domingo, 20 de noviembre de 2016


Algo tienen los pobres que a los ricos les falta




José Joaquín Rodríguez Lara


Admiro a Charles Darwin y creo que acertó con sus teorías sobre la especiación y sobre la evolución de las especies. Estoy tan convencido de que el genio británico tiene razón, que me resulta difícil comprender el porqué cada día hay más pobres.

El mecanismo darwiniano de la selección de las especies juega en contra de los débiles, pero al contrario de lo que cabría esperar, no acaba con la pobreza. El economista británico Thomas Malthus, como lumbrera que fue de la economía, predijo la extinción de los pobres por falta de comida, pero se ve que la cosa va para largo. Falta comida, sí, pero cada día hay más muertos de hambre ¡en este mundo!

Peor alimentada, peor vestida, peor medicada, peor formada, peor descansada, peor organizada... ¿Qué tienen los genes de la gente pobre para multiplicarse a mayor velocidad que los de la gente rica? La expansión de la pobreza no puede explicarse exclusivamente por el hecho de que los pobres tengan más y mejor capacidad que los ricos para adaptarse a las dificultades y superarlas. Debe de haber algo más, pues resulta menos raro pasar de pobre a rico que de rico a pobre.

En buena lógica, los pobres no es que deberíamos de estar en la lista roja de las especies en peligro de extinción, es que deberíamos de habernos extinguido hace mucho tiempo. Pero no es así.

Cada día hay más pobres, a pesar de que la vida, el medio en el que nos desenvolvemos, nos machaca de modo implacable, y cada vez hay pobres de más pelajes. En este aspecto, el mecanismo de la especiación, descubierto por Darwin, funciona como un reloj suizo fabricado para ricos amantes de los relojes. Que yo recuerde, los únicos pobres que han desaparecido durante los últimos años son los mendigos españoles, que han sido barridos de las esquinas y de las puertas de los supermercados por los mendigos rumanos, muchísimo mejor organizados, más agresivos y mucho más resistentes. Ya había pasado antes con los neardentales y dicen que algo parecido ocurrió con los cangrejos de río.

En el puchero en el que hierve la humanidad, las especies vienen y van, pero los ricos siempre están arriba. Son la espuma de la sociedad.


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