viernes, 7 de noviembre de 2014

Pasión escrita


José Joaquín Rodríguez Lara


Lo nuestro estaba escrito. Era un libro abierto. Se podía leer de arriba a abajo, de abajo a arriba y de atrás hacia adelante. También desde delante hacia atrás, pero así era menos entretenido. Y no importaba saltarse páginas ni capítulos enteros, pues todo se entendía y se disfrutaba. Pasé tanto tiempo leyendo y releyendo aquellas frases rotundas, aquellos pensamientos extraordinarios, que temí caer en el pozo sin fondo de la lectura compulsiva y no ver nunca más la televisión ni volver a mirar el móvil. Enloquecí. Eso fue lo que me ocurrió. Perdí el sentido de la realidad. Me desquicié. Se me llenó la cabeza de tinta. Menos mal que un día encontré bajo su talón el código de rayas. Tatuado. Era el precio. Fue lo último que supe de ella, de aquella pasión escrita.







(Fotografía publicada por http://leondelahoz.com)

 

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