martes, 4 de diciembre de 2012

El corazón en la vereda (7)



Llegó la primavera presurosa,
plena de alegrías y de flores,
pintando en el aire los amores
de la luz, del color y de la rosa.

Llegó, al fin, y se fue con sus prisas
si llegar a mudarse de vestido,
dejando al estío convencido
de que cociera pan y no sonrisas.

Duerme el verano en el granero
y viste su gala la otoñada
de castaño, parra y membrillero,

de bellota, nuez, piñón y granada,
que se acerca ya el lastimero
del zurrón huero y la fe quebrada.


(De mi poemario ‘La ausencia que te nombra’)


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