobernante que ejerció de profeta.


En una situación tan negativa para Extremadura como la presente, preferiría que al frente del Gobierno extremeño hubiese un gobernante que dijera qué va a hacer hoy, lunes, 26 de noviembre del año 2018, por los extremeños, que no a un presidente que anuncia lo que el propio futuro va a hacer por la población, por quienes aún no hemos emigrado, gracias a que tenemos sol y agua. Que es básicamente y a grandes rasgos, lo que el franquismo dejó en Extremadura: sol y agua. Y ya se ve como nos ha ido a pesar de ser la primera potencia mundial en la producción de tomate.


(Septuagésimo noveno artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 26 de noviembre del año 2018.)

domingo, 25 de noviembre de 2018

- Las preposiciones son las agujas de la lengua.

 Cuando quien las controla, haciendo la función de guardagujas, no emplea la preposición correcta,

 envía la frase por raíles sin sentido, en una dirección equivocada y hasta la lleva a una vía muerta.


jueves, 22 de noviembre de 2018


¿Puede salir a flote Extremadura agarrándose a Portugal?


José Joaquín Rodríguez Lara


En Extremadura se siente una devoción especial hacia Portugal. Y no es solamente por el bacalao dorado. No hay actividad de enjundia en tierras extremeñas a la que no se invite a Portugal. Desde Fehispor (Feria Hispano Portuguesa), hasta el FFFB (Festival de Flamenco y Fado de Badajoz) pasando por el Congreso de la Dehesa (española) y del Montado (portugués) y la media maratón Badajoz – Elvas – Elvas - Badajoz.


Y cuando Portugal no viaja a Extremadura, Extremadura va a Portugal; a presentar el Festival de Teatro Clásico de Mérida o el Carnaval de Badajoz o cualquier otro acontecimiento de interés.


Extremadura comparte con Portugal intereses como la eurociudad Badajoz - Elvas – Campo Maior o el parque natural Tajo (Tejo en portugués) Internacional, una joya de la naturaleza que se extiende por los términos municipales de Castelo Branco, Alcántara, Brozas, Carbajo, Cedillo, Herrera de Alcántara, Membrío, Salorino, Herreruela, Santiago de Alcántara, Valencia de Alcántara y Zarza la Mayor. Por no citar la presa lusa de Alqueva, un cometa de agua, el mayor lago artificial de Europa, cuya cola inunda de vida los términos municipales extremeños de Badajoz, Cheles, Villanueva del Fresno, Olivenza, Táliga y Alconchel.


Sin olvidar, por supuesto, a tantas mujeres portuguesas que han roto o rompen aguas en los hospitales extremeños.


Son sólo algunos ejemplos que demuestran que, para la población extremeña, los portugueses no son vecinos, son hermanos: nuestros hermanos portugueses. Especialmente los habitantes de Barranco, distinguidos con la medalla de Extremadura, el más alto galardón extremeño, por su impagable apoyo a las gentes de Extremadura que escapaban de la represión franquista originada por la Guerra Civil. Un abrazo de agradecimiento para los hijos, los nietos, los biznietos y los tataranietos de aquella gente de bien que abrieron su corazón y sus casas a quienes huían de la locura. La suya sí fue una palpable demostración de hermandad ibérica.


Por eso choca tanto el desapego que Portugal muestra una y otra vez hacia un asunto tan importante para Extremadura, para España y para Europa como es la conexión ferroviaria Madrid – Lisboa por Badajoz. Ese ancestral desinterés oficial luso, que raya en el desprecio, lo ha vuelto a poner de manifiesto el primer ministro portugués, el socialista António Luís Santos da Costa, quien acaba de declarar que la conexión ferroviaria de alta velocidad entre Lisboa y Madrid, además de no ser prioritaria para Portugal ni estar en la agenda de su Gobierno, carece de razones para que tenga que pasar por Badajoz.


El señor Santos da Costa tiene todo el derecho del mundo a defender los intereses de su ciudadanía como considere más acertado. Lo que no me parece un acierto es que Extremadura le siga enviando flores a una señora (Portugal, no se me malinterprete) a la que no le gustan ni las flores ni el remitente. Extremadura y España no pueden supeditar su futuro a lo que decida o le interese a Portugal.


