sábado, 4 de junio de 2011


El ex, el es y el no es

José Joaquín Rodríguez Lara


TODO el mundo debería tener derecho a 15 minutos de gloria». Lo dijo Andy Warhol, el artista que pintaba latas de sopa para mostrar la esencia del pueblo norteamericano. Andy se quedó corto. En vez de «gloria» tendría que haber dicho 'poder', 'poder presidencial'. ¿Qué será eso, madre? No lo sé, pero debe de ser algo grandioso, descomunal. Como el mordisco de un vampiro. Contagioso e incurable. Si cada persona fuese presidente al menos 15 minutos, con sus despachos, sus secretarias y secretarios y jefes de gabinetes y recuas de altos y de bajos y de medianos cargos, con sus escoltas, sus coches oficiales, sus reverencias, sus sueldazos públicos, sus reuniones y sus adulaciones y sus ensoñaciones al más alto nivel, todos seríamos mejores personas, ciudadanos más honestos y, sobre todo, comprenderíamos muchísimo mejor a nuestros políticos. Entenderíamos, por fin, sus hemorragias de orgullo y de soberbia y de incoherencia y de soledad, y votaríamos con el temor y la osadía del que lanza el penalti decisivo en la final soñada. Como lo más parecido a esos 15 minutos de gloria es cantar en Eurovisión, y canta quien canta, resulta difícil meterse en la piel de los que han gozado o gozan o están a punto de gozar de la gloria presidencial. Los políticos son unos incomprendidos. ¡La incomprensión, al poder!

Juan Carlos Rodríguez Ibarra (del PSOE barroco), que durante más de 24 años gobernó Extremadura con el poder de un virrey y abdicó como y cuando quiso, convertido en 'reina madre' hasta el final de sus días, se siente desaprovechado como ex y aprovecha las informaciones periodísticas sobre lo que nos gastamos en mantener su estatus de ex para arremeter contra la Asamblea, por no defenderle, y contra la Junta, que le caía a mano, y contra IU, que pasaba por allí, y contra Alemania, por los pepinos. Ibarra sigue en forma. Afirma que la Asamblea y la Junta (Ramón y Guillermo) «o no han sabido o no han querido» aprovechar su esfuerzo como ex. Arguye que él, como ex, puede hacerlo mejor que Calderón, el de la NBA, como titular. Desde luego, para no jugar ni 'los minutos de la basura', Ibarra es un fichaje caro. Así que renuncia al 'ex estatus' porque no le «resulta rentable». ¡Rentable a él! Se va del despacho y sólo volverá si se lo piden. «¿Se puede dimitir del cargo de ex?». Sí, volviendo. «Pero eso pondría a IU en los brazos del PP». No importa, Ibarra ya la ha puesto.

Guillermo Fernández Vara (del PSOE minimalista) dijo tras la debacle electoral socialista que algunos «compañeros» deben dar un paso atrás, y añadió que estaba recogiendo el despacho y tenía en la mano la solicitud de reingreso en su plaza de forense. Los votantes le piden paso y parecía que, como buen conductor, Vara facilitaría el adelantamiento. Pues no. Todo lo contrario. Acelera. Está dispuesto 'a tapar la calle, que no pase nadie', con la ayuda 'impagable' de la izquierda pobre. Al parecer, al PSOE no le conviene parar para repostar. Que se regenere quien lo necesite.

José Antonio Monago Terraza (del PP azul imperial o de Rajoy) sigue eufórico. Le han dicho tantas veces presidente durante la campaña electoral que se lo ha creído. Tiene más derecho y más posibilidades que nadie para serlo, pues hasta Ibarra le apoya, pero no le será fácil: primero debe elegirle la Asamblea y, después, aceptarle la calle. Ardua tarea para quien malvende el cargo afirmando que no acepta como presidente a Vara, que lo ha sido, lo es y, como se empeñe Monago, lo será.

Y en este reparto de primeros actores, por orden de aparición ante el micrófono, ¿dónde está Escobar? Pedro Escobar Muñoz (de IU cerrajera), está en el limbo. Ni ex, ni es, ni no es, ni sabe si tendrá bici oficial o será embajador de la Santa Indignación ante la Asamblea.

La política es una guerra. Desde luego que sí, y «la guerra es un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos de los generales». La frase no es de George Clemanceau (1841-1929), sino de una indignada -la de rastas y camiseta negra, esa misma-, atrincherada frente a la Delegación del Gobierno, en Badajoz, que dijo ayer: 'La política es un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos de los políticos'.

¡Presidenta!, ¡presidenta!, ¡presidenta!

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