lunes, 26 de noviembre de 2012


Gambito (19)


No saben de ti mis brazos
ni mi lecho ni mi boca,
ni tu mirada me toca
ni huyo de sus zarpazos.

Nunca nos ataron lazos
ni nos separó la roca
ni hubo mucha ni poca
razón para tus rechazos.

Te conocieron mis ojos,
mi corazón, por oídas,
desabrochó sus cerrojos

y me robaste las bridas.
¿De qué sirven los arrojos
si se pierden las partidas?


(De mi poemario 'La ausencia que te nombra')



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