viernes, 30 de noviembre de 2012


A María Antonia la quieren expulsar

José Joaquín Rodríguez Lara


Las Juventudes Socialistas de Extremadura han iniciado una campaña para que María Antonia Trujillo Rincón, exconsejera de Ibarra y exministra de Zapatero, sea expulsada lo antes posible del PSOE por haber realizado comentarios que la juventud del partido considera impropios de alguien socialista. A María Antonia Trujillo (natural de Peraleda del Zaucejo, provincia de Badajoz) se le acusa por opinar, algo que es un derecho en cualquier democracia, pero que puede ser un delito, y de los gordos, en cualquier partido político español.

No le tengo afecto, ni mucho ni poco ni ninguno, a la exconsejera y exministra extremeña; ni como persona ni como política. Tampoco me entusiasma como escribe, ni lo que dice. Cada vez que me acuerdo de la guapísima Sofía Mazagatos, que fue miss España, y de su impagable “me gustan los toreros que están en el candelabro”, se me vienen a la cabeza las soluciones habitacionales y las viviendas de 25 metros cuadrados made in Trujillo. Un agobio insufrible. María Antonia siempre será para mí la ministra de los minipisos, lo que, créame, es un elogio que le hago a la ex, comparado con lo que dicen de ella algunos de sus conmilitantes y hasta excolaboradores que la consideran mala malísima de la muerte.

Esas microviviendas trujillanas y el conjunto de su trayectoria pública constituyen, en mi opinión, un motivo más que suficiente para que el PSOE hubiese sancionado a María Antonia Trujillo cuando estaba en el cargo. En cualquiera de ellos. E incluso justificaría el que ahora se enjuiciase de forma crítica su actuación.

No fue ni es así, porque entonces a María Antonia la arropaban los paraguas de Ibarra y de Zapatero, así que la acusada podía hablar de minipisos sin cortapisas habitacionales. Ahora no, ahora no necesita tropezar para caer, pues hay muchas personas en el PSOE, desde jóvenes a preabueletes, dispuestas a empujarla por el barranco del descrédito.

Para esas personas, María Antonia Trujillo “no demuestra tener ni un mínimo de conciencia o sensibilidad social, lo cual es inaceptable cuando se lleva el carné socialista en el bolsillo". ¿Y cómo no lo demuestra María Antonia? ¿Metiendo la mano en la caja? No. que se sepa. ¿Haciéndose inexplicablemente rica? No, que se vea. ¿Cobrando comisiones? No, que conste. ¿Estafando con los ERE? No, que se diga. María Antonia, la ministra de los minipisos, demuestra su falta de conciencia y su insensibilidad social, opinando; es decir, haciendo uso de un derecho democrático que su partido no le reconoce. Ella es así, un caso perdido de maldad antisocialista.

En un partido político, en cualquiera de ellos, se odia más al discrepante que al delincuente. Y, además, no se suele distinguir entre la discrepancia, opinar de forma distinta a los demás, y la disidencia, que además de discrepar tiende a hacer de su capa un sayo.

Cuando se publicó el vídeo masturbatorio de Olvido Hormigos, socialista y concejal de Los Yébenes (Toledo), vídeo que la edil toledana dice que grabó para su marido, aunque quien lo recibió fue un amigo de Olvido y el alcalde, María Antonia Trujillo afirmó en Twitter: «Creo que la concejala socialista de Yébenes debe dimitir Si no sabes administrar tu vida privada ¿Cómo vas a administrar la pública?». El comentario de María Antonia me pareció improcedente, y lo dije entonces, pero nunca imaginé que podría dar lugar a una expulsión trufada con deshonores propios de una degradación cuartelera.

Cuando al PSOE y al resto de la oposición política, agarrándose por los pelos a los casos de suicidio, le entraron las prisas para frenar los desahucios, pretendiendo cambiar en una tarde cinco leyes, a pesar de que durante 22 años de gobierno (14 + 8) no solo no lo había hecho, sino que Carme Chacón, siendo ministra de Vivienda, anunció a finales del año 2007 que en Madrid se abrirían 6 juzgados, 6, para agilizar los desahucios, María Antonia Trujillo dijo en Twitter: "El que tenga deudas que las pague". Fue la suya una afirmación no solo gravísima, como se ve, sino que debe de ser contraria a la doctrina socialista y por eso no la entienden en el PSOE. 

Opiniones de este tipo pueden resultar chocantes en un momento en el que medio país tiene problemas hipotecarios, pero ni enriquecen a los banqueros ni son delito ni hacen aumentar los desahucios ni por supuesto multiplican los suicidios, cuyo origen no está ni en las hipotecas, ni en los desengaños amorosos, ni en la violencia machista, sino solo en la cabeza de algunas personas.

Pero lo más grave que ha hecho María Antonia Trujillo, lo que no tiene perdón del Altísimo, es haber atacado al abuelo de las juventudes socialistas. Pedir la dimisión de Alfredo Pérez Rubalcaba, y pedirla públicamente, como ha hecho María Antonia, son palabras mayores. Hay cosas que no se le pueden consentir ni a la María ni a la Antonia ni tampoco a la Trujillo. Ni la Constitución, ni la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ni la democracia, ni la libertad, ni gaitas, la pensión y la tranquilidad del abuelo Alfredo están por encima de todo.

Así que a María Antonia Trujillo la quieren expulsar del PSOE y, salvo que se produzca un estallido de lucidez, la expulsarán; la echarán por manifestar opiniones contrarias a la moral socialista y a la unidad del partido. Tiene suerte la exministra. En tiempos de Franco la hubiesen fusilado, y en la Edad Media, la Santa Inquisición o su rama juvenil la quemarían en la plaza pública, por bruja. Ahora simplemente la expulsarán del PSOE por discrepar, aunque alguien se quedará con las ganas de atarla a una farola, tirar de megáfono y avisar a los desahuciados sin fronteras.


No hay comentarios:

Publicar un comentario