sábado, 24 de marzo de 2018

Raquel Sánchez Silva, Palomo Spain, María Escoté y Lorenzo Caprile.


Caprile y el vestido de la Virgen


José Joaquín Roríguez Lara


España ya no es España / es un taller de costura / con Palomo, Escoté, Caprile / y Raquel de Extremadura.


Que trajín, mi madre, que trajín. Lorenzo Caprile ha pasado de vestir a la Reina doña Letizia a hacernos un traje a quienes no entendemos ni de modas ni mucho menos de modos.


‘Maestros de la costura’, cada lunes en su TVE, no es un programa de entretenimiento, es un curso acelerado de corte y confección.


No hace falta ni verlo. Basta con zapear para aprender, de una vez y para toda la vida, lo que es un pespunte, un hilván, un drapeado, el moaré, un vestido con caída, una manga ranglán, un abriguito formal para perro, otro abriguito más sexi para la perrita, un hábito de monja, un dobladillo, una seda que se escurre, un patrón que se traspapela, un escote asimétrico, una canilla sin hilo, un modelaje inmodelable, una aguja rota… Un sinvivir, un ¡auténtico sinvivir!


Raquel Sánchez Silva, de Plasencia, presenta y dirige el desfile. Palomo Spain, siempre divino, es un maniquí de sí mismo y, aunque habla poco, lo hace con criterio. La prudencia le da a María Escoté cierta apariencia de jefa de planta de El Corte Inglés. Te observa, pero no te atosiga.


Y luego está él, Lorenzo Caprile, que no admite que se le llame modisto, porque considera que lo correcto es llamarle modista, y al que hay que echarle de coser aparte.


Qué modos, qué maneras, qué verbo, qué arte tiene Caprile hasta para llorar. En la Legión hay brigadas con mucho menos carácter que Lorenzo Caprile. Resbalas ante su mirada de acero y Caprile no te ayuda a levantarte. Te pisa la cabeza para hundírtela en el barrizal de tu propia impericia.


Los concursantes de ‘Maestros de la Costura’, aprendices les llaman, no son personas normales. Son acericos, son esas almohadillas que hay en los cestos de la costura, para pinchar los alfileres, las agujas, las tijeras y los puñales envenenados, de doble filo, que se dirigen contra los habitantes de esta televisera granja de modistas. Tienen ambición y ganas de aprender, pero son acericos de carne y sentimientos, que de todo hay en el taller de costura de las España.


Dentro de muy poco, en el feisbu, saldrá gente diciendo: Si aprendiste moda con Caprile y has sobrevivido, ¡compártelo!


Es tal el impacto causado por el programa que, seguramente con toda la razón del mundo, la Cofradía Ferroviaria del Descendimiento, Santísima Virgen de las Angustias y Nuestra Señora de la Esperanza, una de las más importantes de Mérida, se niega a vestir a su Virgen de la Esperanza con un manto que se ha estado confeccionando desde el mes de mayo del año 2016. Dice la junta de gobierno de la Cofradía Ferroviaria que el manto no es digno de la Virgen ni de la Semana Santa de Mérida.


¡Qué el manto es indigno, dice! Ahí es nada. ¡Indigno! El manto, bordado en plata sobre seda, o lo que sea, verde mar, no es digno de la Virgen de la Esperanza. No lo es.


Antes, estas cosas no pasaban. Antes se hablaba con la costurera: Súbeme de aquí, bájame de allá... Y te quedabas con el manto y hasta te lo ponías para la procesión. Antes sólo se devolvía alguna corbata, a El Corte Inglés, pero después de habértela puesto para la boda de tu primo. Antes…


Antes es que no había programa de costura ni Caprile ni había ‘na’. Pero ‘na’ de ‘na’. Y así nos iba, que no distinguíamos una celosía de una transparencia ni una seda salvaje de un tafetán. En cambio ahora… “Esa capa no está terminada, querido”. Y todo gracias a Lorenzo Caprile, que está transformando España.