Extremadura, desde Badajoz hasta Navalmoral de la Mata, necesita un tren al que se le pueda llamar tren sin que se nos caiga la cara de vergüenza. Y no hablo del tren bala japonés, ni del AVE a la Meca, ni siquiera de los trenes Alvia. Me refiero a un tren que no deje tirado al pasaje en mitad del campo, a un tren en el que apetezca viajar, a un tren de verdad, no a una tartana.


Lo necesita y es de justicia que lo tenga, aunque con vecinos como el señor António Luís Santos da Costa, primer ministro y socialista de Portugal, sería menos perjudicial para la población extremeña que ‘la raya’ estuviese en mitad de África, dicho sea con todo respeto para la población africana.


Extremadura está pidiendo a gritos un tren y lo tendrá aunque tenga que desalojar del poder a quienes les preocupa más su sueldo que las necesidades de la población. Si Portugal acepta subirse a ese tren en marcha, Extremadura le dará la mano con mucho gusto, y si quiere quedarse en tierra de nadie, pues adiós y hasta más ver, porque abrazarse a algunas autoridades portuguesas es como suicidarse tirándose por un precipicio. Tratar de salir a flote agarrándose a Portugal resulta más difícil que nadar con una piedra colgada del cuello al final de una soga con nudo corredizo.



(Septuagésimo octavo artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 22 de noviembre del año 2018.)

miércoles, 21 de noviembre de 2018

La Biblia explicada a los españoles


José Joaquín Rodríguez Lara


Al principio no había nada y el creador emigró a Cataluña. Se instaló en el Maresme y la cabeza empezó a refulgírle como el fuego, pues ya se la cubría con una barretina roja. Aquello era el Paraíso y no el Ampurdán.


En un irrefrenable impulso de artista, al creador le dio por crear y modeló una figurilla humana. Pero no lo hizo con arcilla húmeda: la creó con miga de pan y zumo de tomate. Así que el padre de la Humanidad eran catalán y lo cocieron en un horno de hacer pizzas, en la cocina de una masía. Su autor pensó llamarle 'Pan i (de apellido) Tumaca', pero le pareció demasiado vegano para un ser de carne y hueso y le llamó Llordan, con jota.  Llordi para los íntimos. Llordi tenía un talento extraordinario para los negocios y, poco después, le alquiló su nombre al río Jordán.


El Paraíso era un buen sitio para vivir, fresco y tranquilo, pero con poco ambiente. Llordan no se lo había pasado bien hasta que probó el cava de Almendralejo, un bosque de almendros poblado de vides que estaba tan lejos y a trasmano que ni siquiera tenía tren. Tanto le gustó a Llordan el cava de aquel lugar remoto que, buscando por todo el Paraíso a alguien con quien brindar, se bebió tres botellas de cava Vía de la Plata y otras tantas de Bonaval y se durmió.


El creador aprovechó la ocasión y le presentó a Montse que era la pera limonera y vivía en Lérida. Cuando Llordan espantó la mona -el pobre animal sufrió mucho con la inesperada ruptura sentimental- y vio a Montse dijo: "Esta sí es catalana, como yo". Y allí empezó el comercio carnal y la poligamia, que sucedió a la monogamia anterior.

 

Montse le ofreció una pera a la serpiente, amante de la mona, cuya moral estaba por los suelos, y el reptil se convirtió en un frutero descomunal. Todos los animales del Paraíso probaron las peras de Lérida; Llordi incluido.



Aquello era la repera. Comía peras hasta el creador. Gracias a las peras, el Producto Interior Bruto del Paraíso (PIBP) se puso por las nubes y como no había inspectores de Hacienda ni nada que lo pareciese, aquello era un Paraíso fiscal.


