martes, 22 de enero de 2013

Los hermanos Marx atrancados en la puerta


José Joaquín Rodríguez Lara


En Extremadura hay personas sin familia que lo están pasando muy mal, pero hay muchas más familias con personas que lo están pasando incluso peor; personas que malviven porque carecen de lo básico para poder vivir; seres humanos que necesitan ayuda urgente. El Gobierno de Extremadura y los partidos políticos con representación en el Parlamento extremeño, las centrales sindicales mayoritarias -que están, a la vez, fuera y dentro de la Asamblea de Extremadura- y otras organizaciones sociales quieren ayudar a esas personas necesitadas, desean que tengan al menos lo imprescindible para poder vivir dignamente, pretenden que la administración regional les proporcione una renta básica.

Si hay tantas bocas y tantas manos que apoyan la implantación de la anhelada renta básica, ¿por qué no se tramita y se aprueba la ley que debe ponerla en marcha? Porque todos quieren ser los primeros en sacar a bailar a la renta, la heroína pobre de la crisis. Aunque estoy firmemente convencido de que no es así, dan la impresión de que les importa muchísimo más poner su firma en la renta que poner la renta a disposición de quienes la necesitan para vivir.

Ya en el año 2008, el Partido Socialista, que ha gobernado Extremadura durante tres décadas con un poder desbordante, se comprometió con los sindicatos a poner en marcha la renta básica. Pero no la puso -ni en el 2008, ni en el 2009, ni tampoco en el 2010- a pesar de que tenía mayoría absoluta y ya había una crisis que Zapatero no veía. Hace unos meses le entraron las prisas y el PSOE presentó en la Asamblea de Extremadura una proposición de ley que, según el líder de los socialistas extremeños, está retenida en la cámara legislativa regional. En realidad, la proposición ha sido calificada por la Mesa del Parlamento, ha sido publicada en el Boletín Oficial de la Asamblea y se le ha trasladado al Gobierno de José Antonio Monago para que diga si la acepta o no. Parece que no hay tal retención. El visto bueno de la Junta es imprescindible cuando se presenta una proposición de ley, pues quien gestiona el Presupuesto es el Gobierno, no el Parlamento, y la renta básica es, fundamentalmente, gasto. Y no poco. En febrero concluye el plazo para que el Gobierno se pronuncie sobre la proposición.

Hace unos días, el Ejecutivo de Monago desveló su borrador de proyecto de ley para poner en marcha la renta básica. Se lo presentó en primer lugar a Izquierda Unida, formación con la que antes de la sesión de investidura del presidente había llegado a un acuerdo que incluía entre otros compromisos, poner en marcha la ansiada renta. IU se había ganado con creces el derecho a la primicia. Desde ese día, la Junta le ha presentado el texto  a tirios y troyanos. Dicen que entre el borrador de la Junta y la proposición del PSOE hay muy pocas diferencias.

Groucho, Harpo y Chico Marx contemplan a la renta básica.
Entonces, ¿por qué no se tramita la ley en la Asamblea? Porque el baile de la renta básica se parece cada vez más a una película de los hermanos Marx. IU le abrió la puerta a la renta básica en el acuerdo de investidura con el PP y los socialistas y los populares están atrancados en la puerta de la aprobación queriendo ser los primeros en pasar por ella. Si hay una proposición de ley (la del PSOE) a la espera de tramitación parlamentaria, no se puede aprobar un proyecto de ley (el del Gobierno) sobre el mismo tema. El PSOE dice estar dispuesto a retirar su propuesta, pero exige que antes el PP llegue a un acuerdo de consenso con la oposición. El grupo popular, por su parte, le pide al PSOE que retire su proposición y se sume al proyecto del Gobierno dejándole libre el paso. Y mientras tanto, la gente esperando el santo advenimiento de los euros básicos.

¿Quién tiene la llave para terminar con esta situación tan chusca? Todos. Si el Gobierno de Monago rechaza la proposición del PSOE, la iniciativa socialista decae y no se tramita como ley, con lo que el proyecto de la Junta tendría la puerta abierta. A pesar de la desidia mostrada durante años, el PSOE podría decir siempre que quiso poner en marcha con urgencia la renta básica y el PP no le dejó. Si el PSOE retira su proposición, la renta básica nunca será fruto directo de su iniciativa. Si el PP aprueba la proposición del PSOE, primero, entierra el proyecto del Gobierno, segundo, en puridad, no habrá cumplido su acuerdo con IU y, tercero, el PSOE podrá echarle a la cara a Pedro Escobar que lo que Monago le prometió en el pacto del cañizo necesitó una iniciativa socialista para convertirse en ley. Pero si Izquierda Unida se empeña, por las buenas o por las malas, puede forzar la aprobación de la renta básica, que, en cualquier caso, llevará su firma. Y con más derecho que cualquiera de los otros dos grupos.

Al final creo que habrá renta básica y, como los tres grupos apoyan su implantación, debería aprobarse por unanimidad. ¿Cuándo? Pocas semanas después de que se desatranque la puerta de salón de baile.

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