Bien haría Cristóbal Montoro, ministro de Sierra Morena y del resto de España, en montar, aunque sea en Telecinco, un ‘Maestros de la Declaración de la Renta’ y empezar a impartir doctrina, desde el televisor, sobre las casillas, el mínimo exento, las deducciones, el borrador, las confesiones paralelas, las superpuestas, las automáticas, las de un solo cañón y las declaraciones de la renta que tiran con balas y al codillo. “¡A ver, aprendices, declarad vuestra pensión ahora mismo, no vaya a ser que lleguéis a cobrarla y no sepáis declararla! Vamos, confesad. Tenéis treinta minutos”.



(Trigésimo primer artículo escrito para extremadura7dias.com,
publicado el 20 de marzo del año 2018.)





Google se asoma a la cueva de Maltravieso


José Joaquín Rodríguez Lara


Google ha celebrado el Día del Padre sustituyendo las letras de su nombre por manos. Por manos de distintos tamaños, por manos de colores. Es toda una familia de manos, aunque también podría ser una manada de dinosaurios herbívoros, panzudos, de largo cuello y patas gruesas y rectas.


Pero dicen que son manos y que Google ha plasmado con ellas su particular homenaje al Día del Padre. Le ha dedicado un doodle (garabato), que así se llaman estas cosas que hace Google con su cabecera.


No está mal, pero por mucho menos que el Día del Padre, hay centros comerciales que te dedican una planta y hasta las bolsas del supermercado.


El gesto de Google me recuerda a las manos, también multicolores, que los neandertales plasmaron en las paredes de la cueva de Maltravieso, en Cáceres, hace más de 66.000 años. Las manos de Maltravieso son las pinturas más antiguas del mundo. Por lo que se sabe hasta ahora, el arte rupestre, la decoración de interiores, nació en Cáceres.


Es posible que los seres anteriores a la especie Sapiens que, hace más de 66.000 años, poblaban el Calerizo cacereño ya celebrasen su pertenencia a un linaje pintando manos de colores. Las manos ocres para los nietos del ‘seño’ Ocre, las amarillas, para la descendencia de la ‘señá’ Amarilla.


Tal vez algún día encontremos la explicación al misterio de esas manos extremeñas si se excava la entrada de la cueva de Maltravieso, que aún no se sabe dónde está. A la cueva se accede por el destrozo que hizo un cantero que acarreaba piedras y confirmó, de modo empírico, el optimista dicho de que no hay mal que por bien no venga.


Localizar y excavar la entrada de Maltravieso debería ser una tarea urgentísima para los arqueólogos interesados en el origen de las manifestaciones simbólicas de las especies humanas, pues los neandertales también eran humanos, aunque no se les llame sapiens. Pero parodiando al entrenador de fútbol César Luis Menotti, argentino y del Barcelona tenía que ser, Extremadura es una región acuciada por urgencias prehistóricas.


En cualquier caso, siempre quedará la duda sobre qué fue primero, si las pinturas de la cueva de Maltravieso, con más de 66.000 años de antigüedad, o las malas traviesas del ferrocarril extremeño, que ni se sabe de cuando son.


Para no errar al elegir una u otra manifestación prehistórica, me quedo con las manos de Google, que son del 19 de marzo, Día del Padre. Me gustan. Sean manos o sean dinosaurios.


En general, la mano me parece lo más humano del ser humano que nos habita por dentro, aunque en ocasiones no se atreva a salir por temor a nosotros mismos, a nuestra falta de humanidad. Creo que la mano nos hizo humanos a todos. Incluidos a los neandertales de Maltravieso City, la Ciudad de las Manos.