Lo fue hasta que apareció Ángel, un tipo procedente de Madrid, armado con una espada constitucional y se empeñó en desahuciar del Paraíso a Llordi y a Montse. Fue entonces cuando nuestros primeros padres se dieron cuenta de que estaban desnudos y Montse fundó un telar de paños en Tarrasa. Lo llamó 'La Botiga de Eva'. Llordan, a su vez, tuvo que trabajar en el campo, en la recogida de la fruta, y mientras llenaba la cesta con peras inventó el baloncesto.

 

Años después, Llordi cambió de oficio. Se hizo diseñador de zapatillas deportivas y empezó a facturar en negro. Se forró. Era tan rico que parecía blanco. Bueno, blanquear, lo que se dice blanquear, blanqueaba muchísimo.

 

Lo pillaron, pero nunca fue a la cárcel. Decía que si le encarcelaban hablaría y, con lo que sabía, iba a terminar en la cárcel todo dios. Para entonces, el Paraíso había dejado de ser lo que era y más que un paraíso parecía España, un infierno.


viernes, 16 de noviembre de 2018


La ciudadanía y el poder manifestándose por un tren digno


José Joaquín Rodríguez Lara


Con los años suele flojear la memoria, pero no recuerdo al presidente Juan Carlos Rodríguez Ibarra (PSOE), que estuvo al frente de Extremadura durante 24 años, cinco meses y 20 días, manifestándose en la calle, detrás de una pancarta, en contra de su partido.

Y mire usted que había que reivindicar cosas, de primerísima necesidad, en aquella Extremadura sin dientes que había empezado a hablar el día 1 de septiembre de 1979, en Villanueva de la Serena, con la magna manifestación contra la terminación de la inconclusa central nuclear de Valdecaballeros.

Tengo la impresión de que Ibarra era más aficionado al cara a cara y a dar titulares –a los periodistas madrileños, pues a los extremeños siempre nos ninguneó- antes de entrar en las reuniones de su partido. Ignoro si Ibarra va a manifestarse en la calle, con pancarta y megáfono, para reivindicar un tren digno, ahora que no gobierna. Tiene todo el derecho a hacerlo, como ciudadano y porque, siendo presidente, negoció con el popular Álvarez-Cascos el recorrido del AVE por Extremadura y, luego, con la llegada de Zapatero (PSOE) al poder, comenzó el principio del fin del AVE extremeño.

De la gestión ruin del socialista Zapatero y de sus ministros con la Extremadura sin tren, ni AVE, ni digno, ni nada, vienen estas manifestaciones en las que, como ya estamos curados de espanto, no nos asombra que el PSOE que gobierna Extremadura se manifieste contra el PSOE que gobierna España; no nos extraña ver al manijero manifestándose contra el aperador cuyas instrucciones sigue: Vara en manifestación contra Sánchez. Pero no en Madrid, sino en Cáceres, bien lejos de La Moncloa.

La culpa de que Extremadura carezca de un servicio ferroviario digno está, fundamentalmente, en las vías no en el material rodante. Y las vías dependen del Gobierno, a través de la empresa pública Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias). Renfe también es una empresa pública, y lo mismo que Adif depende del Gobierno, pero cuando se pide un tren digno para Extremadura, se le está pidiendo muchísimo más a Adif que a Renfe, pues la compañía no puede poner trenes veloces si las vías no los soportan. Sería como pretender conducir un fórmula 1 por un camino de tierra. Pero las dos empresas públicas llevan al Gobierno de España y al PSOE que se encarga de gobernarnos.

Tiene toda la razón Podemos cuando afirma que la reivindicación de un tren digno para Extremadura debe protagonizarla la ciudadanía, no las instituciones políticas. De hecho la mejor manifestación fue la realizada por el grupo 'dramático' de Milana Bonita, cuya puesta en escena en Madrid llegó a los telediarios y a las columnas de opinión de la villa y corte.

Lo que ocurre es que Podemos aún tiene poca trayectoria política y debe ignorar que el PSOE no acostumbra a estimular los movimientos sociales, sino que tiende a controlarlos, a capitalizarlos, sea la Semana de Extremadura en la Escuela o la reivindicación de un tren que no se averíe.


(Septuagésimo séptimo artículo publicado en extremadura7dias.com,
el 16 de noviembre del año 2018.)