lunes, 26 de octubre de 1998


Tres tintos

José Joaquín Rodríguez Lara


Afirmar que el vino está de moda sería negarle su condición de clásico, pero habría que estar borracho para no ver que cada día interesa más. Las catas, las ferias, las publicaciones -este diario (Hoy) acaba de ampliar su oferta con un coleccionable semanal-, las tiendas especializadas y los anaqueles de los 'híper' muestran bien a las claras que el mercado del vino está creciendo. En cantidad y, sobre todo, en calidad. Al nuevo aficionado le interesa tanto el sabor como sus circunstancias.

Extremadura, que ha bebido abonada a la pitarrita y a llenar la bota en el comercio o la tasca de la esquina, también parece entrar por los cauces del refinamiento vínico. Ya hay una denominación de origen -Ribera del Guadiana-, hace algún tiempo que se inició la renovación del viñedo, las bodegas apuestan por el producto bien hecho y el cliente impone su ley eligiendo la mejor relación entre calidad y precio. Del bodeguero de siempre con vino a granel y sin alternativa de recambio se ha pasado a una notable oferta de cepas, marcas y añadas. Y la tendencia hacia la ampliación de las estanterías parece, además, clara.

Esto no debería significar la desaparición de antiguas viñas y de los entrañables vinos de toda la vida, sino su conservación e incluso su mejora. Al contrario de lo que ocurre con otras bebidas, con un carácter más industrialmente homogéneo, el vino es una puerta entreabierta a la curiosidad. Entre dos marcas de ginebra, por ejemplo, hay siempre diferencias, pero nunca tantas como entre dos vinos; incluso cuando son varietales, de la misma añada y aún de vindueños cercanos. Por esto es de bien nacidos conservar el caldo de la tierra propia, sin renunciar a mejorarlo. Los vitivinicultores lo saben; los expertos lo ven.

"Sin duda, a partir de este momento hay que contar con los vinos extremeños", se afirma en la 'Guía Peñín de los Vinos de España.1999'. Esta guía incluye por primera vez en sus páginas la denominación de origen Ribera del Guadiana, en la que sitúa como mejores vinos del momento, empatados a puntos, tres tintos: Blasón del Turra, de 1997, De Paiva, crianza, de 1994 y Orgullo de Barros, de 1997.

¿Que sólo es la opinión de un autor? No lo crea. Es algo más. También es una buena excusa para comprobar si el autor acierta o se equivoca. ¡Salud!


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