(Trigésimo artículo escrito para extremadura7dias.com,
publicado el 19 de marzo del año 2018.)





jueves, 22 de marzo de 2018

- El redactor jefe es alguien de la familia,
una suerte de tía carnal soltereta
 empeñada en enderezar a los sobrinos.
Y a las sobrinas, claro.

sábado, 17 de marzo de 2018


La prisión permanente revisable y el voto




José Joaquín Rodríguez Lara


España es fruto de las visitas que, a lo largo de los milenios, ha recibido. Por Iberia han pasado íberos, celtas, tartesios, fenicios, cartagineses, romanos, árabes, suevos, vándalos, alanos, visigodos, franceses, japoneses, norteamericanos, turistas, multinacionales, futbolistas, chinos y todo lo que, por tierra, mar y aire, está llegando detrás.


Es una lástima que nunca nos hayan invadido los suizos. España es un país a medio aliñar. La ensalada española necesita un buen chorreón de sangre suiza, de mansa aceite tirolesa, que compense nuestro tradicional carácter avinagrado. Con la sal puesta ya nacemos.


41.277 kilómetros cuadrados, 8,5 millones de habitantes, cuatro idiomas oficiales –alemán, francés, italiano y romanche-, y 26 estados, 26: así es Suiza. Los suizos no tienen playa, habitan en 26 ‘autonomías’, que ellos llaman cantones, hablan de cuatro formas distintas y, sin embargo, no discuten. O al menos, loado sea el cielo, no se les oye.


Si los suizos nos hubiesen invadido a tiempo, España no estaría discutiendo ahora si hay que mantener la prisión permanente revisable, para evitar que los grandes criminales vuelvan a secuestrar, violar y matar, o hay que derogarla para que esos mismos grandes criminales, y ‘criminalas’ que al parecer también las hay, se civilicen en la cárcel y se reinserten en la sociedad.


No se discutiría a voces, como está ocurriendo, porque el derecho de la ciudadanía a vivir se antepondría a la afición de la ‘inciudadanía’ a secuestrar, a violar y a matar. Y no estaríamos discutiendo porque el asunto ya se habría ventilado en un referendo adosado a cualquier votación de ámbito nacional.


Es lo que se hace en Suiza hasta para decidir si es constitucional encerrar de por vida, en jaulas, a las gallinas ponedoras.


Pero como no somos suizos ni tampoco estamos estudiando para serlo, nos pasamos la vida discutiendo sobre si la prisión revisable a los 20 años es cadena perpetua y cumplir las penas íntegras, aunque sean de 30 años o más, no lo es. Y así nos va.


Mas, no hay que preocuparse demasiado. Es mucho más práctico aprovechar cualquier elección para denostar o apoyar la prisión permanente revisable votando al partido que la rechace o al que la mantenga.


Si el debate político no da la talla y los suizos siguen sin invadirnos, a falta de un referendo nacional sobre la prisión permanente revisable, buenas, muy buenas, van a ser las próximas elecciones.


(Vigésimo noveno artículo escrito para extremadura7dias.com,
publicado el 16 de marzo del año 2018.)


¡Es vergonzoso!


José Joaquín Rodríguez Lara


En Extremadura se habla mucho de pobreza energética y muy poco, o nada, de vergüenza energética.


Es penoso que a algunas personas no les llegue el dinero para consumir la energía eléctrica que necesitan. Y tanto o más lamentable es que a algunas personas no les llegue la energía eléctrica que necesitan, a pesar de que la pagan a precio de oro.


Es lo que ha ocurrido este miércoles en Salvatierra de los Barros, con alcalde del Partido Popular y 1.700 habitantes que bajan sin freno por la rampa del des--censo municipal. Seguramente se van a un sitio del que no se vaya la luz.


Aunque no lo parezca, Salvatierra de los Barros no es una aldea africana, aislada en mitad de la selva. Salvatierra es un municipio representado en la Diputación de Badajoz, supervisado por la Junta de Extremadura, perteneciente al Estado español e integrante de la Unión Europea. En definitiva, es un pueblo que, en teoría, pertenece a lo que se suele llamar ‘el mundo occidental’.


