martes, 15 de julio de 2014

Opera en el Teatro Romano y, encima, extremeña


José Joaquín Rodríguez lara

Noche histórica en el Festival de Teatro Clásico de Mérida. Y precisamente en una edición, la 60, marcada por las referencias históricas, pues además de haberse alcanzado ese redondo e importante número (que uno preferiría ver escrito con caracteres romanos), LX citas con el teatro clásico, este año se conmemora el bimilenario de la muerte del fundador de Mérida, el emperador Octavio Augusto.


A esas efemérides hay que añadir que, por primera vez, se ha puesto sobre la escena del Teatro Romano de Mérida una ópera producida en Extremadura y representada por personas extremeñas o avecindadas en la región.


Fue al anochecer del día 15 de julio del año 2014, martes. La jornada había sido calurosa y las piedras del Teatro Romano volcaban sobre la noche todo el calor acumulado durante las horas de sol. Aún así, el Teatro acogió a 1.904 personas, según el director del certamen, deseosas de asistir a la representación de 'Didos y Eneas', ópera de Henry Purcell producida por el Taller de Ópera del Conservatorio Superior de Música 'Bonifacio Gil', de Badajoz.


La soprano Mariló Valsera encarna a Dido,
 reina de Cartago. (Imagen de JM Romero bajada de Internet)

Los intérpretes, tanto cantantes como integrantes del coro y de la orquesta, forman o han formado parte del alumnado del conservatorio pacense, dependiente de la Diputación de Badajoz. La dirección del espectáculo, en sus diferentes facetas, corre a cargo de personas que pertenecen al profesorado del Conservatorio Superior de Música 'Bonifacio Gil', de Badajoz.


Si ya resulta bastante complicado poner en marcha cada año un festival como el de Mérida que, al contrario de lo que ocurre con otros certámenes teatrales, no puede acudir al mercado para seleccionar entre lo bueno lo mejor, pues ese mercado es reducidísimo o no existe, llevar a la escena del Romano una ópera y que ese montaje sea extremeño y esté interpretado por alumnos de un conservatorio de la región, no es que sea difícil, es que entra en el ámbito de lo milagroso.


La inclusión de la ópera 'Dido y Eneas' en el programa del 60 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida tiene un mérito enorme y es de justicia reconocérselo, tanto a los alumnos y profesores que la ponen en escena, como al Conservatorio que la produce y, por supuesto, al director del Festival, Jesús Cimarro, y a la consejera de Educación y Cultura, Trinidad Nogales, que desde el primer momento han contado con las compañías extremeñas y no solamente no cejan en su empeño, sino que apuestan por el más difícil todavía: y ahora, opera extremeña. Y, encima, representada por estudiantes.


La orquesta y el coro de 'Dido y Eneas' ensayando la ópera.
 (Imagen de JM Romero bajada de Internet)

El montaje de la ópera 'Dido y Eneas' es un espectáculo más que digno. Quizá le restó un poco de expectación el hecho de que ya se hubiese estrenado en el Teatro López de Ayala, de Badajoz, pero, aún así, casi 2.000 espectadores es una taquilla más que notable. El hecho de que lo pongan en escena alumnos y profesores, en vez de divas y divos del bel canto, no debe hacernos valorar con condescendencia o altanería el espectáculo. No lo interpretan profesionales de la ópera, pero quienes lo interpretan lo hacen en un festival que es un referente cultural en toda España. A Mariló Valsera, a Gloria Pérez, a Manuel Damián Domínguez, a María Jesús Delgado López (estupenda su dirección escénica, especialmente con el coro), a Jorge Almansa y a Germán García, por citar a algunas de las personas que han hecho posible la representación de 'Dido y Eneas' no le han regalado un espacio en el programa de mano del Festival por ser extremeños. Se lo han ganado a pulso, con su interés, con su trabajo, con su calidad.


No es la primera vez que los estudiantes y el profesorado ocupan plaza de profesionales en el Festival de Mérida. En el verano de 1982, el catedrático Francisco Rodríguez Adrados, estudioso de los clásicos, helenista y filólogo de renombre, además de persona influyente en el círculo de organización del certamen emeritense, consideró necesario enseñarnos a todos como debe representarse el teatro griego y para ello trajo al Romano 'La asamblea de las mujeres', de Aristófanes, con la dirección del extremeño Manuel Canseco. Aquella obra, promovida por un profesor tan purista como Rodríguez Adrados, la pusieron en escena estudiantes y no lo hicieron mal, aunque tampoco mejor que quienes intervienen en 'Didos y Eneas', que han entrado en la historia del Festival con una ópera montada en Extremadura.



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