Ninguno de estos poderosos paraguas institucionales les sirven a los habitantes de Salvatierra de los Barros cuando llueve. Cuando llueve, Salvatierra se queda sin paraguas, sin chubasquero y hasta sin energía eléctrica. Y no es que haya pasado una vez. Ocurre habitualmente.


El miércoles ‘la luz’ se fue a las tres y cuarto de la tarde y no regresó hasta pasadas las nueve de la noche. Seis horas estuvo la mayor parte de Salvatierra sin suministro eléctrico, seis horas, seis, como los toros.


Como no es la primera vez que algo así ocurre, hay que sospechar que Endesa, la compañía suministradora, y todas las instituciones políticas y todos los políticos de esas instituciones llevan años toreando a los salvaterreños. Años. Años de 365 días, de 366 los bisiestos.


Es vergonzoso que en Salvatierra ‘se vaya la luz’ cada vez que llueve.


Es vergonzoso que una Extremadura que exporta energía eléctrica no cuente con los medios necesarios para evitar cortes y más cortes del suministro eléctrico en sus pueblos.


Es vergonzoso que en Extremadura haya políticos más interesados en enterrar el pasado, que muerto y bien muerto está, que en alumbrar el futuro.


Es vergonzoso que el ‘corte de relaciones’ entre directivos de dos equipos de fútbol -Villanovense y Extremadura- suscite la intervención del presidente de la Junta y el corte de la luz, una vez tras otra, no le haga saltar del sillón como si le hubiese picado un alacrán.


Es vergonzoso que la misma administración que ahoga en trámites burocráticos a la ciudadanía no impida que, esa misma ciudadanía, sufra en su patrimonio el mal funcionamiento de un servicio que paga como si fuese de calidad.


Y también es una vergüenza que se hable de indemnizaciones como remedio para el problema. Se indemniza el daño causado ocasionalmente. Si el daño es habitual no sólo se indemniza, además, se interviene para corregir la mala calidad del servicio.


Gobernar no es hacer declaraciones y más declaraciones insulsas, obvias y hueras sobre la energía eólica o sobre la violencia machista. Gobernar es aportar soluciones. Si no para hacer la vida mejor, al menos para hacerla vivible. Incluso en un pueblo con alcalde del PP, como Salvatierra de los Barros.

(Vigésimo octavo artículo escrito para extremadura7dias.com,
publicado el 15 de marzo del año 2018.)



El Universo pierde un punto de apoyo


José Joaquín Rodríguez Lara

El mundo acaba de perder a un genio, a un sabio respetado y admirado tanto en los santuarios de la ciencia como en la calle.


Ha muerto Stephen Hawking, un científico extraordinario, un físico que no sólo investigó el Universo, un misterio que ha fascinado al ser humano desde su origen, y planteó teorías revolucionarias sobre su origen y su desarrollo, sino que fue capaz de divulgar el resultado de sus investigaciones y, lo más difícil para la mayoría de los científicos, hacerlas comprensibles para personas con un nivel de conocimientos astrofísicos muy inferiores a los del propio Hawking.


Desde su silla de ruedas, respirando por un tubo que le suministraba oxígeno, comunicándose a través de un ordenador, mediante un sintetizador electrónico de voz que hablaba por él con su característico tono de robot, encarcelado en el calabozo de su propio cuerpo por la esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad neurodegenerativa progresiva que lo dejó completamente paralizado cuando tenía 21 años, Hawking ha sido una de las mentes más libres, brillantes, innovadoras y constructivas que ha tenido a su servicio la Humanidad durante los últimos años.


Su legado y su popularidad sólo son comparables a las de otro genio, Alfred Einstein, cuya teoría general de la relatividad pretendía conciliar con los conocimientos derivados de la física cuántica.


El científico británico planteó teorías revolucionarias sobre los primeros instantes del Universo, con su famoso Big Bang, sobre los agujeros negros, a los que consideraba ‘sus alumnos’, sobre el tiempo, sobre la existencia o no de civilizaciones extraterrestres y sobre las consecuencias de llegar a tomar contacto con ellas y hasta sobre Dios y su ilusoria existencia.


"Fue un gran científico y un hombre extraordinario, cuyo trabajo y legado vivirá por muchos años", han dicho sus hijos Lucy, Robert y Tim en un comunicado.


Stephen Hawking nos ha dejado en la madrugada de este miércoles, a los 76 años, al agravarse su enfermedad. Ha muerto en su casa de Cambridge, de cuya Universidad fue profesor, ocupando el mismo cargo que, 300 años antes, había tenido Isaac Newton, uno de los padres de la física.


Con la muerte de Stephen Hawking, no sólo se pierde un sabio y un revolucionario; además, el Universo se queda sin un punto de apoyo para que podamos seguir intentando comprenderlo.

(Vigésimo séptimo artículo escrito para extremadura7dias.com,
publicado el 14 de marzo del año 2018.)



Desaparición, muerte y hallazgo de Gabriel, un golpe tras otros


José Joaquín Rodriguez Lara


Uno tras otro, caen los golpes con la desaparición, muerte y hallazgo de Gabriel, el niño de Níjar (Almería).


Son auténticos marrazos, golpes de marra, de maza de herrero, como si en vez de moler los estados de ánimo de la buena gente se pretendiese forjar el acero más irreductible, y como si las personas, en vez de seres sensibles, fuesen yunques de fragua capaces de aguantarlo todo.


Por si no hubiese sido un golpe suficientemente fuerte la desaparición de un niño de ocho años, capaz de conquistar al mundo con su sonrisa y sus sueños de biólogo marino; como si no bastará con descubrir que las peores sospecha se habían confirmado y el pequeño Gabriel se había ido para siempre entre un cariñoso cortejo de peces multicolores; tal vez porque no bastaba con saber que el cuerpo de niño era transportado en el maletero de un coche, como un pescado todavía húmedo, por Ana Julia Quezada, la compañera sentimental de su padre; como si todo ello no fuese demasiado para conmover hasta a profesionales que, desgraciadamente, deben lidiar cada día con la muerte –algunos de los guardias civiles que detuvieron a la mujer que trasladaba el cadáver se abrazaron llorando al escuchar la palabra “afirmativo” que confirmaba la peor de sus hipótesis-, ahora se investiga si la detenida tuvo algún tipo de participación en la muerte de su propia hija, de cuatro años, que falleció tras caer desde un balcón, en Burgos.


Hay que esperar que se conozcan los resultados de la autopsia para saber cómo murió Gabriel y descubrir pistas sobre quién lo mató. Hay que esperar y, después de tantos y tan tremendos golpes, no resulta descabellado esperarse lo peor.


Las sinrazones del porqué lo mató sólo podrá darlas quien le asestó el golpe mortal al ‘pescaíto’; un ‘pececillo’ que, en doce días de ausencia, se abrió un hueco en el corazón de millones de personas.


Todo está pendiente de esa autopsia que amenaza con seguir golpeándonos a todos tanto en las tripas como en el asombro y que, al cerrar el caso de la desaparición, muerte y hallazgo de Gabriel en Almería, si es que lo cierra, puede abrirnos las puertas de otra muerte infantil en Burgos.


Si Ana Julia Quezada sabía que Gabriel estaba muerto, quizá desde el día de su desaparición, ¿cómo pudo mantenerse serena ante la madre del pequeño, ante la Guardia Civil y ante todo el mundo durante doce días?


Vivimos a golpes, pues son muchos los golpes que nos da la vida, y se dice que un solo golpe es la muerte, pero no siempre es así. Hay veces, como en el caso de Gabriel Cruz, que en paz descanse rodeado para siempre del cariño de todos, que la muerte da muchos golpes, muchos.


(Vigésimo sexto artículo escrito para extremadura7dias.com,
publicado el 12 de marzo del año 2018.)